Alex
Busqué las cartas en el armario de la sala. Hace muchos años que no jugaba con ellas. La última vez, creo que fue cuando Lily vino a visitarme. Hace un par de meses de eso. Encontré la baraja de cartas españolas que mi madre me había regalado.
-¡Las encontré!
-Al fin...-dijo Rick, sonriendo. No sé que tenía en mente, pero por su actitud pícara me temía que hoy iba a ser una noche larga.
Le entregué el mazo de cartas y me miró.
-¿Qué?-le pregunté.
-¿Qué son estas cartas?-me preguntó divertido.
-Son, precisamente eso, cartas.
-Sí, pero no son las que conozco.
-Ahh. ¿Querías jugar al poker?
-Y sí.- Sonreí. –Lo siento, entonces. Me temo que solo tengo estas para jugar.
-Pero yo no sé jugar con estas.
Hice cara de asombro. -¡El señor competente no sabe jugar a las cartas españolas!
Hizo cara de perrito. –No es gracioso. Cuentas con ventaja.
-No te preocupes, prometo ser una muy buena maestra.-Le guiñé el ojo.
Él me devolvió el guiño y se sentó en el sillón donde antes había dormido. Me senté frente a él. Saqué las cincuenta cartas y comencé a mezclar. -¿A qué quieres jugar? Puedes elegir entre escoba del 15, chinchón y jodete.
-¿Qué son esos nombres?
-Mmm... juegos. Te los explicaré. Para la escoba del 15,-saqué tres cartas del mazo,- te voy a dar tres cartas y va a haber cuatro cartas sobre la mesa. Tienes que fijarte tus cartas y elegir solo una y sumar con las cartas de la mesa para que te de 15. Si te da 15, las levantas y las pones boca abajo. Y luego en mi turno hago lo mismo. Si no puedes levantar nada, dejas la carta que quieras sobre la mesa. Y si tienes para sumar 15 y no te das cuenta, yo te puedo soplar la jugada y la sumo a mis cartas. ¿Entiendes?- Él me miró con su ceja elevada. –Lo tomo como un sí. Bueno, el primero que junte 15 puntos, gana. Ah, y me olvidé algo importante. Si hay diez puntos sobre la mesa y es tu turno y tienes un cinco en tu mano, la levantas y cruzas una carta. Eso se llama hacer escoba.
-Ajá. Creo que un hombre con mi inteligencia puede hacerlo bien.
-¿Listo para perder?-Sonreí.
-Espera, quiero que hagamos más interesante este juego. Quiero que apostemos algo, así será más emocionante.
Lo pensé un segundo. -¿Por qué no? ¿Qué quieres apostar?
-Si yo gano, te quitas una prenda.
Abrí mis ojos y sonreí. –Si que te gusta hacer más interesantes las cosas.- Volví a sonreír.
-¿Qué dices? ¿Aceptas?
-Está bien. Pero si yo gano, quiero que te quites tú una prenda.
-Está bien.
-Comencemos.
Empecé a repartir tres cartas para cada uno. Y luego puse cuatro cartas boca arriba sobre la mesa. Levanté mis cartas. Un cinco, un tres y un uno. Mmm, malas cartas dependiendo las que haya en la mesa. Miré las cartas sobre la mesa: Un siete de copa, un cinco, un diez y un once. Olvidé un par de cosas decirle.
Miré a Rick, que estaba intentando buscar una forma de ganar. Miraba sus cartas y luego a la mesa.
-Emmm, Rick. Olvidé decirte otras cosas.
Él levantó la mirada. -¿Qué cosas?
-Muy bien, el objetivo del juego, además de hacer los quince puntos, es que los puedes juntar reuniendo más cartas, más oro y juntando los sietes.
Él me miró. ¿Enojado? Ups. –Gracias por decirme justo ahora.
-Ah y una cosa más. Los diez valen ocho, los once valen nueve y los doce valen diez. ¿Entendiste?
Él elevó una más una ceja y me clavó la vista. -¿Algo más que deba saber?
Miré mis cartas. –Mmmm, nada más...
-¿Podemos empezar de una vez?- me dijo impaciente.
-Si, claro. Como di yo, es tu turno para empezar.
-Muy bien.
Después de soplarle varias veces cartas y de perderse varias escobas, iba ganando obviamente yo. Cuatro a uno. Por ahora, porque recién ahora se estaba poniendo interesante el partido, cuando Rick le agarró la mano al juego. Espero que no se haga un vicio. Sonreí.
-¿Qué pasa que sonríes? Todavía no has ganado.
Negué con la cabeza. –Estaba pensando que prenda te vas a sacar.-Volví a sonreír.
Él me miró y dejó las cartas sobre la mesa. –Si tanto quieres que me saque la ropa,-se puso de pie y no quitó sus ojos de los míos –me lo hubieras dicho y lo hacía.
Elevé una ceja. –Ajá, galán. Calma que tú fuiste el que dijo de apostar.
-Si, pero tu no te negaste.
Dejé mis cartas sobre la mesa y me puse de pie. -¿Para qué hacerlo?
Él cruzó la mesa y se acercó a mí. –Lo hubieras dicho antes...-me susurró casi en los labios.
-¿Y quitarle emoción al juego?-susurré.
-Cuando quieres eres un encanto.
-Tu, igual.
-¿Y si hacemos una tregua por esta noche?-Me preguntó, mirando mis labios y pasando su lengua por los suyos.
Sonreí. -¿Por qué no?-E hice lo mismo que él, pasé mi lengua por mi labio superior.
-Haz eso otra vez y no respondo de mí.
-¿Qué cosa? ¿Esto?-Y volví a hacerlo. Me agarró de la nuca y su lengua empujó a la mía, besándome como si solo pudiera sobrevivir con mis labios. Pasé ambas manos por su cuello y lo bajé más a mi altura. Entrelacé mis dedos y lo apreté más a mí. Él apretó mi cintura con sus grandes manos y lentamente fue ascendiendo hasta levantar un poco mi camiseta. Sentí sus dedos subiendo lentamente, pasando por mi panza y luego más hasta llegar a mi corpiño. Sus dedos quedaron quietos, quizás esperando que le diera el ok para seguir su camino hacia mis pechos. Dejé de besarlo. –No tienes que pedir permiso-le susurré casi sin aliento. Él asintió. Me llevó hasta el sillón en el había dormido y me acostó de espaldas.
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Encanto (Editando)
RomanceAlexandra es de carácter amable y buena compañera. Pronto será la jefa del equipo de publicidades Touch y tiene planificado un futuro muy prometedor. Eso es hasta que conoce a su nuevo compañero de trabajo. Rick es controlador y un manipulador prof...