CAPITULO CUATRO

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PI, PI, PI

La alarmica de los cojones.

Lunes.

Bueno, ¿que puede salir mal?.

Me levanto de la cama y me estiro.

Pregunta seria:

¿Tu me ves a mi con cara de tener ganas de empezar las clases?

Ahora sí, lo primero es darse una ducha, asi que me dirijo al baño para darme una rápida, y cuando termino, me visto.

Vamos a ver que me pongo hoy. Tengo el primer entreno de voley, y después... conservatorio... asi que.

Me pongo unos pantalones largos verde army, y una camisa de manga corta, negra. Básico. Me guardo en la mochila el equipo de voley, ya sean las rodilleras, mangas, y camiseta y pantalones.

Me tengo que llevar el oboe, y el material de armonía y composición.

Bueno, no se si te habías enterado todavía, a lo mejor eres un poco cortica, asi que como soy la bondad personificada, te lo voy a explicar.

Yo voy al conservatorio, Daniela, mi mejor amiga, también va. Ambas vamos a quinto de profesional, lo que, si no eres músico divo y no entiendes, sería el penúltimo año de profesional.

Yo toco el oboe, y ella, la trompeta. Somos "band girls".

Hoy es el primer día, así que estoy un poco nerviosa.

Bueno, que ya te he soltado todo el rollo, pero es que me gusta mucho, sinceramente.

Salgo al salon y me dirijo a la cocina, para coger algo de comer. Aprovecho y subo las persianas y abro las ventanas para que esto se ventile un poquico.

Abro la nevera para coger un cartón de leche, y me preparo un colacao, desayuno de campeones.

Tuesto unas tostadas en la tostadora y les unto mantequilla con sal. Si, parece una combinación rara, pero está riquísima. 

Termino de desayunar, y, para comprobarlo, salgo a la terraza para ver su hace frio, cosa que resulta que si, hace mucho frío, demasiado para mi gusto.

Vuelvo a entrar al salón, agarro la sudadera (que por cierto, es una joya, de verdad), y me reviso la mochila por enésima vez, asegurándome de que no me olvido nada, ya que en el espacio que tengo entre el entrenamiento y el conservatorio, no me da tiempo a volver a mi casa.

Salgo de casa, y cierro dando un portazo. Camino por las calles, y, para salir de la urbanización, tego que pasar por la calle de Lucía, así que cuando paso, me fijo si sale de su casa, para irnos juntas, pero no, nada cerca de su puerta se mueve.

Salgo de la urbanización y bajo al metro, dirijiendome al instituto, que queda a unos 20 minutos.

Salgo a la calle y camino hacia la puerta del instituto, que queda a 5 minutos.

- ¡Ale! - oigo que me llama una voz conocido. Me giro y veo a Daniela. Me acerco a ella y le doy un abrazo.

- ¡Hola! - la saludo, tenía ganas de verla.

- ¿Te has traído lo del conser? - me pregunta, a lo que asiento con la cabeza, afirmando - Menos mal, me tienes que dejar los horarios, que llevamos los mismos, y los he perdido - dice, aliviada, y me empiezo a reír.

un encuentro inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora