𝐓𝐑𝐄𝐒.•

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Sin siquiera poder terminar mi pregunta, ella me abrazo fuerte tomándome por sorpresa

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Sin siquiera poder terminar mi pregunta, ella me abrazo fuerte tomándome por sorpresa. Pero luego un grito hizo que reaccionara.

Mire hacia la entrada y era Sebastián con una gran sonrisa.

Acaricié la espalda de Val, no quería abrazarla ahora, pero al mirar a Sebastián, le guiñe un ojo e hice un ademán para que entrara a su escuela.

—————— Día 5 ——————

Ya íbamos por el día cinco, me daba un poco de pereza volver a levantarme otro día para abrazarla dos segundos e irme.

Era una perdida de tiempo.

Suspiré derrotado, empezando a salir de la cama de mi chica.

— ¿A dónde vas? — me preguntó somnolienta.

— Debo de hacer un trabajo — comenté arreglándome.

— ¿Volverás? — pregunto sentándose en la cama.

— Obviamente — comenté dándole un beso.

Salí de la casa para dirigirme a la dirección que Val me dió. Cuando llegue al lugar, era un gran parque con bancos y juegos.

Me acerque a dónde estaba ella para sentarme a su lado.

— Ya llegué, acuerdat... — me interrumpió sin dirigirme la mirada.

— No tienes tiempo — termino por mi.
Siempre le decía lo mismo cuando le tenía que dar los abrazos, tan solo para irme más rápido.

— Toma — me dió un tupper de vidrio, para luego darme un abrazo de varios minutos.

No quise tocarla, pero cuando se separó de mi, se fue sin decir nada.

Me levanté y mire el tupper, siempre me traía comida.

Suspiré y empecé a tirar el alimento a la basura incluyendo el objeto, para irme con las manos en los bolsillos.

—————— Día 15 ——————

Ya van quince días con este juego, cada vez quiere ir a diferentes lugares.

Hace unos días me hizo abrazarla en una iglesia, hoy quien sabe que hará.

Me dirigí con el auto hacia un ¿Hospital?

Suspiré desganado entrando al lugar, era normal ya hacer estas cosas absurdas.

Camine hacia ella, estaba sentada con dos tuppers entre sus manos.

— Ya llegué — comenté desinteresado.

Ella solamente me entrego los tuppers, me abrazo fuerte y se fue sin decir nada.

Abrí el compartimiento y me lleve la grata sorpresa de que era mi comida favorita junto a otro tupper con algo de fruta.

Suspiré nuevamente y me fui al auto sin tirarla está vez, comencé a comerlo allí mismo, mi nueva pareja se le había olvidado darme alguna merienda para comer estos días.

Distintos sabores pasaban por mi boca, me traían buenos recuerdos de cuando era joven.

—————— Día 20 ——————

Iba corriendo, se me hacía tarde para encontrarme con ella. No había comido nada, y el día anterior estaba terriblemente frío.

Llegué a un muelle, dónde se suponía que nos encontraríamos. Me quedé viendo el mar, me hizo recordar que su padre trabajaba aquí.

Pero un peso sobre mis hombros me saco de mis pensamientos.

— Perdon por llegar tarde — comencé rápidamente a girarme.

— Tranquila — comenté con una sonrisa. Me quedé quieto mientras ella me colocaba bien el saco y de paso una bufanda que deje en la casa.

Sin decir más la abrace. Si, la abrace yo. Ella se sorprendió ante tal acto, que al tiempo me correspondió el abrazo.

Se sentía tan bien hacerlo, sentir el aroma de su shampoo en mi nariz, el calor de su cuerpo junto al mío.

¿Por qué estás pequeñas cosas me hacían sentir bien?

Ella se separó y miro al mar con melancolía.

— Me debo ir — comentó a los minutos para retirarse.

Sentía un pequeño dolor en mi corazón, no quería que se fuera, pero tampoco quería que se quedara.

—————— Día 29 ——————

Vamos Juan Sebastian, solo quedan tres días y ya podrás estar con tu chica. Me mentía yo solo.

Miro el reloj y fui corriendo hacia el lugar acordado.

Era una secundaria, fruncí el seño al verlo. Ninguno de los dos íbamos en esta secundaria.

Me acerque a ella, estaba con el cabello hecho a una trenza y su hermosa piel pálida.

— Hola — dije con una leve sonrisa.

— Hola, Guarnizo — saludo ella con su característica sonrisa que me enamoraba.

Ahora que veía bien, tenía unos hermosos ojos marrones que me atraparon desde el primer momento que la ví, su hermosa sonrisa y hasta sus respiraciones amaba.

Sin decirnos más, nos abrazamos.

Duró más, más que los días anteriores, no quería separarla de mi.

Hay abrazos en lo que me quedaría a vivir y este es uno de ellos.

Su calor me reconfortaba, amaba ese lindo sentimiento que me daba al abrazarla, me sentía como el yo del pasado. Que esperaba horas y horas a que sea el momento de reencontrarnos.

— Toma — me entrego un tupper pequeño, extrañaba sus comidas desde ayer.

— Gracias, ¿Quieres tomar algo? — pregunté como excusa para que no se fuera.

— No gracias, debo irme — dijo para después retirarse.

𝗧𝗿𝗲𝗶𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝗱𝗼𝘀 ¿𝗮𝗯𝗿𝗮𝘇𝗼𝘀? [Juansguarnizo x Tú] (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora