20.

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Horas antes




ALY.


Estaba en casa de Bill aún, él había salido a hacer sus cosas, me había dicho que tenía que arreglar algo de su disco en solitario, estaba muy emocionado por eso, me había pedido acompañarlo pero la verdad es que no tenía ganas de salir, honestamente la noticia de que Tom será padre me bajó el ánimo, sólo quería estar en cama durmiendo, tal vez ver alguna película estaría bien pero por ahora sólo quería olvidar todo.

Realmente había pensado en perdonar a Tom, en decirle que estaba mintiendo sobre mí perdida de memoria y que estaba dispuesta a volver a empezar como si nada hubiera pasado, estaba dispuesta a olvidar mi dolor y mi perder mi dignidad una vez más por él, por intentarlo una última vez. Pero de nuevo la vida me sorprende diciéndome que no, que nada será como yo quiero, ahora sólo quiero saber hasta cuándo seguiré sufriendo.

Estaba yendo a mi habitación cuando mi celular sonó, era una llamada de Seal.

— Aly querida, en unos minutos alguien de mi equipo de seguridad irá a recogerte, te llevará a un lugar dónde podremos hablar tranquilamente. — no era una pregunta, era una orden.

— ¿A dónde iremos? No iré a ningún lado si no me dices a dónde me llevarás.

— Calma Aly, no te preocupes, será un paseo corto. — algo me decía que no era cierto.

— Dame 20 minutos para estar lista.

— Ni un segundo más, es importante lo que debes saber. — colgó.

Vaya, últimamente la gente sólo me da órdenes por teléfono y me cuelga, estaba cansadome eso.

Como dijo Seal, después de 20 minutos llegó uno de sus empleados. Era realmente intimidante, era un tipo alto de por lo menos 1.90 m de altura, trigueño y muy musculoso. Me ayudó a llevar mi silla de ruedas, el portero al salir me miró con duda, seguramente se le hizo raro que alguien que no era Tom o Bill me esté sacando de casa, y más siendo un tipo tan grande como lo era mi nuevo amigo.

— ¿Todo en orden señorita Aly? — preguntó con cautela el vigilante.

— S-sí, todo bien, gracias por preguntar Rob. — dije rápidamente y me despedí con la mano. El empleado de Seal sólo le dedico una mirada fría y siguió llevando mi silla. Salimos sin ningún otro percance y al llegar a la camioneta, una muy grande y lujosa debo decir, me ayudó a subir a ella.

— El camino será un poco largo, llegando a la locación debo tapar sus ojos, órdenes del señor Seal. — me dijo sin más y se puso a conducir.

El camino no fue incómodo pero tampoco agradable, no había música y por supuesto tampoco hablamos de nada, sólo me dedicaba a ver el "paisaje" que era básicamente un camino de tierra, parecía un desierto.

Justo como me dijo, el camino a donde sea que vayamos fue tardado, mínimo 30 minutos condujo hasta que paró a un costado del camino.

— Es hora de cubrir sus ojos señorita. — me dijo el hombre sacando un pañuelo para tapar mi vista. No dije nada, sólo me dejé hacer. Él condujo otros 10 minutos y entonces se detuvo. — Hemos llegado, en unos minutos podrá ver al señor Seal. — fue lo último que me dijo y me sacó de la camioneta. Me condujo hasta lo que supongo era una casa o por lo menos un lugar techado, se oía mucho eco, al cerrar la puerta o al abrirla se escuchaba mucho ruido. Parecía ser un lugar viejo pues olía como a humedad mezclado con algo de suciedad, creo que estábamos fuera de la ciudad.

Me dejó ahí, en ese lugar, aún no me quitaba la venda de la cara por lo que seguía sin poder ver. Pasaron 5 minutos y pude oír a lo lejos unos pasos, eran pasos ligeros pero firmes. Espera ¿esos eran tacones? Sí, definitivamente eran pasos de tacones, no entendía que estaba pasando. Los pasos se oían cada vez más cerca pero ahora podía distinguir más de ellos, parecía que eran más personas. Brinqué en mi asiento cuando el ruido de una puerta abriéndose me tomó por sorpresa. Se acercaban cada vez más los pasos y con ellos unas voces.

Bad Love ● Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora