Inerte.

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Un día lluvioso fue en donde lo tan inevitable sucedió, Harry aunque todos estos años de lucha contra la enfermedad de su madre se estuvo mentalizado a qué un día simplemente tendría que dejarla ir, pero lo único que el sintió fue como todos esos años de lucha se derrumbaron sobre el, con tan solo 17 años tuvo que abandonar sus estudios para buscar diversos empleos, los cuales no eran suficientes para costear las quimioterapias de Anne, ni alquilar el departamento en el que vivían. Cuando a Harry le dieron la noticia en el hospital se derrumbó totalmente, su madre la cual lo crío con tanto amor, su madre la cual lucho para darle una mejor vida, la madre que lo protegió de su padre abusivo, la que lo acepto el día que lo vio besándose con un chico del colegio, la que tanto lucho para no dejar a su hijo solo, la que siempre tenía una sonrisa a pesar de todo, la madre que era tan comprensiva, la madre que ahora estaba inerte en la camilla de hospital, con sus ojos azules los cuales antes estaban llenos de vida, sin su hermoso cabello café que desde hace años ya no existía, sin su típica sonrisa y sin su típico rubor de las mejillas. El chico de ojos verdes estaba llorando inmensamente, su cabello estaba desordenado, sus ojos rojos e hinchados al igual que su cara y labios, tenía su mano entrelazada con la de su madre y su cabeza descansando en la cama.

-Lo- lo siento tanto mami, en verdad hice todo lo que pude.- Dijo el chico mientras lloraba, con un terrible nudo en la garganta sintiendo como raspaba su garganta por cada palabra que pronunciaba.

Llevaba días vagando por la calle, no podía regresar a su apartamento ya que no pudo seguir pagando las mensualidades de este y después de no pagar la renta durante 6 meses el dueño lo tuvo que echar, llevaba días sin comer y sin dormir, tratando ...

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Llevaba días vagando por la calle, no podía regresar a su apartamento ya que no pudo seguir pagando las mensualidades de este y después de no pagar la renta durante 6 meses el dueño lo tuvo que echar, llevaba días sin comer y sin dormir, tratando de resistir el duro frío de temporada con apenas un abrigo. Hace 4 días se estaba quedando en el mismo lugar, un callejón el cual estaba techado, así que lo protegia un poco de la dura lluvia. Se dispuso a hacer lo mismo de siempre, llegar y acostarse en un cartón, tratando de conseguir un poco de sueño, después de una hora por fin estaba empezando a cerrar los ojos, hasta que escucho unos pasos adentrándose al pasillo.

-Ey- Escucho un susurro, volteo a ver al chico del que provenía la voz, era blanco, un poco alto y rubio. -¿Estas bien amigo?, Hace días que pasó y siempre estás aquí.- El chico se veía agradable, en sus ojos se refleja la preocupación, el solo pudo negar levemente desde el suelo contestando su pregunta. -Oh, bueno yo vivo en aquel apartamento.- Señaló la última ventana del edificio de al lado, del cuál se formaba este callejón con el otro edificio. -Bueno, ya se que no nos conocemos, pero si tú quieres te podrías quedar unas noches ahi-.

-¿En serio?- Pregunto Harry débil sin poder creer la amabilidad de aquel extraño.

-Si claro, si tú quieres- El rubio despreocupado se encogió de hombros.

Después de aceptar y que el rubio lo ayudará a pararse se adentraron al edificio, el cual se veía ya demasiado viejo, la pintura desprendida, algunos focos fundidos, a decir verdad estaba muy sucio y hasta cierto punto daba miedo.

Pretty boy.~LSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora