Naruto Namikaze

XI

Naruto observaba mediante sus binoculares a Mitarashi Anko paseándose por su departamento tranquila y despreocupadamente. El rubio maldecía su mala suerte, debido a que justo antes de entrar a robar la ropa interior notó que Anko llegaba al departamento con una gran caja de dango bajo el brazo y lo que parecía ser una caja de sake en el otro, por lo que tuvo que posponer su ingreso a robar la prenda.

Ahora, después de tres largas horas de espera, el rubio comenzaba a impacientarse viendo a Anko sentada en un sofá comiendo dango y bebiendo sake. Naruto esperaba que con todo el sake que la Jounin bebía, ella se embriagara luego para poder entrar a robar la prenda, pero al parecer Anko tenía más aguante que muchos bebedores empedernidos porque no parecía que el alcohol le afectara en lo más mínimo.

–¿Por qué no pudo ser como en las otras dos ocasiones? –se preguntó Naruto grabando lo fácil que fue robar las prendas de Kurenai y Yugao –¿Por qué Anko volvió tan rápido a su departamento?

Al contrario del presente caso, robar las prendas de Kurenai y Yugao fue sumamente fácil ya que los departamentos de ambas kunoichis están sin moradores. Fue sólo cosa de entrar a la habitación principal, revisar el ropero y sacar la prenda sin dejar evidencia de su intrusión al hogar de cada kunoichi.

Naruto suspiró por la enésima vez durante las tres horas de vigilancia, comenzando a resignarse y maldiciendo a Jiraiya por la prueba que le hizo. El rubio volvió a tomar los binoculares y vio que Anko se levantó del sofá y desapareció al entrar a una habitación. Cinco minutos después el rubio ve a la Jounin saliendo completamente desnuda trayendo dos toallas consigo en la mano. Naruto tragó saliva, nervioso después de ver entrar a Anko al baño.

–Ahora es mi oportunidad –pensó Naruto mirando con los binoculares, pero permaneciendo inmóvil –maldición muévete.

El rubio perdura en el mismo lugar por unos cinco o diez minutos. El nerviosismo de entrar al departamento de una hermosa, sexy, pero sobre todo, letal Jounin que esta desnuda, lo dejo paralizado.

El rubio cerró los ojos y realizó varias respiraciones lentas para calmarse y sacarse la imagen de Anko desnuda de la cabeza. Después de la última exhalación, Naruto abrió los ojos mostrando determinación en ellos.

–Ahora es cuando –pensó Naruto para después guardar los binoculares y dirigiéndose rápidamente a la ventana abierta del departamento de Anko.

Después de haber entrado silenciosamente al departamento, Naruto tomó una pausa para sentir la presencia de Anko, confirmando que aún estaba en el baño, aunque la falta del ruido que produjo la ducha cuando estaba abierta lo dejó intranquilo.

Rápidamente se fue una habitación donde Anko había entrado anteriormente para sacarse las ropas, ya que un sexto sentido le decía que debía apurarse. Al entrar a la habitación, Naruto vio una cama de dos plazas con un velador a cada lado, varias cosas repartidas por el suelo, entre kunai, shuriken, ropas y hasta una serpiente que reptó para irse debajo de la cama. El rubio se acercó al ropero y comenzó a buscar entre los cajones hasta encontrar el que tenía la ropa interior. Al abrir el cajón se encontró con varios hot pants rojos y negros. Naruto sacó un hot pants rojo y su rostro se puso de la misma tonalidad de la prenda.

La mente del rubio comenzó a trabajar pervertidamente, ya que Naruto comenzó a ver imágenes de Anko bailando sensualmente sobre su regazo, mientras él permanecía sentado en una silla, luego en la de imágenes, Anko comienza a sacarse la ropa lentamente hasta quedar en topless y con solo los hot pants rojos. Después Anko comienza a hacerle gestos con el índice para que Naruto se acercara a ella. El rubio siguió como hipnotizado a la sensual Jounin que lo guiaba hacia una cama donde ella se puso en cuatro patas y el rubio comenzó a sacarle los hot pants rojos con los dientes.