el niño

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Este capítulo puede tener contenido NO APTO para todos los lectores.

El brillo de los rallos del sol atravesaba las densas nubes del rojizo amanecer, el sol acariciando las praderas cubiertas de flores de diversos colores. Ciervos pastando con tranquilidad, berrendos tomando agua de un pequeño río el cual desembocaba en una cascada, uniéndose a un gran río el cual conectaba al mar.

Dos montañas separadas eran unidas por un gran y largo puente ferroviario, una carroza tirada por varios caballos atravesaba un pequeño camino, donde el agua era lo suficiente baja para que los caballos pasaran con seguridad, el conductor guiaba a los caballos tirando de sus riendas, el camino tenia a los costados grandes rocas que podían dañar el carruaje y sus ruedas, no muy lejos del carro le seguían varios jinetes, estos cargaban sobre sus hombros rifles de largo alcancé, otros portaban escopetas de largo cañón. Las armas de corto alcance en sus cartucheras brillaban contra el agua cristalina del rio.

— ¡Mamá mira los peces, son salmones y mojarras! —

Un pequeño de no más de ocho años asomaba parte de su cuerpo por la ventanilla del carruaje, sonriente mirando con asombro los desconocidos y bellos paisajes que sus ojos pueden admirar a tan corta edad.

— Es un niño lleno de energía madame. — Una de los jinetes vestida con una larga gabardina negra de piel y jeans azules. Sonreía mirando al niño lleno de alegría.

— Con demasiada energía diría yo. — La madre del pequeño limpiaba el sudor de su frente con un pañuelo blanco. — Este calor esta matándome. — Se quejo molesta mirando el sol en su punto mas alto.

Uno de los jinetes chisto al escuchar las quejas de la mujer. — Y nosotros estamos disfrutando de mangos en Tahití. — Dijo el jinete mas viejo de todos sosteniendo un cigarro con sus labios, destacaba por su parche en el ojo y solo llevar su confiable escopeta y su pequeño Tomahawk. — En ese lugar deben haber mujeres muy hermosas. — Otro mas se unió a la conversación, el mas joven de todos, con una gran sonrisa. — Ya nos merecemos unas grandes mujeres. — Jugaba con sus manos frente a el mirando a su compañero de a lado. — ¿No lo crees?. — Imito con sus manos lo que su morbosidad quería decir. El y su compañero reían.

— Les pago por disparar, no por pensar con la verga par de idiotas.— La mujer miro a sus compañeros, en su rostro se notaba su molestia hacia el mas joven.

— Mary Beth siempre tan gruñona. — Murmullo a su compañero quien asintió ocultando su sonrisa mirando a uno de sus compañeros acercarse.

— Pensé que eran los mejores pistoleros no un par de adolescentes cachondos... — Uno de los jinetes había parado su trote acercándose al mas joven y su compañero.

— ¿Nunca pensaste en tomar una mujer o dos a todo pueblo que paramos Tom Gun?. — El chico presiono con sus espuelas los costados de su caballo trotando junto al hombre.

— No quiero contagiarme de algo Sean. Tengo hijos que cuidar, atentos o les descontare su sueldo. — Tiro de las riendas trotando detrás de su compañera.

— Recuérdame nunca llegar a ser tan viejo. — Miro a su compañero comenzando un trote mas rápido.

El pequeño camino hacia el otro lado de la carroza asomándose por la ventanilla un suspiro se hizo presente. El niño fue jalado dentro de la carroza, el sonido de su padre aclarándose la garganta hizo que el pequeño bajara la cabeza, sus ojos se encontraron con los de el, sabia lo que esos ojos querían decir, suficiente juego por hoy.

— Déjalo ser mi amor, es solo un niño. — Peinaba con su mano el cabello rojo de su hijo, sonriendo a su pequeño el cual miraba por la ventana asombrado.

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