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"Eres como una droga, me estás matando por dentro"

Después de aquel encuentro tan inesperado, cada quien se fue por su lado, aunque los dos con pensamientos llenos del contrario; JiMin intentando procesar el actual Min y la forma en que debería hablar con él para pedirle disculpas. Mientras que YoonGi por su parte se marcaba una nueva meta, en el pasado había intentado de buena manera ganarse el corazón de Park, pero ahora no le daría elección, le diría sí o sí y conseguiría todo lo que siempre quiso.

Cuando JiMin volvió a su mesa, escuchó sobre cómo el chef principal de Seesaw los había sorprendido con su belleza, el cómo era físicamente y no demoró en unir los hilos en su mente, Min YoonGi era el dueño del establecimiento donde se encontraba.

Tal vez por eso la torta de fresas que aún estaba en su plato le recordaba a la que le intentó regalar años atrás, cuando se le confesó, el betún rosado y la manera en que los frutos fueron acomodados eran la misma, no había duda alguna.

Con tan solo ver ese postre se sentía la peor persona del mundo y es que a pesar del tiempo nunca logró olvidar lo inmaduro que fue, el cómo por su culpa YoonGi recibió tanto bullying y lo peor de todo que fueron sus propios amigos los que se lo hacían.

JiMin había intentado pedir disculpas, enmendar sus errores, pero cuando se envalento a hacerlo, Min ya se había cambiado de escuela y desaparecido de su radar. Así que los años pasaron, él continuó con su vida a medias debido a las constantes pesadillas que sufría por la noche al recordar como YoonGi pedía ayuda o la forma en que gritaba cuando lo golpeaban.

No fue intencional, de verdad que no, pero a final de cuentas lo había lastimado también y sus acciones le dieron cabida a las de los demás. JiMin tenía miedo a las personas gordas, no era por discriminación sino por un trauma, el cual se retribuía a su obeso padrastro que solía abusar de él en la infancia.

Aun así, aquello no le daba el derecho de tratar mal a las personas solo por su físico y lo sabía, pero tenía miedo cada vez que alguien gordo se acercaba a él. Quizás por eso terminó en una carrera donde se rodeó de personas delgadas, como lo era el modelaje profesional y en una agencia sin sección de tallas extras.

Estéticamente hablando JiMin siempre fue apuesto, desde pequeño se esmeraba por cuidar su piel y mantener un peso estable porque le gustaba sentirse bonito. A medida que fue creciendo recibió amor debido a su manera "saludable" de vivir, siempre lo halagaron por pesar menos de lo debido, por tener piel suave y un cabello sedoso. Pero todas esas cosas conllevaban esfuerzo, mucha dedicación tanto física como mental, porque las rutinas en el gimnasio eran intensas y la autocrítica en el espejo era casi enfermiza.

Ahora JiMin siendo un adulto de veintiséis años era un famoso modelo de la marca Chanel, siempre se encontraba ocupado con pasarelas en otros países y pocas veces se encontraba en Corea. Esta vez por obra del destino terminó quedándose en su país natal para festejar su reciente éxito y cuando sus compañeros lo invitaron a cenar no se negó.

Haberse reencontrado con YoonGi le trajo todo al presente, se sentía nuevamente un monstruo, pero en este momento no debía ser difícil acercarse a él y pedirle disculpas. Después de todo, ya no era gordo como antes, debía aprovechar la ocasión para deshacerse de esa culpabilidad y la carga emocional que le había quedado.

JiMin decidió quedarse fuera del restaurante aun cuando sus amigos se fueron, también cuando todos los clientes se retiraron e incluso cuando los trabajadores se despidieron.

YoonGi fue consciente de su presencia a través de las cámaras de seguridad y mientras pasaban las horas fue maquinando una manera de aprovechar la ocasión a su favor.

𝓔𝔁𝓺𝓾𝓲𝓼𝓲𝓽𝓸 𝓹𝓵𝓪𝓬𝓮𝓻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora