CAPÍTULO ONCE

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Agradeceria que fuerais comentando y votando, me ayuda mucho :)))

gracias <3







Lucía.








Hoy es Lunes, hoy por fin nos vamos a la convención.

Son seis horas de viaje que espero poder dormirme.

Son las cuatro de la mañana. No sé si esto es normal o no.

Me levanto de la cama, dirigiéndome al baño para darme una ducha rápida. Antes, me asomo a la habitación de mi madre, y la encuentro dormida. Hago lo mismo con la de Paula, y obtengo el mismo resultado.

Intento no hacer mucho ruido cuando me ducho y me visto.

Me pongo el chándal del equipo, que por cierto, es muy cómodo, y recojo varias cosas que me faltan.

Meto las zapatillas en la mochila, igual que los esparadrapos, las vendas y las rodilleras.

En la maleta termino de meter otras cosas, y cuando ya termino, la cierro definitivamente.

La saco junto a la mochila a la puerta, para que no se me olviden, y me preparo algo de desayuno.

Cojo el móvil, y cuando veo un mensaje de Ale deseandome buenos días, una sonrisa asoma en mi cara.

Dios mío.

El beso del otro día...

Alejandra me gusta, y ya se lo he dicho, y supongo que yo a ella tambien, porque, coño, lo del otro día dice lo mismo.

A mi me gusto.

Te encantó.

Y encima, es que ella... es súper mona... y me trata muy bien.

Está más atenta a mí, a si me incomoda algo a si estoy bien, contenta, triste.

Ella es muy detallista y atenta, no pensaba que fuera así.

Pero... ¿qué somos?

No creo que ambas estemos listas para tener una relación, solo fue un beso... Pero lo nuestro no empezo con ese beso, no, empezó mucho antes, o al menos así lo pienso yo.

Supongo que podemos ser lo que somos, si es que tiene nombre, y ya después... veremos, ¿no?

No se si ella quiere tener un relación.

El sonido del timbre me saca de mis pensamientos.

Voy hacia la puerta rápido, y me encuentro con los ojos en los que estaba pensando.

- Te dije que no tocaras que están mi hermana y mi madre durmiendo, subnormal - le reprocho nada más abrir la puerta.

- Buenos días a ti también, rubia - dice, y entra a mi casa apartándome de la puerta, no sin antes darme un rápido abrazo.

"Rubia" es el apodo que supongo que me ha puesto. Me gusta, es especial.

Ale se sienta en los taburetes altos de la isla, dejando la mochila y la maleta pegadas a mis cosas.

un encuentro inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora