4. You exist behind my eyelids

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Las miradas de sus amigos no se hacen esperar cuando a la mañana siguiente baja de la oficina de lado de Carre, pero no es nada que Spreen no pueda soportar. De hecho, lo pone un poco contento que todos sepan y tengan bien en claro que han dormido juntos, y a partir de ahí, lo que puedan llegar a asumir que ocurrió entre ellos no le incumbe ni le preocupa.

El tiempo pasa rápido en Tortilla. Varios de sus amigos se marchan a medida que les llegan propuestas de otros puntos del universo, con la promesa de volver a encontrarse para un próximo desafío, y por mucho que quieran llevarse a Spreen con ellos, el oso decide permanecer en su casita de tierra porque le apetece estar tranquilo por un tiempo más.

El hecho de estar pasando todos los días con Carre influye mucho en su decisión, por no decir que es el único motivo detrás. Por el momento, no quiere nada más que salir de aventuras con él o hacer fiaca en su casa en el Pueblo Verde.

Estar a solas con Carre siempre trae claridad a su mente. Había cometido un error cuando antes decidió alejarse para ponerse en orden a sí mismo, y fue evidente en el momento en el que la risa despreocupada de su amigo bastó para hacerle notar que las cargadas de sus amigos no eran más que eso, bromas sin ninguna inferencia, y que lo suyo, lo de ellos dos, sólo les pertenecía a ellos.

Se siente diferente ahora que Spreen lo mira bajo una nueva luz, sin la presión de nadie más, descubriendo a su ritmo su propio sentir. Presta un poco más de atención a lo que le pasa cada vez que Carre le sonríe, o le besa los nudillos, o lo abraza cuando duermen juntos, y encuentra un gusto profundo por todos esos gestos de su amigo. Entonces deja la vergüenza de lado para devolverlos y hacer algo que nunca antes hizo: tomar la iniciativa. Simplemente se entrega a sus propios deseos, y no es que eso signifique gran cosa, pero para él es una osadía absoluta devolverle los abrazos, e incluso lograr poner colorado a Carre cada vez que es él quien le besa la frente o le susurra que lo quiere antes de dormir.

Toda esta nueva demostración abierta de su parte tiene muy contento y risueño a Carre, y no le cuestiona sus motivos, simplemente recibe sus mimos con una sonrisa. Su respuesta positiva no hace más que alentar a Spreen, que sólo quiere seguir provocándole alegrías. Lo cierto es que siempre fue un poco así con ellos. Cada vez que Spreen siente que no puede hacer algo, que se abruma o pierde el rumbo, es Carre quien lo devuelve al camino con nada más que su actitud, nada más que su sonrisa, que sus ojos, que su toque tranquilizador.

Así lo siente Spreen. Están juntos en eso, en su descubrimiento, en su deseo por lo desconocido. De a poco e innegablemente se van abriendo las posibilidades para su relación, y Spreen se siente muy bien con ello. La transición de una amistad a algo más sigue su ritmo pausado y constante, de pequeños cambios, siendo los gestos considerados, la conversación y el contacto físico lo que lo impulsan. Es todo tan dulce que no quiere apurarse a nada, quiere disfrutar de su atracción por Carre y la idea de que sea mutuo hasta el último momento. Sin lugar a dudas, el cortejo es algo que le fascina, y mucho más al darse con alguien que tanto le importa, que conoce tan profundamente, y que lo entiende a la perfección. No podría ser así con nadie más que no fuera Carre.

Es así, siguen su propio tempo hasta que las cosas se ven ligeramente alteradas por la llegada de una etapa del año muy conocida para Spreen.

Se trata del celo de Carre.

Es común que decida pasar tiempo con Spreen durante su etapa previa al celo, quien al ser beta contrarresta los fuertes efectos de las hormonas alteradas de su cuerpo, y añadido a eso, es la persona con la que más cómodo se siente. Lo han hecho muchas veces desde que se conocieron, y Spreen de alguna manera se acostumbró a acompañarlo en esos tiempos vulnerables e íntimos, desde el más profundo cariño e intención de ayudarlo, jamás pensándoselo de más o dándole otro sentido. Es otra de las cosas por las que podrían molestarlo sus amigos, pero por suerte nunca lo supieron. Y ahora tampoco le importa.

Cupid hit me with precision | happybearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora