14. Distancias

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Estaban a mitad del mes de agosto, Sakura se encontraba en una pequeña cafetería, acompañada de Ino y Sai, quienes trataban de consolarla después de todo lo que había pasado.

-¿Todavía tienes pesadillas? - Le preguntó Ino con mirada de preocupación.

-Si... no he dormido en días... y no me imagino cómo estará Sasuke...

-¿Pero no has hablado con él? - Cuestionó Sai.

-Rechaza mis llamadas y no responde a mis mensajes...

-Sabes de sobra que eso no está bien ¿Verdad? - Ino trataba de sonar comprensiva

-No es su culpa... pasó por algo horrible, está prácticamente solo...

-Si, pero tampoco es tu culpa, no puede simplemente desaparecer como si nada hubiera pasado, también debe comprender que ese día tú también estuviste ahí y que te preocupas por él

Sakura no dijo nada, se quedó estática mientras rodaba una pequeña lágrima en su mejilla, apretó la taza de café con sus temblorosas manos. Ino, al ver esto, se levantó de su sitio y la abrazó con fuerza, dejando que salieran los suaves sollozos de la pelirosa.

-Dejaré que pasen las vacaciones... quizá cuando estemos de vuelta en la escuela quiera socializar un poco...

La tarde pasó, Sakura regresó a su casa, fue directo a su habitación a revisar todas sus redes sociales, a ver si recibió algún mensaje de su novio, pero nada, no había señales de él por ningún sitio, además de que días atrás trató de visitarlo, pero la casa estaba rodeada por guardaespaldas, no la dejaron acercarse, por lo que tuvo que retirarse derrotada y con el corazón destrozado.

Sasuke se la pasaba todo el día encerrado en casa, con las luces pagadas y las cortinas abajo, no quería hablar con nadie, todo lo que hacía era lamentarse por su vida, y pensar en lo mucho que extrañaba a su cariñosa madre. Vagaba como alma en pena por todas las habitaciones de la gran mansión, a penas y comía, algunas veces se quedaba desmayado en medio de la sala por falta de sueño y alimento, las pesadillas se lo estaban comiendo vivo, un par de veces su tío fue a visitarlo, pero en realidad no existía ese cariño fraternal que tenía con sus otro familiares ahora fallecidos, ya que hacía años que Madara y su padre no se hablaban.

Llegó la primera semana de septiembre, comenzó el segundo periodo de clases, todos estaban emocionados por reencontrarse con sus amigos, Sakura caminaba lentamente hacia la entrada de la escuela, en realidad no tenía ánimos, pero tenía que mantener sus notas si quería acceder a una buena universidad y a una beca. Levantó la mirada y reconoció la furgoneta negra que se detuvo justo en la entrada, de ella bajó un pálido Sasuke, cabizbajo y con el cabello desordenado, además de que vestía completamente de negro.

-¡Sasuke! - Gritó Sakura y corrió a abrazarlo, el contacto lo sorprendió - Estás muy pálido... ¿has estado comiendo bien? - pero no hubo respuesta - igual supongo que no has tomado ni un solo rayo de sol, debes cuidarte mejor - Sakura trataba de mantener la sonrisa, pero él ni siquiera se tomó la molestia en levantar los brazos y abrazarla de vuelta, su boca era un línea recta y sus ojos ya no tenían ese brillo característico que se presentaba cada vez que la veían.

Ni bien Sakura soltó su abrazo, él pasó de largo y continuó caminando dentro de la escuela, ella lo miró alejarse, su corazón pesaba, pero trataba de entender lo que estaba pasando, así que corrió para alcanzarlo, se aferró de su brazo y siguió sus pasos, Sasuke no se inmutó, solo caminaba hasta el campo de entrenamiento, la nueva temporada de Fútbol americano había llegado y con ella, las prácticas de las animadoras.

Ya con el uniforme puesto, todos los demás miembros del equipo miraban a Sasuke con cierto respeto, nadie se entrometía en su camino y tampoco hablaban con él. Después de un rato llegó Naruto, no estaba tan alegre como de costumbre, pero trataba de mantener el buen humor, claro que era complicado con las enormes ojeras que traía.

El Alma de una Canción (SasuSaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora