Capítulo 4: Conocer a Chaeyoung noona.

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─Mami, mami

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─Mami, mami. ─Las pequeñas manitas de Renjun jalaban suavemente de la blusa de Mina, quien se encontraba trabajando frente a la computadora. Se alejó un poco para cargar a su hijo y sentarlo sobre sus piernas.─ En unos dias es el cumple de Chaeyoung noona. Quiero darle un regalo.

─¿En serio? ─Preguntó la japonesa al ver una oportunidad para intentar llegar al corazón de Chaeyoung. Renjun asintió emocionado.─ Y... ¿Sabes qué le gusta? ─El niño pensó por unos segundos, poniendo uno de sus deditos en su barbilla, y luego negó.─ Tendremos que averiguarlo, entonces.

Renjun aplaudió entusiasmado y Mina sonrió al verlo. Amaba el hecho de que el pequeño quiera tanto a Chaeyoung. Eso definitivamente facilitaría las cosas.

Al día siguiente, cuando Mina llevó a Renjun a su clase de fútbol, Chaeyoung los recibió con una sonrisa, como era costumbre. La japonesa se quedó ensimismada al ver los lindos hoyuelos de la entrenadora que se acercaba a saludarlos.

─¡Chaeyoung noona! ─Chilló Renjun, abrazando las piernas de Chaeyoung, quien sólo rió.

─¡Hola, campeón! ¿Por qué tan alegre? ─Preguntó Chaeyoung, agachándose a la altura del pequeño azabache que estaba frente a ella. Renjun la miró y apoyó sus manitas en las mejillas de la rubia.

─Mi mami quiere conocerte mejor. ─Dijo inocentemente, sin darse cuenta de la mirada curiosa que Chaeyoung le dió a Mina, quien se había ruborizado. Definitivamente esto no estaba en los planes.─ Mami te quiere mucho, Chaeyoung noona.

─Aw, eso es muy lindo, Renjun.─ La coreana acarició los cabellos del pequeño.─ Anda, ve a calentar con tus amigos, voy a hablar un minuto con tu mami ¿sí?

Renjun asintió y corrió hacia sus compañeros de equipo, dejando a solas a Mina y Chaeyoung. La mayor sentía su corazón latir con fuerza mientras la rubia la observaba con una mezcla de sorpresa y curiosidad.

─Y-yo... Renjun de verdad te admira mucho y... En serio aprecio y valoro a quienes forman una parte positiva en su vida. ─Se excusó Mina, sintiendo sus mejillas arder y con una pizca de miedo a ser descubierta. Chaeyoung la miró con sus profundos ojos chocolate y le sonrió dulcemente.─ Él está muy emocionado porque recuerda que pronto será tu cumpleaños y... queremos hacerte un regalo.

─¿A mí? ─Preguntó con sorpresa.─ No hace falta, de verdad. Con el simple hecho de saber que se preocuparon me parece más que suficiente.

─Renjun no va a aceptar esa respuesta. ─Comentó Mina haciendo reir a Chaeyoung. Su risa era verdaderamente hermosa.─ Así que permíteme conocerte un poco más.

─Está bien, sólo porque son deseos de Renjun. ─Sonrió de lado y comenzó a caminar hacia la cancha, no sin antes darle una última mirada a Mina y guiñarle un ojo.─ Hablamos después de la clase, Mina.

Al finalizar la clase, Renjun corrió con sus últimas energías hacia su madre y se trepó a sus brazos, esperando encontrar algo de descanso en ellos

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Al finalizar la clase, Renjun corrió con sus últimas energías hacia su madre y se trepó a sus brazos, esperando encontrar algo de descanso en ellos. Mina rió suavemente y acarició sus cabellos negros, sintiendo como el cuerpecito del pequeño se relajaba. Chaeyoung sonrió enternecida al ver la escena y se acercó.

─Veo que terminó agotado. ─Acarició suavemente la espalda de Renjun, quien estaba luchando por permanecer despierto un rato más, pero sus parpados pesaban y se cerraban solos.─ Creo que será mejor que lo lleves a descansar.

─Pero quería hablar un rato contigo... ─Respondió Mina con un pequeño rastro de desilusión en su voz. Chaeyoung notó esto y le dió una sonrisa triste.─ Al menos déjame alcanzarte hasta tu casa.

Chaeyoung asintió y juntas caminaron hacia el lujoso coche de Mina. La japonesa desbloqueó el auto con dificultad, ya que llevaba a su hijo dormido en brazos. La menor notó esto y la ayudó a abrir la puerta. La japonesa dejó al niño en el asiento infantil y abrochó sus cinturones con mucho cuidado.

─Es tan parecido a ti, Mina. ─Comentó Chaeyoung, subiendo al asiento del copiloto, viendo al pequeño Renjun dormir en su sitio.─ Tiene los mismos ojos, la misma nariz, los mismos labios...

Las mejillas de Mina se tornaron de un suave color rosado mientras se acomodaba en el asiento del conductor ¿Chaeyoung le había mirado los labios? Sacudió ese pensamiento de su cabeza y puso en marcha el vehículo.

─No le he prestado mucha atención a su padre, pero sin duda es idéntico a ti. ─Rió Chaeyoung, tratando de sacar plática.

─Menos mal, sacó los genes buenos.─ Intentó bromear pero se sorprendió al ver que Chaeyoung no se reía, sino que asentía dándole la razón.

─Ya lo creo, Mina.

El resto del camino se la pasaron hablando tanto de cosas triviales como sobre los gustos de cada una. Mina descubrió que Chaeyoung, aparte del fútbol y los niños, ama el arte de todo tipo, ya sea pintura, dibujo, escultura, literatura. Era un alma artística. Mina, por su parte, le comentó sobre su trabajo como CEO en una empresa de tecnología.

Al llegar al complejo de departamentos en donde vivía Chaeyoung, ambas bajaron del vehículo. La menor caminó hacia la puerta y Mina fue detrás de ella.

─Bien, nos vemos, Chaeyoung... ─Se despidió Mina con algo de tristeza. Le gustaría poder charlar un rato más con ella. La menor pasó sus manos por sus cabellos rubios, peinándolos con algo de nervios, para luego acercarse a Mina cautelosamente.

─Nos vemos, Minari... ─Susurró prácticamente sobre la piel de su mejilla, depositando un pequeño beso allí, antes de alejarse nuevamente hacia la entrada de su hogar.

Desde allí, con las mejillas rosadas y una tímida sonrisa, sacudió su mano como saludo. Mina hizo lo mismo y, finalmente, Chaeyoung entró y cerró la puerta. La japonesa se llevó una mano a la mejilla, aún con la sensación de los labios de la rubia sobre estos, y una enorme sonrisa se formó en sus labios.

Emocionada, Mina empezó a bailar victoriosa, sintiendose como si hubiera anotado un gol en un importante campeonato, ganando así el premio mayor.

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ʀᴏᴍᴀɴᴄᴇ ᴇɴ ᴛɪᴇᴍᴘᴏ ᴇxᴛʀᴀ | ᴍɪᴄʜᴀᴇɴɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora