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Jungkook como todos los días se iba a la empresa, sin desayunar prefería hacerlo solo en su oficina, sin darle siquiera los buenos días a Jimin, casi no se veían ya que dormían en habitaciones diferentes, sin nada más, el solo estaba en esa casa para dormir en las noches y ya, la oficina tomaba todo su tiempo y su "amante" también.

Era la vida que el había decidido tener.

Ese día como todos los demás Jimin se levantó, sin ganas de hacerlo pero tenía que hacerlo, tenía algunos trabajos que hacer, aunque Jimin no se sintiera preparado para tomar su puesto en la empresa de su abuelo, el se conformaba con ayudar a su padre quien lo reemplazaba en su futuro puesto hasta que el estuviera listo para hacerlo, era como su maestro, el aprendía de el para que en un futuro no tan lejano pudiera ser igual de bueno que su padre.

La empresa del abuelo de Jimin era una de la importadoras de alimentos más importantes de Korea, mientras que la de la abuela de Jungkook era  de una marca muy costosa de ropa y accesorios, ambos tenían trabajos totalmente diferentes pero el mismo puesto.

Se supone que ambos serían los jefes de las empresas, Jungkook ya había empezado con su trabajo y le iba muy bien, se había preparado para eso durante toda su vida, y eso incluía lo mucho que había estudiado y lo mucho que su padre le había enseñado día y noche, mientras Jimin era más liberal, sus padres no lo obligaban a nada, ellos podían hacerse cargo mientras el se preparaba.

Hasta hace muy poco Jimin empezó a hacer presencia en la empresa y ayudaba a su padre con pequeñas tareas, para el ya era el momento de aprender un poco sobre lo que haría por el resto de su vida...

Esa mañana mientras desayunaba en tranquilidad y silencio, el teléfono  empezó a sonar por toda la mansión, no se inmutó en contestar sabía que Mía su empleada lo haría, Jungkook había aclarado que aún que su matrimonio sea una falsa y un error ellos eran figuras públicas y no iba a permitir que Jimin se viera ante las demás personas como un ama de casa, porqué si a Jungkook le importaba muchísimo la buena imágen y físico de ambos, lo que aveces llegaba a ser un problema.

- Señor Jeon tiene una llamada importante.- Miró a la empleada sabiendo que si ella lo llamaba así era porqué alguien o mejor dicho algún miembro de la familia de él o de Jungkook estaba en la línea.

- Bien pasamelo.- La empleada estiró su mano entregando el teléfono inalámbrico a Jimin.- ¿Si? ¿Quien habla?

- Mi muchacho...cuánto tiempo, se oye muy bien que te llamen señor Jeon.- Una sonrisa salió de sus labios era su abuelo una de las personas que más amaba en el mundo entero.

- Abuelo, que gusto oírte, ¿Estás bien? ¿Te alimentas bien? ¿Has tomado tus pastillas?

- Oye oye basta, no soy tan viejo y lo sabes.- Rio aún que Jimin sabía que era cierto su abuelo no pasaba de sesenta y cuatro años.- ¿Dónde está mi otro nieto? Su abuela a intentado llamarlo a la empresa pero no está.

Seguramente con su amante.

- Debe estar desayunando por allí, se le hizo tarde y salió muy rápido de casa ¿Que pasa? ¿Necesitan algo?

- Si... En realidad queremos hablar con ambos hoy en la tarde, llegamos a Seoul anoche y pensamos en un asunto importante ¿Puedes avisarle a tu esposo?

- Claro abuelo, ahora mismo ire a comunicarle.

- Muy bien mi pequeño, te quiero mucho, los esperamos.

- ¡Te quiero abuelo!

La llamada terminó y Jimin empezó a sentirse muy nervioso, sus abuelos querían hablar con ellos ¿Y si se enteraron del amante Jungkook? ¿Y si se enteraron de los golpes y maltratos de Jungkook hacia el? Jimin sufría de nervios gracias a Jungkook, quien cuando llegaba borracho o frustrado lo golpeaba y gritaba culpandolo por no poder estar con la persona que el quería.

Era un matrimonio desastroso y desde una perspectiva diferente, triste.

Mía al percatarse de como las manos de Jimin temblaban buscó rápidamente su medicina y se la entrego, Jimin sonrió triste y la tomó, para luego levantarse a su habitación y cambiarse de ropa, ponerse ropa cara y de marca para que los demás vieran que el era el señor Jeon, envidiable y hermoso aún que en el fondo el nunca se a sentido así, demostrarse superior a los demás no era algo que le gustaba, ni le hacía sentir orgulloso,sin embargo sabía lo importante que era eso para Jungkook y el simplemente lo hacía.

Cómo el esposo bueno y obediente que anhelaba ser.

Hilo Rojo [KM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora