Casualidades | Minsung

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La inexperiencia que Jisung tiene en prácticamente todos los temas que tengan que ver con las relaciones sociales, le están pasando factura a sus buenos veinte años.

Acaba de enterarse, porque literalmente está plasmado en su cara, que Changbin se había liado a puñetazos la noche de la fiesta a causa de que algún 'gilipollas', como lo habían nombrado el resto, había besado a Felix a la fuerza.

Su cara muestra toda la estupefacción que está sintiendo en ese instante, porque no puede mantener su boca cerrada ni por un solo segundo.

La brillante sonrisa que siempre porta el rubio de pecas no existe, la cara de Changbin está magullada y violeta a causa de los golpes, y el humor general está por los suelos. No es que Jisung pudiese estar dando saltos de alegría, pero el sentimiento tras aquella fiesta no era del todo...malo.

En su mente, mientras procesa todo lo ocurrido masticando el 'desayuno' que no le dio tiempo a comer esa mañana, se pregunta cuál es el motivo que empuja a la gente a obligar a otra a hacer algo que no quiere. No es capaz de entender que hay de difícil en aceptar un no por respuesta.

Pero entonces una bombilla se le ilumina en su cabeza. Quizás la gran dosis de azúcar que está recibiendo su cerebro en esos momentos le está ayudando a atacar cabos, o simplemente la relación es demasiado evidente.

«¿A Changbin le gusta Felix?»

Y para Jisung no tiene nada de malo, siempre ha respetado los gustos de los demás, nunca le ha interesado lo más mínimo meterse en esos berenjenales desde que fue consciente que cada uno podía elegir lo que quisiera. Supone que su nula atracción por nadie en general a lo largo de toda su vida, lo mantiene en ese terreno inhóspito de la indiferencia.

Pero le resulta curioso, le provoca en él una naciente curiosidad que quiere saciar. ¿Qué se siente cuando te gusta alguien? ¿Cómo lo sabes? ¿Cómo lo gestionas? ¿Cómo actúas?

Las películas que ha visto a lo largo de toda su vida siempre han mostrado que ese tipo de sentimientos nacen de repente, en un momento cualquiera cuando conoces a alguien. Que el corazón se acelera, que los nervios invaden por completo las acciones y no sabes cómo actuar, que quieres estar siempre cerca, tocarle, abrazarle o que siempre terminas buscándole con la mirada.

«¿Q-qué?»

De pronto siente su propio pulso acelerarse, siente como un torrente de vibraciones corren por sus venas y un escalofrío le atraviesa la espalda. Deja de masticar, deja de comer el rico pastel de fresas del que solo queda un bocado. Sus ojos entonces buscan otros, buscan aquellos que lleva todo ese tiempo obligándose a dejar de mirar. Y se los encuentra. Se los encuentra observándole de vuelta.

«No...no. Nonono. No puede ser. No. No puede ser.»

Se levanta de su asiento, está en medio de I.N y Seungmin, que lo miran con el ceño fruncido ante sus repentinos movimientos. Él tan solo pide permiso para salir, porque no puede estar ni por un segundo más allí.

Su corazón continúa bombeando sin cesar, sus ideas están confusas, pero todas se centran en lo mismo, en la misma conclusión a la que ha llegado hace escasos segundos.

Llega al baño que hay a un par de metros al lado de la cafetería de la universidad, se mete ahí dentro y termina apoyándose contra el lavamanos intentando calmarse.

Para su buena suerte, se encuentra vacío. Abre la llave del agua y la escucha caer mientras la observa, porque está seguro de que si alza la mirada y ve su reflejo de vuelta, el rojo que invade por completo su rostro, será la última gota que derramará el vaso.

Escucha la puerta abrirse a su espalda unos minutos más tarde y mira a través del espejo al intruso.

Y no es otro que el culpable de que sus nervios estén en tal punto que le hacen temblar de arriba abajo. Se le corta la respiración porque todo está haciendo clic en su cabeza a una velocidad tan alta que lo están mareando. El contrario da un paso en el interior, y Jisung da otro hacia atrás, poniendo todo el espacio que puede entre ambos.