Capítulo II

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*Narra Amy en el presente*

El aire en Nueva York era muchísimo más pesado que en Londres. Acostumbrados a nuestro pequeño pueblecito, esto se nos quedaba demasiado grande. Al bajar del avión me sentía mareada, ya que no estaba acostumbrada a subir en avión.

- Papá, ¿algún día volveremos a Londres?
- Si te esfuerzas en los estudios sí, además ya sabes que yo tengo el nuevo trabajo.

No volvimos a hablar hasta que no llegamos a nuestra nueva residencia. No sabía donde estaba. Llegamos a un edificio al que no me alcanzaba la vista. Y como no, nos instalamos en el ático. En comparación con la pequeña casa de dos plantas de Londres esto se me quedaba grande. Mientras me instalaba y abría las cajas con mis cosas, saqué varias fotos enmarcadas con Alex. Cada foto era un recuerdo único...

*FOTO 1* *En ella se veía a Alex y a Amy en casa de Alex cuando cumplieron un mes, Amy sostenía el regalo de Alex*

- Vale, cierra los ojos Amy.
- ¿Es necesario? - le dije riendome.
- Sí, tú hazme caso, tranquila. - me dijo sonriendome.

Cerré los ojos y escuché el ruido de una bolsa de plástico. Acto seguido, noté como Alex me cogía las manos y me las llevaba hasta la presunta sorpresa.

- A ver, ya puedes abrir los ojos.

Abrí los ojos, y para mi sorpresa, había un peluche tan suave como la seda. Era un búho. Él sabía que me encantaban los búhos. Pero no sólo eso, el búho llevaba una pulsera de oro atada a la pata derecha.

Tal fue mi sorpresa que me abalancé hacia él y le di un beso.

*Presente*

Mientras recordaba ese dulce momento, saqué el peluche de una de las cuantiosas cajas y lo dejé en mi cama. Era la única forma de tener a Alex presente en mi día a día.

FarewellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora