El catálogo de flores delante de sus ojos era precioso. Camila estaba reunida con Chris, el que sería el Chef del lugar y la diseñadora de interiores. Chris quería que fuese un lugar delicado, así que había hecho un trato con una floristería cercana para que le enviaran flores cada dos días. Estaban ojeando el catálogo del lugar y Camila tenía que reconocer que eran las flores mas hermosas que había visto en su vida.Una de las páginas la hizo suspirar. Eran unos hermosos tulipanes, algunos naranjas y otros rojos. Le recordaban al otoño y esa palabra siempre le hacía pensar en su hermosa New York. Sin dudas los tulipanes de ese lugar se habían convertido en sus nuevos favoritos, aunque esa siempre fue la flor que mas le gustara.
Todos dieron el visto bueno y Camila se retiró camino a su casa mientras dejaba a las demás personas en la habitación discutir detalles de cómo estaría estructurada la cocina y sus instrumentos. Caminó por el pasillo de las oficinas centrales de los restaurantes de su jefe a paso acelerado. La noche anterior no había dormido bien y ya quería llegar a casa.
Al salir hacia la calle notó como Lauren estaba recostada a un auto que supuso era el suyo.
-Lauren?- la chica levantó su vista del suelo y la vió
-Hey Camila! Estabas con Chris ahí dentro?- la menor asintió- Sabes si tardará mucho?-
-Pues creo que si. Empezaban a discutir cosas de la cocina cuando me fui- Lauren rió- Necesitabas algo?-
-Es solo que habíamos quedado de ir a ver un partido de fútbol a un bar cercano. Pero trabaja tanto que de seguro ya se le olvidó- Camila asintió
-Probablemente-
-Bueno pues otro día será, me retiro porque yo si no pienso perdérmelo. Nos vemos luego Camila- dijo la mayor mientras daba la vuelta para entrar a su auto
-Quien juega?- preguntó Camila en un impulso
-Pues el Real Madrid y el Barcelona, el clásico-
-Puedo ir contigo? No sabía que el partido era hoy- dijo la menor con el corazón latiendo en sus oídos
-Te gusta el fútbol?- preguntó Lauren sorprendida
-Claro! Mi papá es muy fan- eso último si que era cierto. Pero lo de que a ella le gustaba el fútbol no
Se fueron en el auto de la mayor hacia el bar en silencio. Camila quería golpearse a si misma. Que era eso de que a ella le gustaba el fútbol? Si bien sabía del deporte la verdad no era muy de su agrado. Su padre le encantaba y no le prestaba atención a nada cuando lo veía y a ella le aburría un poco. Pero quería pasar tiempo con Lauren. Seguramente eran los años sin verse y lo mucho que conversaban antes haciendo efecto, una estupida añoranza. No era mas que eso de seguro.
Al llegar al lugar Lauren agradeció divisar una mesa vacía, porque el lugar estaba repleto. Ella y Camila se hicieron paso entre la gente y se sentaron. Una camarera llegó a tomarles la orden y ordenaron unas cervezas y unos nachos, al igual que casi todo el mundo ahí.
-Y a quien le vas Camila?- preguntó Lauren animada
-Pues..al Real Madrid- dijo recordando que ese era el equipo favorito de su papá
-Que coincidencia! Yo también-
Al final el partido no había sido aburrido. La energía de todos aquellos fanáticos en el lugar se contagiaba y Camila había estado bastante animada. Lauren hacía muchas bromas y sabía muchas cosas de su equipo. Al final resultó ser que ese día no ganó el Real Madrid.
-Vamos no te sientas mal campeona- le decía Camila riendo a la chica que traía una cara algo triste
-Es que ya con esta derrota no clasifican a la final y yo quería que ganaran- Camila rió
-Pero tienen muchos trofeos ya, uno menos no hará daño. Siguen siendo muy buen equipo- Lauren asintió
-Seguro ellos deben de estar mas tristes que yo- exclamó la ojiverde fingiendo secarse una lágrima
-No lo creo. Todos están casados con súper modelos que les dan un buen premio de consolación- rió Camila subiendo las cejas sugestivamente
-Pero yo no tengo eso! A mi quien me da mi premio de consolación- dramatizó Lauren
-Pues quien quieres que te lo de?- rió la cubana hasta que vio la cara de la otra chica
Ante la pregunta Lauren solo pudo escanearla de arriba a abajo con sus ojos sintiendo como su interior ardía ante los pensamientos que pasaban por su cabeza. Camila como si supiera todo lo que pasaba por su mente desvió la mirada totalmente sonrojada.
El viaje de camino al apartamento de Camila fue silencioso también, pero muy cargado de tensión. De esas palabras que querían decirse la una a la otra pero por falta de valor tragaban. Camila veía el perfil de Lauren mientras esta conducía. Sus ásperos ojos fijos en la carretera, su perfilada nariz, sus perfectos labios y como desde su asiento sentía la esencia de Vainilla que desprendía la chica. Tuvo un Deja Vu de repente, de estar en la misma situación pero años atrás.
En aquel entonces hubieran llegado al dormitorio de Camila, donde Lauren al entrar le arrancaría toda su ropa y la haría suya hasta que no pudieran mas. Después pedirían alguna Pizza y la comerían mientras veían Keeping Up With The Kardashians en la cama. Riendo de las ocurrencias de la familia. Compartiendo besos y caricias. Durmiendo profundamente hasta despertar rumbo a un día que terminaría igual que el anterior.
Tanto había cambiado que Camila sintió un golpe de tristeza de repente. Ella no era aquella niña de 23 años, aquella ya no era su Lauren. Ni siquiera New York lucía igual.
Como aquellos tulipanes que había visto en la mañana, la vida las hizo crecer. Pero crecieron en jardines separados.