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CAPÍTULO 1: EL DESPERTAR DE UN NUEVO PRÍNCIPE.

Para Vegeta, todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos. Había caído inconsciente debido al dolor, además del estrés que se acumuló en su cabeza al darse cuenta de quien era en ese mundo. Ahora se encontraba en una cámara de recuperación. Un respirador cubría su nariz y boca, mientras el líquido curativo hacia su trabajo.

Aunque la sensación de estar dentro de la cámara de regeneración era extraña, también fue en parte cálida. Su cuerpo se estaba recuperando, obteniendo por fin el alivio de la salud.

En poco tiempo, los médicos disolvieron el líquido del tanque y la abrieron, permitiendo a Vegeta salir. Ya estaba completamente sano otra vez.

Vegeta tardó un poco en poner orden a sus acciones. Seguía padeciendo de una fatiga ligera que se negaba a abandonar su cuerpo, pero en general estaba bien, así que poniéndose de pie, retiró el respirador de su cara y de un salto, salió del tanque.

«Wow, me siento tan ligero y ágil…», Vegeta se sorprendió de si mismo. En su vida pasada, un movimiento así le haría doler la espalda.

Claro, tenía 26 años solamente, pero los tiempos cambian y al ser un adulto promedio que se la pasaba sentado en una oficina, encorvado o en malas posiciones para su columna vertebral, por supuesto que desarrollaría problemas de espalda más antes de lo esperado. ¡Pero ahora eso quedó en el pasado! Ahora… era un saiyajin.

─Que reconfortante es verlo de nuevo repuesto y en plena forma, joven Vegeta ─un médico de aspecto de reptil lo recibió, consiguiendo despertarlo de sus pensamientos. El reptil alienígena sonrió amablemente mientras traía una pequeña armadura en sus manos.

Vegeta no se interesó en responder; en cambio, desvío la mirada, observando con atención su alrededor.

«Este debe ser el Hospital… Todo es tan extraño, me siento demasiado fuera de lugar», pensó en sus adentros, no sabiendo cómo sentirse. Claro, una emoción de fanático de la serie lo invadió, pero siendo francos, no era tan fuerte como todas las inquietudes que hicieron un tornado en su cabeza. ¿Qué sería de él ahora que había tomado el lugar de Vegeta en ese mundo? Estaba muy confundido al respecto. «No sé qué voy a hacer…»

Viendo como el infante parecía tener una mirada decaída, el médico, en contra de su mejor juicio decidió averiguar qué estaba mal, y con tono amigable volvió a hablarle, a costa de la posibilidad de ser eliminado. Ya era bien conocido el temperamento del joven príncipe saiyajin entre los elementos de la base…

─¿Qué sucede? ¿No te sientes bien? ¿Quieres que te demos otro chequeo? ─Cuestionó, a lo que Vegeta, por fin reaccionó, medio desenfocado.

─Yo no… No tengo nada, ahora estoy bien ─contestó, un tanto inseguro. Cerró los ojos un momento, y luego de un suspiro pesado, prosiguió─. ¿Ya me puedo ir?

El médico parpadeó sorprendido. A pesar de la cara gruñona que parecía imborrable en el saiyajin más pequeño, este parecía muy normal. Bueno, al menos no le dio un puñetazo en la cara.

─Claro que sí, pero… ─el reptil extendió la pequeña armadura que tenía en sus manos, señalándola con obviedad─. Deberías vestirte antes. Esta armadura es el mismo modelo que perdió en la batalla, con todo y el mono completo de licra color azul de buena calidad y guantes.

Solo hasta ese momento, Vegeta se dio cuenta de que estaba desnudo. Su cara se puso roja de vergüenza y tomando la armadura con su nueva velocidad sobrehumana, comenzó a ponérsela para cubrir su cuerpo. ¡¿Por qué le quitaron la ropa en primer lugar?! Estar desnudo frente a tantos médicos y enfermeras le incomodó, maldición.

¡Soy el Príncipe Vegeta!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora