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En los próximos cinco días JiMin solo durmió, YoonGi cuido de él todo ese tiempo, sabía que la causa de su inconsciencia fue su veneno que lo adormeció y también debido a lo agotado que terminó de su encuentro.

La titanoboa estaba demasiado contenta con sus huevos y su pareja, por lo que pasaba más tiempo en su forma animal que humana. Le gustaba envolverlos en sus escamas para brindarles calor, sisearles melódicamente como si cantase para ellos y sin saber como comenzó una modificación en su saliva.

Por instinto la serpiente quería que JiMin fuera su igual, pero sabía que era un humano y la única manera que tenía para mantenerlo a su lado por mucho tiempo era convirtiéndolo en un híbrido.

YoonGi estaba al tanto de lo que le pasaba y lo que quería, pensaba igual, aunque se abstuvo de usar su veneno en su flor estando dormido. Quería esperar para hablarlo con él y dejarlo tomar una decisión, no estaba en sus manos obligarlo a transformarse.

Sin embargo, si JiMin permanecía como humano podría perderlo por diferentes cosas, ya fuera un suceso de muerte natural como con los años o una enfermedad y no quería eso. Pero Si JiMin se convirtiera en su igual no podría cambiar su forma totalmente como él, tendría que vivir con el hecho de que tomaría una imagen mitad y mitad.

YoonGi estaba emocionado con la idea y la titanoboa en su interior también, ambos deseaban ver la forma que su flor llegaría a tomar, de qué color serían sus escamas y ojos. Esperarían por JiMin y mientras tanto decidieron recolectar todos los minerales que pudieran, un montón de oro, plata y diamantes, que sabían les serviría para buscar un nuevo hábitat.

JiMin despertó cuando su pareja no estaba a su lado y se dio cuenta que abrazaba los huevos de manera inconsciente, sus crías estaban ahí, eran reales y sollozo. De alguna manera pensó que todo había sido un sueño, que nada pasó, quizás esto por la droga de YoonGi y ahora ver que todo era verdad lo hizo reaccionar.

Observó los cinco huevos blancos amarillentos y los acarició con cariño, perdido en las múltiples imágenes de serpientes y bebés, no sabía que resultaría salir de ellos, pero los amaría igual.

YoonGi entró a la mina en ese momento, volvió de su excavación en otro túnel y se quedó admirando la imagen, completamente enamorado de su flor. Se acercó a él por la espalda y lo atrapó en sus brazos para apegarlo a su pecho y dejarle un beso sobre sus rubios cabellos.

—¿Cómo te sientes?— pregunta un tanto preocupado por lo pálido de su piel.

—Estoy bien, solo con mucha hambre.— responde tranquilamente, dejándose hacer a los cariños del peliblanco.

—Llevas días dormido, es normal.— concuerda YoonGi poniéndose de pie para ir hacia las reservas que encontró en la carpa del campamento —Traje esto aquí para que no tuvieras que regresar, aunque quizás debamos ir a la ciudad para vender algunas cosas.— informa señalando la comida y la variedad de joyas.

—Eso...— balbucea JiMin sorprendido por los montones de minerales preciosos que yacen en un rincón —Debiste trabajar demasiado excavando.

—En realidad no es nada, mi serpiente suele hacer túneles en los alrededores y había visto estas joyas antes, solo que nunca las necesite y ahora que estás tú.— comienza a decir YoonGi sonrojándose furiosamente —Nuestros bebes y nosotros necesitaremos un lugar seguro como dijiste, así que esto servirá para buscar alguna isla desierta. Yo... estuve investigando y hay algunas en el pacifico que seguro podemos comprar con esto.— asegura, rascándose detrás de su oreja con nerviosismo.

JiMin cree que es lindo, que su comportamiento es demasiado bueno para su bien, su corazón se acelera como nunca dentro de su pecho y suspira. Está demasiado feliz, pequeñas lágrimas se deslizan por sus regordetas mejillas y las limpia con sus manitas no queriendo ser mal interpretado.

𝓣𝓲𝓽𝓪𝓷𝓸𝓫𝓸𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora