Fiesta de tres. | 𝗦𝗵𝗶𝘀𝘂𝗻𝗮𝗿𝘂𝗶𝘁𝗮 |

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Naruko se dejó caer sobre la hierba como una muñeca de trapo, demasiado cansada para descender con gracia. El cielo era de un azul brillante, la brisa era fresca y el suelo estaba cálido después de absorber los rayos del sol durante la mitad del día. Cerró los ojos y sintió esos mismos rayos contra su piel. Se sentía tan bien simplemente SER, simplemente relajarse, especialmente después de trabajar tan duro.

Escuchó un suspiro de satisfacción a su lado y miró hacia arriba para encontrar a Shisui sonriéndole, también tendido en la hierba.

"¡Oye, buen trabajo hoy Naru!" sonrió, irradiando encanto juvenil como un faro.

"¿Bien, que hay de ti?" Respondió ella, rodando sobre su costado para enfrentarlo. "No regresaste de tu misión hasta tarde y aun así llegaste a la práctica. Estoy impresionada".

"Hmm, es porque se alimenta solo de carbohidratos. Todo se descompone en azúcar y sería suficiente para mantener a cualquiera conectado".

Ambas figuras en el suelo miraron hacia arriba para encontrar a Itachi parado sobre ellos, con los brazos cruzados sobre su pecho. Aunque tenía su habitual expresión de aburrimiento, la leve sonrisa que mostraba delataba que solo estaba molestando a Shisui sobre su adicción al soba por diversión.

Habían pasado dos días desde que Naruko se había despertado sola en su cama después de que Itachi la llamara la noche anterior. No se había enfadado porque él la había dejado; todo lo contrario, porque hacía tiempo que no se sentía tan descansada. Parte de eso probablemente fue el jutsu para dormir que usó con ella, pero también fue la falta de tensión en todo su cuerpo. Si esto es lo que se siente al despertar después de una noche de gran sexo, podría convertirse en una adicta. Era una sensación maravillosa estar suelta y libre y tan relajada, los dolores y nudos en sus músculos desaparecieron milagrosamente.

Gracias a sus turnos en el hospital, solo había visto a Itachi de pasada en los últimos días, pero cada vez que sus ojos se encontraban, intercambiaban miradas de complicidad, como si tuvieran un maravilloso secreto que solo ellos conocían.

Bueno, técnicamente, realmente tenían un secreto, y los únicos que estaban al tanto eran Shisui y, en menor medida, Kakashi.

Hablando del Uchiha mayor, finalmente había regresado de su misión cuando el pueblo estaba durmiendo. Aunque él mismo no había dormido mucho, se había presentado para el entrenamiento a pesar de que podría haber dormido hasta tarde. Naruko se preguntó con suerte si era porque él solo quería verla.

Fuera lo que fuera, la rubia estaba contenta de que SÍ apareciera porque los tres habían trabajado juntos mejor que en cualquier otro momento que pudiera recordar en su larga historia juntos. La incomodidad entre ellos se había desvanecido y, en cambio, era un vínculo tan estrecho que a veces parecía que podían leerse la mente. Habían trabajado juntos a la perfección, dándole a Kakashi uno de los ejercicios más intensos que había tenido en mucho tiempo. Ni siquiera tuvo la oportunidad de sacar su libro una vez hoy.

Naruko estaba tan aliviada que pudo saltar de alegría. ¡Iban a permanecer juntos como un equipo! Y si seguían trabajando como lo estaban haciendo, nadie consideraría siquiera separarlos en el corto plazo. Kakashi obviamente también había notado el cambio. Se colocó detrás de Itachi y le dio a la rubia un asentimiento casi imperceptible, haciéndole saber que aprobaba su desempeño y que su amenaza de asignarlos a nuevos equipos no se cumpliría.

"Buen trabajo ustedes tres". Dijo su sensei de cabello plateado. No por primera vez, Naruko deseó que se quitara esa maldita máscara. Quería ver si estaba sonriendo o no. "Toma quince. Te lo has ganado".

"Ooh, ¿un descanso completo de quince minutos?" Naruko rió sarcásticamente. Por lo general, se les permitía un par de descansos de cinco minutos y tal vez veinte minutos para una comida si practicaban lo suficiente. Quince minutos después de solo cuatro horas de entrenamiento fueron inusualmente generosos para Kakashi.