Todo el mundo conoce a Choi San como el despiadado, mandón y amargado Jefe Omega de Treasure; y como en toda empresa de gran prestigio, corren rumores sobre la sexualidad del Jefe Choi, muchos divagan sobre que se trata de un Frígido, que estuvo en...
–Todo saldrá bien, amigo. Sabes que los omegas y las mujeres llegan tarde, es una tradición. Y solo pasaron cinco minutos, tampoco exageres. -YeonJun le dió una palmadas en la espalda.
–Lo siento, es solo que aún no puedo creer que alguien tan maravilloso como San vaya a casarse conmigo. Siento que estoy soñando y despertaré en cualquier momento en mi departamento.
–¿Te pellizco?
–¿Por qué lo harías?
YeonJun levantó los hombros.
–Para demostrarte que es real.
Como San no tenía amigos, ni mucha familia tampoco, era una ceremonia pequeña y acogedora en un lugar cerrado.
En lugar de hacerlo en una gran iglesia, ocuparon un salón, trajeron a un juez y un pastor, tenía dos testigos que eran YeonJun y la CEO Nana (porque San no tenía a quien invitar).
Estaban los padres de ambos con sus hermanos menores, invitaron también al doctor JaeJoong y este trajo de acompañante a su esposo, un alfa llamado YunHo.
Por alguna razón JaeJoong le vive llamando estúpido. Quién sabe.
En fin, el patataverso.
San llegó quince minutos después que empezó la ceremonia acompañado de JongDae y Nana.
JongDae lo trajo hasta el altar para luego ir a sentarse y Nana se quedó de pie cerca para servir de testigo.
San tenía un traje blanco con delicados bordados con silueta de flores. Su cabello fue recortado un poco y peinado hacia atrás. Habían maquillado su rostro logrando que sus ojos se vieran más rasgados.
–Muy bien, podemos empezar la ceremonia. -anunció el juez.
Los novios tomaron asiento. Añadieron esa parte para que San no se cansara de tanto estar de pie. Llevar una barriga de ocho meses en un traje no es fácil.
El juez y el pastor dijo cada quien su propio discurso y solo les quedó a ellos firmar y estarían legalmente casados.
–Jung WooYoung, ¿acepta a Kim San como su legítimo esposo?
–Acepto.
–Y usted, Kim San, ¿acepta a Jung WooYoung como si legítimo esposo?
–Acepto.
El juez asintió y les entregó un lapicero.
San firmó de primero y luego le dió el lapicero a WooYoung.
–Ahora los declaro, Alfa y Omega. Pueden besarse.
WooYoung se inclinó y sostuvo gentilmente el rostro de San.
Las mejillas del omega se tornaron mucho más rojas. Cerró sus ojos y WooYoung lo besó.
–¡VIVAN LOS NOVIOS!
–¡PTM, YeonJun, que susto!
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