Prólogo: Dos Almas Desdichadas

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Seul

5 años antes de libro anterior

San tenía veintitrés años.

Títulos en la mano, un récord de notas perfecto, un lindo departamento, tenía dos padres adoptivos y un hermano pequeño.

Pero se sentía vacío.

Se sentía solo.

¿Conoces esa sensación de sentirte solo entre muchas personas e incomprendido?

Dónde sientes que algo falta, que estás perdiendo el tiempo que puedes utilizar en algo mejor, algo que te haga feliz.

San no tiene amigos.

San nunca ha tenido una pareja.

Ni mascotas.

O compañeros sexuales.

Solo a su familia adoptiva.

Con respecto a su familia biológica, era algo complicado.

Estaba su madre, una beta llamada Amy, la mujer más hermosa del mundo según el propio San.

Ella en algún momento de su vida tuvo la mala suerte de conocer a Choi Yeong. Un alfa con porte alpha que media dos metros y era puro músculo.

Fue tan solo sexo casual, pero de allí nacería él. Choi San.

No había amor ni comprensión entre sus padres. Mucho menos respeto. Había gritos, golpes, violencia.

Desde muy pequeño tuvo que ver a su padre golpear a su madre e incluso él fue víctima de sus malos tratos.

La primera vez que cambió a lobo por su cuenta, Amy estaba feliz, emocionada y orgullosa de él.

Pero Yeong lo miró con desprecio y lo pateó.

Se golpeó contra una pared y cayó al suelo.

Amy lo recogió y lloró porque pensaba que había muerto.

Su dulce cachorrito.

Entonces lo llevó con un doctor y pudieron arreglar lo que Yeong había roto.

San con dos años tuvo su primera cirugía de espina dorsal. Era probable que no volviera a cambiar a lobo nunca.

Amy, con el corazón en pedazos, tuvo que hacer su mayor sacrificio.

Dar su mayor tesoro a otra familia.

Una que si lo pudiera proteger y le diera todo lo que ella no podría ofrecerle.

La charla con Yeong fue dura. Literalmente. Hubo muchos golpes y apenas logró salir viva de ahí, pero obtuvo su permiso.

San entró al sistema de adopción.

El siguiente problema era que nadie lo quería.

Un lobo que no podía cambiar, no era un verdadero cambiaforma.

San todos los días veía a los padres venir y conocer a los niños. Algunos se iban, otros se quedaban, como él.

San añoraba tener una familia de nuevo.

Alguien que lo quisiera. Personas a quien puede llamar padres. Personas que lo consolaran. Que lo trataran lindo. Que lo abrazaran.

Su condición empeoró todo el proceso.

Hasta que un día una pareja delta llegó.

Saludaron a todos los niños. Pero cuando a sus ojos se encontraron con los de San, la decisión ya estuvo tomada.

El Secreto de San (9) WooSanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora