Lindos Colmillos [Bill x Dip] [Dip x Bill] [+18]

VI.- La boda [DB]

Universo DBoM-963

Vampiros / Demonios

Imprevistos de la ceremonia.

DipBill

-Seis malditos meses planeando esta boda ¡¿Y suceden imprevistos?! Alguien va a morir, ¡te lo aseguro!- Exclamo irritado el demonio mientras acomodaba su corbata por quinta vez en el día. No paraba de observar su reflejo de pies a cabeza en aquel espejo de plata, tratando de encontrar algún detalle o imperfecto que no hubiera visto con anterioridad en su reluciente esmoquin blanco con detalles amarillos.

Mabel soltó una risilla divertida ante el comentario.

-Cálmate, demonio, estas cosas suelen pasar con más frecuencia de lo que piensas...- Aseguró mientras cortaba el hilo entre sus manos con sus afilados colmillos, para que, después del corte, lo enhilara en una fina aguja en un solo movimiento - Después de todo, el inframundo no es un lugar tranquilo y tú lo sabes. - Comentó con una sonrisa, mientras terminaba de amarrar el borde del hilo, para comenzar a costurar la parte baja del pantalón del demonio.

El demonio rubio rodó los ojos con fastidio. Después de todo, lo que decía era cierto, y eso le cabreaba. Él quería una boda perfecta en tiempo y forma. Ya había esperado demasiado para ese preciado momento, ¿y ahora tenía que esperar más? Salió de su estupor cuando sintió una pequeña punzada en su tobillo derecho, seguido de un "Lo siento" en un susurro de Mabel. Miró desconcertado lo que hacían las manos expertas de la castaña, que se veían inquietas, tratando de moverse lo más rápido que podían mientras maniobraban entre la fina tela.

-¿Hay algo malo con el dobladillo del pantalón?- Dijo mientras se concentraba en aquella parte en el cual Mabel costuraba con dedicación.

-Me duele que creas, que mi creación tenga imperfectos - Dijo entre risillas, que fueron seguidas por el rubio -Estoy costurando una moneda que me dio tu hermano. Ustedes los demonios oníricos son tan supersticiosos.

Bill carcajeó un poco antes de negar con la cabeza en forma juguetona. Otra cosa en la que atinaba su cuñada. Su raza, al navegar y alimentarse en el mundo de los sueños, tienen firmes creencias entre el significado de muchas cosas. Y más aún cuando se trataba de celebraciones como la que estaban organizando ya un tiempo atrás.

Trato de no darle más importancia al asunto y regreso su vista al espejo que se encontraba justo enfrente de él, viendo su reflejo una vez más. Admiraba cada fino detalle de su atuendo con sumo cuidado, como si lo hubiera visto por primera vez que lo vio: Un chaleco de color amarillo claro, hecho a su medida, con suaves y perfectas costuras de color dorado, del cual guindaba una elegante corbata negra, y se cubrían con un impecable saco blanco, con los botones amarillos, unos ligeros bordados de color dorado en el cuello, solapa y los puños, y unos brillantes gemelos con forma de triángulo en sus muñecas. Asintió satisfecho, amaba ese traje que se le había hecho a la perfección, después de todo, no se podía esperar menos de la mejor costurera de todo el infierno y su cuñada favorita.

La castaña se levantó y dio un último vistazo al traje en el rubio. Tomó su mentón y asintió repetidas veces sin dejar su inquieta sonrisa de satisfacción. Tres golpes se escucharon en la puerta y la castaña respondió con un adelante, sin dejar de observar satisfecha su creación.

-Pensé que ya estaba listo mi prometido, Mabel.

La voz que se escuchó entrar al lugar hizo que la nombrada palideciera y enfocara su vista al recién llegado. Un castaño alto, bien vestido con un esmoquin negro con los mismos detalles que Bill, pero azules y con gemelos en forma del símbolo brillante de pino que decoraban sus muñecas, había entrado a la habitación.