Capitulo 20

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Dicen que los celos son un arma mortal para quien lo tiene y ahora creía que era verdad , anteriormente cele a Francis pero no era en nada comparado con lo que sentía ahora mismo , durante el camino imagine todas las formas posibles de torturar a Edward pero ninguna de ellas hacia desaparecer la rabia y el miedo que me producia al saber que el podría alejarla de mi, al tener una historia el año pasado.

La inseguridad de que la princesa se olvidara de su amor al reencontrase con Edward solo incrementaba las ganas de tirar esa puerta que me impedia entrar al castillo de Fire.

-          Reina Elizabeth será mejor retirarnos y luego traer a alguien que nos abra –  decía Ann mientras intentaba apartarme de la entrada , pero no la deje ya que de un movimiento la empuje fuerte

-   ¡ no ire a ningún lado hasta que la princesa Thais se vaya con nosotros!-  grite , Ann suspiro e intento hablarme calmadamente aunque podía ver que le era difícil hacerlo

-     Majestad ambas sabemos  como es la princesa y si ella pidió estar a solas con el joven ...-

-    ¡ cállate ¡- dije para despues iniciar a golpear la puerta una y otra vez , no podía escuchar que Ann dijiera que ella estaba acostándose con el. Si tan solo no se me huibiera ocurrido la tonta idea de alejarla no estaría desesperada por entrar ;

golpee una y otra vez la puerta , mi puño dolia e incluso estaba rojo debido a los golpes fuertes que daba pero no me importaba si podía llegar a la princesa. El chofer se acerco y coloco su mano sobre mi hombro , para que me calmara pero no lo logro , lo hice a un lado porque no me movería de este lugar ;

-     Majestad debe ir a descansar , todas las entradas están cerradas – dijo el chofer para hacerme entrar en razón

-     Ann llama a tus hombres y ordena que tiren las puertas- ordene , pero Ann no se movio del su lugar , le grite que se apurara mientras continuaba intentando que la puerta se abriera pero Ann ni el chofer  hicieron algo para lograr mi objetivo.

Mis nudillos iniciaron a sangrar ante la insitencia cuando pensé que si quería que esa puerta fuera derribada debería ser yo quien vaya por los guardias , es por eso que baje la mano para alejarme pero en ese instante las puertas fueron abiertas.

Edward se encontraba delante de mi, con su camiseta abierta su abdomen marcado estaba expuesto , su cabello castaño húmedo , sus ojos  cafes obscuros  pasaron de la sorpresa a diversión

-     Que grata sorpresa,  la reina en persona ha venido a darme la bienvenida – menciono con una sonrisa burlona , no respondi  a lo que dijo ya que preferí borrar esa sonrisa con un puñetazo en su cara ; el se llevo su mano al lugar donde cayo el golpe , me miro con confusión porque a pesar de que ambos nos caíamos mal no pasábamos de insultos entre nosotros . Mas no le permiti si quiera preguntar el motivo de la violencia que estaba ejerciendo porque al verlo de esa forma no pude evitar pensar que el y la princesa no solo compartieron cama , mi pecho dolia  y solo quería sacar la rabia. Edward intento detenerme  sujetando mis manos ,

-   ¡ esto no es propio de una reina!- grito con fuerza para hacerme entrar en razón , pero era lo que menos tenia ahora , al notar que no podía liberar las manos le di un rodillazo en el estómago , eso hizo que me liberara

-   No soy como otras reinas refinadas que se abstienen cuando tocan lo que es suyo- dije mientras lo sujetaba de la camiseta , el gruño furioso por que se estaba conteniendo asi que le rete , despues de  todo la que saldría victoriosa de esta pelea seria yo ya que desde muy joven nos enseñan a hacerlo al contrario de el que siempre va resguardado por sus guardaespaldas .

-  Una cosa es que discutamos pero nunca le levantaría la mano a una mujer aunque esta sea detestable-  odie que intentara actuar como un caballero cuando era mas que obvio que no lo era  o de lo contrario no existirían las discusiones anteriores; lo empuje con la intecion de provocarlo , Ann y el chofer me agarraron para detenerme , les grite que ellos no se metieran o pagarían las consecuencias , ambos se aferraban  pero cuando los quede viendo sabían que cumpiria mi amenaza, es por ello que me soltaron , dirigi la mirada al hombre quien se limpiaba la sangre del labio

Solo déjame amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora