NO MATTER WHAT

[003]

La idea de ir comprando las cosas básicas para el bebé emocionó muchísimo a los futuros padres.

Por lo que ahora se encontraban en uno de los pasillos escogiendo lindas mantitas para el cachorro.

Entre sonrisitas y tiernos ronroneos, Jungwon revisaba junto al padre de su criatura una manta color lila, hasta que sintió un par de ojos mirarle.

Volteó a la izquierda notando a lo lejos a un chico al que conocía muy bien y prefería no haberlo visto.

Ni-ki. El Beta con el que Seonwoo se había besado para cumplir aquel -estúpido- reto que acabó -aunque no del todo- con su relación de 3 años.

El rubio apresuró su paso con la intención de acercarse a saludar -el muy cínico- y Jungwon, como cualquier Omega haría, actuó como todo un lobito posesivo y se aferró al cuello del atractivo hombre que le miró confundido.

Yang le hizo ojitos y un puchero por puro instinto, acercándose luego un poquito a los labios ajenos y hablándole en tono mimado.

— Alfa, compremos muchas cosas bonitas para nuestro cachorrito — acto seguido tomó una de las manos -grandes y venosas- del pelinegro y la dejó sobre su pancita.

Seonwoo sonrió de lado lentamente y acarició con cariño el vientre del Omega, sin dejar de mirarlo con adoración. Amaba esas fases tan dulces de Jungwon.

Le dio un sonoro besito en la mejilla y el más bajito sonrió con el ego por los cielos. Había conseguido la atención del Alfa al cien por cien, haciendo quedar más que rastrillado al chico que cuando vio aquella escenita de envidiable futura familia feliz, se pegó a los estantes contrarios y caminó en silencio hasta desaparecer de allí.

🦊💕🐈

Llegar a casa la verdad fue un reto, ya que Jungwon se mareaba en cada esquina por la que pasaban en el carro, y le daban unos brutales cambios de temperatura, quejándose de que tenía calor y cuando Kim ponía el aire acondicionado se quejaba de que tenía frío.

Una vez en la comodidad de su sala, Won disfrutaba de un refrescante juguito de manzana, charlando con el lindo Harua que fue a visitarle.

Seonwoo se encargó de organizar las compras y cuando ya no tuvo qué hacer se acercó a los Omegas para dirigirse a la madre de su futuro retoñito.

— Debo irme a casa. Dejé unos documentos del trabajo sin revisar y debo enviarlos antes de las 8:00 p.m. — comentó mirando su reloj, para luego agacharse y acariciar la castaña cabellera de su ex. — Cualquier cosa llámame, ¿sí? — esta vez acarició su pancita. — Hasta luego, bebé de papá — susurró en tono cariñoso.

Harua sonrió enternecido por la bonita actitud de su hyung y luego miró sorprendido a Jungwon, quien ya tenía los ojitos brillosos.

— Adiós, Haruharu — Sun le removió los cabellos al menor y caminó hacia la puerta, siendo detenido por el abracito de koala que su Omega le dio.

— No quiero que te vayas — soltó en tono quebrado. — Tu hijo te extraña mucho en las noches. No te vayas, Alfa, por favor — suplicó.

Kim suspiró y apretó un poquitito más al castañito.

— Entonces ven conmigo. Aún debo hacer mi trabajo —

Won asintió tiernamente.

— Entonces yo aprovecharé para ir a ver a Jo-hyung — informó Shigeta, poniéndose de pie. — Nos veremos en estos días. Pásenla bien, y cuide mucho de Jungwon-hyung y el cachorrito — sonrió y cuando vio al pelinegro sonreír también, se fue contento.

Al quedar solos, Jungwon restregó su carita en el pecho ajeno y suspiró relajado.

— Hey... Wonie... Recojamos lo que necesitas, ¿sí? — Yang asintió y lo tomó de la mano para arrastrarlo a su habitación.