Elhokar se encontraba en los pasillos del gran castillo de Kholinar, pensativo.
<<Tormentas, Tormentas, Tormentas!>> -pensó- <<No me puedo creer que padre de verdad quiera casarme con esa harpia. De verdad necesito tener una reina? Soy Elhokar Kholin, por condenación y los diez heraldos, no necesito ninguna mujer que...>> -se detuvo en seco.
<<No... No, claro que la necesitas. Pero no es ella, verdad? Toda esa actitud... No es más que una gran mentira que llevas tejiendo desde hace años. Claro que necesitas a una mujer. Pero es...>>
Escuchó gritos.
La voz de su hermana Jasnah se oía desde su posición. Salió corriendo, atravesando cada pasillo del tormentoso castillo mientras una nube de bruma se formaba entre sus dedos. Su hoja esquirlada se formó de pronto al atravesar la puerta de la habitación.
- Jasn...! -ahí estaba. Si hermana estaba bien pero... De espaldas? -Jasnah? Estas bien?
- Elhokar eres tu? Condenación menos mal que estás aquí. -la voz de Jasnah sonaba taponada, como dentro de una lata- Me he quedado atrapada en el fabrial lava ropa de madre. Por favor, ayudame a salir de aquí!
Por los ojos de Ash... Ese cuerpo escupido por los mismísimos heraldos. Elhokar no podía dejar de mirar la perfecta figura de su hermana, que incluso con sus dieciséis años de edad ya rivalizaba con alguna mujer de veinte que intentaba pedir casamiento con Elhokar.
- Y-yo...
- Elhokar? A qué esperas? A qué el fabrial se transforme sólo en humo o algo por el estilo? Sácame de aquí!
Jasnah sabía bien lo que estaba pasando. <<Ese tormentoso hermano mío... Como se atreve a mirarme en esta situación>> -pensó. Pero aún así, se sonrojo.
Elhokar reacciono, aún ruborizado y puso sus manos sobre la cadera de Jasnah para ayudarle a salir. Las manos de ese príncipe eran tan firmes, tan vigorosas incluso a su temprana edad...
Elhokar tras un par de tirones, consiguió sacar a Jasnah del interior del fabrial lava ropa, haciendo que esta cayese hacia atrás sobre Elhokar. Los dos tumbados en el frío suelo. Y aún así... Que cálido se sentía.
- Ja-Jasnah. Yo... -dijo ruborizado.
- Callate, quieres? Condenación hombre, no puedes controlarte ni un poco? -la cadera de Elhokar, donde estaba sentada Jasnah, se sentía...
-Lo-lo siento, ya me voy-
-No! -dijo Jasnah agarrando con firmeza sus muñecas- No. Quedate. He oído los rumores. Padre quiere juntarte con esa noble. Esa tormentosa mujer con lengua de serpiente...
- Si... -respondió apenado- pero sabes que no quiero hacerlo. No voy a hacerlo.
- TIENES que hacerlo. Lo sabes. Es por el bien de...
- A la mierda con el bien de nuestra familia! -grito Elhokar- Jasnah, sabes bien como me siento. Como te sientes tu. Tormentas, te quiero a ti, no a esa mujer.
- Yo... -el pecho de Jasnah retumbaba- Lo se. Es algo que no podemos ocultar más.
Por un momento, algo tomó el control sobre Jasnah. Algo que le arrebato todo el meticuloso cálculo y frialdad que le definía. Y dejó sólo... A una mujer.
- Me quieres a mí? Bien, pues vas a tenerme con todo lo que conlleva. Y créeme que vas a arrepentirte.
Pronto, las ropas de ambos decoraron el sueño como si fueran una alfombra más en los largos pasillos. Jasnah y Elhokar se habían fundido en uno, en una sensación, en un solo sentimiento.
Elhokar aún tenía cara asustadiza.- Y bien? No era esto lo que querías? Condenación Elhokar parece como si alguien te hubiese atravesado la cara con una lanza y solo hubiese dejado un rostro patético -dijo sonriendo con todo de superioridad.
Elhokar gimio una última vez ante los movimientos de cadera de esa mujer. Tormentas, que le pasaba? Era como si hubiese nacido para algo así. Los gritos ahogados de ambos se escucharon por toda la sala. Fundiéndose en uno solo.
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Un amor de Reyes
RomansaUn amor de Reyes trae la historia de Elhokar y Jasnah Kholin, quienes entienden que los sentimientos que afloran en cada uno son capaces de superar y romper cualquier vínculo fraternal.