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— ¡Christopher Bang Chan, levántate de una vez, las visitas llegarán pronto! –volvió a gritar por cuarta vez, pero ahora entrando enfurecida a la habitación, asustando a su hijo somnoliento–

— Cinco minutos más...

— Eso dijiste hace una hora, ¡Ya despierta!

— ¡Ya!, Está bien, ya voy a levantarme –contestó, esta vez haciendo caso a su madre– no entiendo por qué tienes visitas tan temprano.

— Faltan quince para las dos, Christopher, y no solo vienen a visitarme a mi –respondió, mirando como el chico entraba al baño junto a una toalla en su hombro– el hijo de Yerin también vendrá y estará contigo.

— Como sea.

La mujer salió de la habitación al escuchar el timbre ser tocado.

Mientras tanto, Chan ya estaba entrando a la ducha, tenía intenciones de tardarse hasta siglos para no salir e ir con las visitas.
Su madre siempre hacia lo mismo, invitaba a sus amigas a casa y no le avisaba de ello hasta que llegaba el momento en que aquellas personas llegaban.

Aunque no iba a negar que tenía curiosidad por saber quién era el hijo de Yerin.
Siempre escuchaba a su madre decir "El hijo de Yerin esto", "El hijo de Yerin el otro" "El hijo de Yerin es un encanto", siempre era lo mismo "El hijo de Yerin", "El hijo de Yerin" bla, bla, bla, ¿Qué tenía de interesante ese chiquillo?, Lo único que sabía de el, es que tenía dieciocho recién cumplidos y según su madre era muy tierno.
Tantos comentarios así sobre aquel misterioso chico le hacía querer saber más, y, quién sabe, tal vez y podría conseguir algo de el.

Se dió un golpe mental al pensar aquello, nisiquiera lo conocía y ya se hacía ideas en la mente.

Muy hormonal de tu parte, Christopher. Se dijo a si mismo.

Después de terminar la ducha, salió del baño, tomó la ropa que tenía planeada ponerse y seguido de ello, arregló su cabello, se colocó sus zapatos blancos y su colonia favorita.
Justo en ese momento, su madre había entrado a la habitación, sonriéndole lindamente.

— Baja ya, Chris, quiero que conozcas a tu nuevo amigo –dijo con emoción–

Chan solo rodó los ojos y siguió a la pelinegra, saliendo de su habitación y bajando las escaleras, hasta llegar a la sala, en donde miró a aquellas dos personas de espaldas en el sofá, teniendo aún más curiosidad por aquel pelirrojo.

  — ¡Christopher!, Que gusto verte –dijo sonriente Yerin, levantándose para abrazar al chico–

— Hola, Yerin, ¿Cómo ha estado? –saludó amablemente, dejándose abrazar por la mujer–

— Muy bien, gracias cielo –volvió a sonreír de oreja a oreja, ahora volteando hacia su hijo– Te presento a Seungmin, mi hijo –lo presentó, haciendo que la mirada del chico mayor cayera sobre el pelirrojo, quién estaba un poco nervioso–

Seungmin...

Su hablar había desaparecido al mirar al tan famoso hijo de Yerin, por fin lo veía y... Vaya que la imagen mental que tenía del chico no se podía  comparar con la realidad.
Mierda, el pequeño pelirrojo era muy lindo, se veía tan delicado y muy tierno.
No pudo no escanearlo con la mirada, el muchacho en verdad que era un ser de otro planeta o algo por el estilo, nunca había visto a alguien con esa belleza tan única.

Tenía un cabello rojo que se veía demasiado suave y sedoso que quería tocarlo, una piel muy linda y blanca, unos ojitos tiernos e inocentes, en sus mejillas se formaba un pequeño sonrojo a causa de el, por mirarlo demasiado; sus labios eran bonitos, de un color rojo suave, y ni hablar de sus muslos, al estar aún sentado, estos se marcaban y se notaban muy rellenitos.

Necesito tocarlos...

Tan metido estaba en sus pensamientos, que sintió como su madre le daba un pequeño golpecito detrás de la cabeza, haciéndolo caer a la tierra de nuevo.

— A-ah... Mucho gusto, Seungmin, soy Christopher –estiró su mano al frente y sonrió lindamente para el pelirrojo, recibiendo una pequeña sonrisa tímida–

— Un gusto, Chris Hyung –respondió, tomando de la mano del mayor en forma de saludo, pero al momento en que quiso quitarla de nuevo, aquel no quiso soltarlo, poniéndolo aún más nervioso–

— Bien, ¿Por qué no van a tu habitación mientras hacemos la comida?, Así se conocen mejor –propuso Jessica, la madre de Chan–

— Claro que quiero llevar a Seungmin a mi habitación, mamá –dijo sonriente, jalando levemente de la mano del chico–

Claro que sus madres no entendieron el doble sentido al estar emocionadas, excepto el menor.

A Seungmin estaba lejos de no gustarle aquella sonrisa tan atractiva que el chico tenía, pero le ponía nervioso, así que simplemente le siguió hasta su habitación.

No iba a negarlo, desde que vió a Chan, no pudo no ponerse nervioso ante el.
Era un tipo demasiado atractivo, musculoso, alto, con una hermosa y seductora sonrisa y con un aroma muy atrayente y atractivo.

Pero aún así le tenía algo de miedo.

Al llegar a la habitación, el pelinegro hizo entrar primero a Seungmin, luego de ello el chico escuchó cómo la puerta a su espalda era cerrada con seguro, haciéndolo voltear y ver una sonrisa algo macabra en los labios de Christopher.

Oh Seungmin, en qué te metiste.







Oh Seungmin, en qué te metiste

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❝𝙋𝙧𝙚𝙩𝙩𝙮❞  ⎟  "ᶜʰᵃⁿᵐⁱⁿ"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora