𝟎𝟎𝟕

19 2 0
                                    

𝐂𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐥𝐚 𝐥𝐥𝐮𝐯𝐢𝐚 𝐩𝐚𝐬𝐞

╔═══════════════╗
╚═══════════════╝

Serían las tres de la mañana cuando me desperté de un susto, temblando cada parte de mi cuerpo. Me había quedado acurrucada en el sofá, con una manta encima que no recordaba haberme puesto. Miré la lluvia sin dejar de caer, golpeaba contra el cristal de tal manera, que podría romperlo en pedazos. Eran esas lluvias que aparecían en esas temporadas del año. Me estiré un poco, oculta debajo de la manta pero algo más tranquila. Me relajaba mirarla, cuando era pequeña, mi padre se quedaba durmiendo a mi lado mientras se despejaba. Eran buenos tiempos. 

Un rayo cayó de golpe, iluminando la ciudad. Después otro. Quería intentar dormirme, volver a mi sueño cuando escuché algo romperse. Venía de la habitación de Heeseung. Me sentía curiosa, ¿Estaba bien si me acercaba a ver como se encontraba? No, no debía. No era de mi incumbencia. Volví así a taparme hacía el otro lado, obviando la lluvia que se cernía detrás de mí. Entonces escuché sollozos, preocupándome de verdad. Me levanté arrastrando los pies, poniendo la oreja en la puerta y seguir escuchando: estaba llorando. No sabía si era el momento o sí debía dejar que pasara, hacer como sí nada. Pero yo nunca había sido de esa manera, me sentía incapaz de ver sufrir a alguien. 

La única persona que merecía sufrimiento era yo. 

Di varios golpes a la puerta, llamando su atención cuando se escuchó resorber los mocos. 

— ¿Nara?¿Qué-qué haces despierta? — estaba intentando recomponerse desde el otro lado. 

— La lluvia me ha despertado de golpe. — Apoyé mi mano en la puerta, acercando mi oído lo máximo posible. — ¿Estás bien? Antes he escuchado algo...

— Estoy bien. — Sonó como si se levantara de la cama. — No te preocupes. 

No dije nada más, alejándome de la puerta para volver al sofá, mirando las gotas caer. Me abracé a mis rodillas, cerrando los ojos y volviendo a recordar las noches con Sunghoon. En las tormentas, siempre dormía conmigo. Me hacía la miedosa, decía que me daban pánico y lo obligaba a quedarse abrazado a mí hasta dormirnos. Suspiré, pero de una forma diferente, era un recuerdo de felicidad. Escuché la puerta abrirse, dirigiendo mi atención a la persona que salía de la habitación. Heeseung andaba rascándose el cuello, volviendo al mismo asiento del sillón que hace unos horas habíamos estado hablando. No dijo nada, simplemente se sentó apoyando sus codos en sus rodillas. 

— ¿Te gustan las tormentas? — Asentí a su pregunta. — A mi también, a veces. lo único que no soporto son los rayos... — Su voz tembló, echando su pelo hacia atrás. 

— Sunghoon decía que los rayos o unían, o destruían personas. — Sentí su mirada en mi. — Emocionablemente, puede dar a entender que la vida quiere separarte de alguien, o dar en el momento adecuado para empezar algo nuevo.

— ¿Era muy espiritual? 

— Más bien tranquilo. — Los recuerdos me llegaban como esos rayos. — Nunca lo vi pelearse con nadie, ni rebatir en su contra. — Nunca hasta ese día. —  Él solo aceptaba lo que había o lo que podría pasar, por que ese era el ciclo de la vida. 

Nos quedamos en silencio unos minutos, reflexionando en aquellas palabras. Estiró su espalda, apoyándose en el respaldo para seguir mirando los ventanales que cubrían la pared entera. 

— Quedan pocas horas para que entre a trabajar. — Me sentó igual que un jarro de agua fría. —  Y tu volverás a tus sesiones. Jake debe estar preocupado. — Vi como se levantaba, quedándose allí plantado. Mis mejillas se tornaron de rosa al escuchar su nombre. — ¿Te gusta? 

Broken GlassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora