Extra III

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—Así que tus "cargos" para expulsarte fueron estos ¿correcto? —preguntó el rubio mientras le extendía al pelirrojo una hoja con anotaciones.

—Sí, señor.

Zenitsu aguantó como pudo una sonrisa y asintió.

—Dejando todo eso claro, pasaré este registro junto a los que me has ayudado a conseguir. Muchas gracias por su ayuda, Kamado-san.

—No, estaré en deuda con usted por ayudarme con esto —dijo él, haciendo una reverencia.

Su expresión, neutra y casi enojada, causaba que Zenitsu quisiera reír de solo imaginar el sabor de la venganza que le ofrecería a este hombre.

—Puede retirarse.

Luego de salir de la sala, Zenitsu empezó a reír.

—¡Con esto es imposible que se escapen! —gritó lleno de felicidad y empezó a reír muy fuerte.

Sus subordinados, que entraron luego de la salida del pelirrojo, solo se callaron e hicieron su trabajo de registro. Ellos sabían el chisme de esa empresa, la ex del jefe y el jefe.


—Bienvenido. ¿Qué tal le fue?

Tan pronto abre la puerta, alguien lo saluda y recibe su maletín.

—Ya fue puesto el caso. Tu hermano tiene unas vibras... —habló Zenitsu mientras avanzaba hacia su habitación.

—Solo... está pasando por un mal momento.

Zenitsu alzó sus hombros y empezó a retirar su corbata.

Dentro de un tiempo, todo estaría solucionado.

[ • • • ]

—Señor, señor.

Zenitsu entreabre un ojo y mira vagamente hacia quien le hablaba en susurros.

—Su teléfono no ha dejado de vibrar desde hace un tiempo. Puede ser una llamada importante.

Él se medio levantó de la cama y miró hacia un reloj que tenía colgado en la pared, y que brillaba de noche con una luz tenue.

Eran las 2 de la mañana.

—Son las dos de la mañana —remarcó él, clavando más su cabeza en la almohada que tenía debajo.

Entonces se asustó y cubrió su torso desnudo con su cobija.

—¿Y qué haces en mi habitación?

Nezuko frunció el ceño y le extendió el teléfono.

—Pensé que si llamaban tanto era por algo de trabajo. Y no hay necesidad de cubrirse, igual ya lo veo así todas las mañanas.

Él le rapó el teléfono, se levantó de la cama y la echó de la habitación entre reclamos.

—Se vería mejor si hiciera más ejer-

Un portazo en la cara y la voz de su empleada no se oyó más.

Suspiró y tomó el teléfono.

Era un número desconocido, pero algo en él le sonaba...

Una sonrisa torcida apareció en su cara.

—¿Es broma? —se preguntó.

Entonces, el dispositivo volvió a vibrar mientras mostraba una notificación de llamada.

—¿Esa... tipa?

Suspiró y tomó la llamada.

—¿Buenas noches?

Cien veces mejor - ZeniNezuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora