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JiMin salió de la empresa con una sonrisa en su rostro, sus compañeros modelos al verlo pasar cuchicheaban sobre su nuevo aspecto físico. Y es que al haber estado cuatro meses bajo la alimentación de YoonGi lo habían cambiado demasiado, aumentó casi treinta y cinco kilos.

YoonGi procuraba darle de comer sus cinco veces al día, siempre en grandes cantidades y con deliciosos postres, que como se imaginarán terminaban en un encuentro sexual.

Haber renunciado a su vida como modelo en Chanel, le trajo a JiMin una enorme paz y es que ya no tendría que continuar apegándose a los estereotipos, adiós a sus intensas rutinas en el gimnasio y sus ansiedades por subir un medio kilo.

JiMin no había sido forzado a retirarse por nadie, YoonGi le dijo que podía hacer todo lo que quisiera, siempre y cuando continuará a su lado.

Su relación, si es que así se le podría llamar, fue muy extraña al inicio y ambos lo sabían, que no fue la forma correcta de hacerlo. Sin embargo, aquel día, tras estar más calmados, luego de haber disfrutado de una noche de cocina y ver una película como si nada hubiese pasado, iniciaron una charla amistosa.

YoonGi le contó cómo es que había ido su vida luego de haberse mudado, la muerte de su abuela YuMin y sus constantes problemas de autoestima. Claro que había perdido peso, que había cambiado en todo físicamente, pues maduro y eso lo volvió el hombre que era ahora.

Aún amaba la comida, adoraba cocinar, pero los traumas y el pasado estaban allí presentes. Por eso es que no comía como antes y en vez de desear engordar... Quería engordar a los demás, era una forma placentera en la que controlaba su necesidad sexual.

YoonGi tenía feederismo, algunos gustos sexuales por lo violento y la orina, quizás por todo lo que vivió en su adolescencia. La obesidad, los maltratos que sufría a punta de golpes y encima las burlas de sus compañeros cuando lo obligaban a comer lodo o lo orinaban para rebajarlo a un animal.

JiMin, por su parte ,tuvo que contarle primero que nada sus sentimientos por él durante la secundaria, el motivo detrás de su miedo a las personas gordas y el cómo lo había extrañado con el pasar de los años. No fue fácil porque tras haber tenido un pasado con su padrastro lo había dejado marcado de muchas maneras, pero no de la forma que podría imaginarse.

YoonGi escucho su sinceridad y tardo un poco en procesar que era correspondido, que siempre lo fue y que lamentablemente había hecho algo irreversible con el menor al obligarlo a tener sexo en un comienzo.

Pero JiMin le calmó explicándole que debido a esos sucesos había desarrollado gustos distintos en el acto sexual, probablemente debido al abuso en su infancia. Fue vergonzoso aceptarlo, más comprensible y es que el anhelo de ser amado al punto de lo obsesivo, que el acto se tornará forzoso y violento... Lo excitaba.

Los dos concordaron en que lo tendrían presente, los gustos que tenían en sus vidas y el cómo vivirían con ellos. Si YoonGi quería engordar a JiMin estaba bien, si JiMin quería ser abusado por YoonGi estaba bien.

Siempre y cuando ambos estuvieran de acuerdo, aunque él que dominaba la relación era YoonGi y JiMin comúnmente aceptaba todo sumisamente. No había obligación, tampoco un arma apuntándole a la frente que lo estuviera forzando, solo era su amor y placer incitándolo a obedecer.

Así es como las disculpas entre ellos fueron la base de un nuevo inicio y aunque YoonGi continuaba sintiéndose fatal por sus acciones, JiMin le calmaba diciéndole que él realmente quería que sucedería de esa manera e incluso le pidió que lo repitieran muchas veces más.

Eso fue hace ya cuatro meses, en los cuales solo estuvieron amándose a su manera, a base de sexo, abuso y comida. Probablemente, para muchos sonará extraño y hasta enfermizo; tal vez lo era, aunque para ellos no, ya que eran sus maneras de encontrar la satisfacción sexual que tanto necesitaban.

𝓔𝔁𝓺𝓾𝓲𝓼𝓲𝓽𝓸 𝓹𝓵𝓪𝓬𝓮𝓻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora