CAPITULO 22

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Me desperté por el revuelo de los médicos entrando a la habitación de Maria, miré confundido hasta que entendí que mi conversación con ella había sido un sueño.

Cuando caí a la tierra y noté el llanto de Ileana mientras Belen la abrazaba me desconcerte, siempre que en una película los médicos entran así a la habitación del paciente da señales de que no está pasando nada bueno.




- pueden pasar a despedirse, no creemos que pase la noche - dijo el doctor al salir




No tendrían que tener mas tacto para decir esto? Ileana sin dudarlo se paró y entró a la habitación, Belen se sentó a mi lado y apoyó sus brazos en sus piernas para taparse la cara y llorar, yo me dejé caer en el respaldar de la silla inclinando mi cabeza para arriba, y aunque algunas lágrimas cayeron, algo adentro mio me dice que va a estar bien, quizás es la esperanza, o mi negación a todo lo que está pasando.

Mi cabeza solo pudo reproducir los momentos que pasamos juntos, estas ultimas semanas fueron lo mas lindo que me pasó en el año.

Traté de sentir cada abrazo que me dio y hacerlos mas largos, pero el vacío que me estaba surgiendo en el pecho me hacía casi imposible pensar en cosas lindas.

La mamá de Mari salió de la habitación después de un rato.




- voy a llamar a ver si puede venir Juan Manuel - avisó - se va a querer despedir - con la voz cortada




Asentí con la cabeza, me paré y la abracé, creo que ella necesitaba mas que yo ese abrazo, por la fuerza con la que me apretó y por las lagrimas que largó.

La mujer se fué, miré a Belén, moví mi cabeza indicando que la dejaba pasar a ella, ella me sonrió agradeciendome.

Pospongo mi entrada porque no me quiero despedir, no la quiero ver por ultima vez, pero tampoco me quiero quedar con lo último que nos pudimos decir, esa pelea no puede ser nuestra despedida.

Volví a sentarme y esperar que salga Belen, cuando lo hizo me pare y respiré profundo, la angustia en el pecho aumenta cada vez mas.

Cuando entré y la vi inevitablemente tuve que dejar de hacerme el duro, las lágrimas empezaron a caer por si solas, pensar que hace un par de horas nos estabamos besando...

Me acerqué y me senté en el banquito de al lado de su camilla, le agarré la mano y la apreté fuerte, escondí mi cabeza en ella para seguir llorando, y aunque no creo en las giladas que dicen de que cuando una persona está así sigue escuchando, no pude evitar hablarle.




- me dijiste que no me ibas a dejar solo - mirandola - pensé que eras de las que cumplias lo que decían - volví a apollar mi cabeza en su mano





Por dios, no sabía que el corazón podía doler tanto.




- perdoname - casi inentendible por mis lágrimas - perdoname - volviendola a mirar - te tendría que haber llevado yo, nisiquiera te tendría que haber dejado irte, ahora tendríamos que estar durmiendo juntos, o hablando al pedo tomando fernet, no acá - sin dejar de llorar - perdoname, perdoname si no te pude dar la confianza para que nisiquiera dudes de lo que escuchaste sobre la apuesta, yo te juro que lo único que quería era que seas feliz





Agaché nuevamente mi cabeza por un rato, pero volví a mirarla.




- perdoname por no poder lograrlo





Volví a repetir el movimiento anterior, pero esta vez me quedé apoyado en su mano.





- todavía confío en que te vas a despertar, aunque yo se que una parte tuya quiere ir con tus hermanas y tu viejo, yo se que esas ganas no te estan dejando despertarte, pero pensa en tu mamá - mirandola - no la dejes sola, que mierda hace tu hermano si te moris? yo? que mierda hago yo? porfavor - sacandome las lágrimas - confío en que no nos vas a fallar - parandome





Me levanté la remera para secarme por completo las lágrimas y la quedé mirando deseando con todas mis fuerzas que abra los ojos, volví a agarrar su mano.




- porfavor - susurré por última vez




La puerta de la habitación se abrió, haciendo que yo diriga mi mirada hacía ahí, era una enfermera.




- ya me voy - le dije al notar que me estaba echando con la mirada




Giré mi cabeza para mirarla por última vez, me sequé la lagrima que cayó inconscientemente y me volví a dar vuelta dispuesto a irme, pero cuando quise soltarle la mano un apreton de su parte me lo impidió.

Miré a la enfermera confundido, ella estaba mirando sorprendida hacia la camilla, me giré a mirarla, se estaba despertando,sonreí sin poder creerlo.




- voy a llamar a los médicos - dijo la mujer dejando la habitación





Ileana y Belen no tardaron en entrar, miraron asombradas desde la puerta, nadie esperaba que se despierte, los médicos nos habían destruído cualquier tipo de esperanza.

La enfermera volvió acompañada de dos doctores, nos pidieron que dejemos la habitación, les obedecimos, solté la mano de Mari, ella miraba bastante confundida, le sonreí y le guiñé el ojo mientras me alejaba, me devolvió la sonrisa y toda la angustia que se me había generado en el pecho se esfumó en segundos.

Nos sentamos nuevamente en la sala de espera, pero ahora nuestras energías eran completamente distintas.

Llegó Juan Manuel, super preocupado preguntando por su hermana, Ileana le explicó que ya estaba bien y el se pudo tranquilizar, después de un rato los médicos salieron de la habitación, todos nos paramos para escuchar lo que tenían para decirnos.




- milagrosamente esta bien, ya salió del riesgo - hizo que todos sonriamos

- podemos verla? - preguntó su hermano

- si, lo unico que tratenla con cuidado, no la atormenten, puede que esté muy confundida, tuvo un golpe muy grande en la cabeza

- pero eso se le va a pasar? - preguntó Belen

- creemos que si, lo importante es que está bien - respondió le medico




Todos les agradecimos la noticia y entramos a la habitación, Ileana y Juan Manuel fueron diractemente hacia la camilla, Belen y yo nos quedamos en la puerta.

DESAFIANDO AL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora