Idiota

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Mientras Thor hacía de las suyas en el planeta tierra y llamaba a todo tipo de seres a una más de sus grandes fiestas;
Los tres guerreros -acompañados por Lady Sif- vaciaban sus copas como si no hubiese un mañana al tanto que relataban extasiados a los nativos midgardianos acerca de sus hazañas a lo largo de los siglos.

Las personas conmocionadas y petrificadas, asentían sin cesar con la esperanza de no perder la vida al ofender de alguna manera a seres tan poderosos que aparecieron de quién sabe dónde.

Desde su llegada, se apropiaron de los bares e impedían que en el mundo hubiese un lugar excepto de ruido.

La llegada de más naves, tanto grandes como pequeñas; parecía tan impresionante como aterradora. Los humanos estaban siendo invadidos y no se asomaba una sola esperanza para que aquellos alienígenas ebrios los dejaran en paz por otros miles y miles de años.

Así que, así como el ser humano ante la crisis es adaptado al caos; los baristas servían y atendían como hormigas trabajadoras hasta más allá del cansancio.

Fandral, que estaba aburrido de escuchar como Thor se ligaba a una mortal; prestaba atención a todo ese caos silencioso que pasaba desapercibido bajo el bullicio y la música dolorosamente alta.

Mirando ocasionalmente hacia el cielo oscuro, esperando sin que ninguno de sus acompañantes supiera la llegada de un invitado particular. Alguien tan inalcanzable como las estrellas que contemplaba a lo lejos, iluminando lo vacío y oscuro del espacio, tan brillantes, tan solas.

Mientras su propio pecho se agitaba por una señal de su aparición, parecía que estaba a punto de caer en la tentación de preguntar en voz alta por el príncipe. Hasta que por supuesto, su amigo; el distinguido príncipe heredero y único hijo del padre de todo y por ende el sucesor al dorado trono de Asgard se lo ahorró.

-¿Dónde está Loki? ¡Envíen más mensajes y preparen más cervezas! Mi hermano tiene que participar en todo esto. -El extasiado dios del trueno habló en voz alta a unos cuantos mensajeros reales que había traído consigo a fuerza a la fiesta, estos asintieron y se levantaron de sus mesas como pudieron; crujiendo sus espaldas antes de continuar con su arduo trabajo de anunciar a cada ser cercano o a años luz de distancia acerca del evento que en sí, nadie sabía con certeza porqué el príncipe insistía tanto en que era una celebración sin igual... Todas la veces que empezaba una.

Lady Sif arrugó la nariz y estrelló su cerveza contra el suelo, causando que varios mortales saltaran en su sitio.

-¡No mandes a traer a ese gigante de hielo aquí! ¡Él y sus súbditos se acabarán todo el licor de un sorbo! -no tardó en protestar la guerrera.- Loki esto, Loki aquello... ¿Hermano? ¿No es así como pretende encubrir sus propios sentimientos a si mismo? ¡Ya dinos que estás enamorado platónicamente de él! No puedes conformarte con conquistar a un amante gigante, así que vas detrás de otros más pequeños. ¿Podrías escucharme?, ya sienta cabeza de una vez así esto no será una tortura... -Ella carcajeó y Fandral se hundió en su asiento, fingiendo no haberla escuchado.

Hogun y Volstagg se miraron entre si, cada uno tomando un hombro de la mujer para traer su trasero de vuelta a la silla.

Normalmente la poderosa guerrera no se comportaba de esa manera, pero Sif era muy descuidada cuando de alcohol se trataba, su lengua podía ser tan filosa como su espada y astuta como un liebre en sus ataques verbales.

Siempre era mejor que alguien le cerrara la boca, una mujer con el corazón enjaulado y en llamas no sería cuidadosa en guardarse su propio juicio.

Afortunadamente, Thor se había distraído en los ojos curiosos y marrones de su conquista como para escucharla maldecir. La noble lady solo suspiró y suspiró hasta que la ira fue reemplazada por el alcohol en sus venas.

A Giant Heart For A Giant FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora