2 pensamientos

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Jennie llegó al departamento en el que fingiría pasar tiempo con Lisa. Si bien esa acción ayudaría a su esposa, no lo hacía por ella, sino para ordenar sus ideas respecto a Yeji. Era algo complicado pero su corazón no pudo evitar recordar los momentos felices que pasaron juntas.

Esos momentos que acaparaban sus pensamientos desde que la vio. No había nada más para ella, al menos así fue hasta que una pelinegra, alta, delgada, con un gran  abrigo y perfume que era sumamente agradable  entró por la puerta principal.

—¿Por qué tenías que decir que estaríamos juntas estos dos días?— le reclama ni bien terminó de cerrar la puerta.

—eso no te importa, no te afecta que yo venga a este lugar — las amantes de Lisa no podrían ir al departamento de todos modos así que no debía preocuparse por interrumpir.

Lisa se quitó el abrigo para dejarlo en el perchero. Buscó la mirada prepotente de su esposa y se mostró inflexible antes de hablar. 

—estoy segura que llamarán y querrán hablar con ambas, arruinaste mis planes — Jennie rueda los ojos al escucharla.

—si llaman, me encargaré de inventar algo— responde para que la deje sola nuevamente.

Lisa la mira con desconfianza. Jennie no es la peor mujer del mundo, pero tampoco haría algo bueno por ella sin ninguna razón. Intenta buscar pistas alrededor, solo ve los pastelitos que la ponen en alerta.

—¿Trajiste a alguien a este lugar? Tenemos un trato, este lugar está prohibido— reclama y Jennie sigue la mirada de la pelinegra hasta toparse con los pastelitos.

—le dije a tu madre que te los traería— se justifica e intenta alejarse pero Lisa la sostiene del brazo — tu padre dijo que si continuas teniendo problemas en la empresa, no dejará que te hagas cargo de ella— Lisa la suelta sorprendida.

El miedo de que todo el sacrificio no tuviera valor, la acorraló. Se casó con Jennie para obtener la empresa. Ha fingido para hacer feliz a sus padres pero principalmente para convencerlos de que puede ser alguien responsable.

—no puedo perder la empresa, estás conmigo en esto, debes ayudarme— prácticamente le estaba suplicando pero para la castaña, eso sería solo por un momento.

—tus padres no nos permiten vivir aquí y tú no quieres dejar a tus amantes, no puedo ayudarte Lisa— la pelinegra la miró con disgusto.

—solo veo a Dahyun y lo sabes— la castaña la ignora e ingresa a la habitación que deberían compartir.
Jennie.

El nivel de cinismo que puede tener mi querida esposa me parece fascinante. Si yo pudiera ser como ella no me preocuparía nada de lo que está sucediendo. Podría dejar que Marco le quite la empresa, ella cancelaría el matrimonio y podría seguir con mi vida.

Levantó la mirada pensado en la posibilidad de hacerla caer pero sus ojos me miran con cierta culpa y eso me distrae ¿Qué dijo? Al parecer la perturbó demasiado ya que hasta sus mejillas se tornaron levemente rosas. A penas se distinguía el rubor pero ahí estaba.

—me da igual lo que tengas que decir. Cambia tu actitud o este matrimonio no traerá algo bueno para tí— aseguré sin darle mucha más importancia.

Ella se sentó frente a mi y tomó los pastelitos. Mientras Lisa comía yo continuaba pensando. Era particularmente agobiante pensar en tu ex cuando la  persona con la que estás casada te observa fijamente.

—no pienso perder la empresa — dijo finalmente y elevé mis hombros sin darle importancia— ¿A quien mierda esperas?— pregunta al ver que no puedo concentrarme en lo que pasa.

—tengo cosas importantes que analizar— le respondí para que se calme.

—ya veremos— se aferró al sofá donde estaba y luego continuó comiendo.

Suspiro con la esperanza de que se aburra rápido para poder considerar una forma práctica de explicarle a Yeji que me casé sin amor. Se supone que no debería pensar esto pero quiero hacerlo. Deseo contarle y explicarle que me casé con Lisa por contrato. Me casé porque fui cobarde y no me atreví a llamarla para pedirle que sea ella quien se convierta en mi esposa.

Mis sentimientos nunca desaparecieron pero tenerla tan cerca hizo que se intensifiquen. Debí aceptar cuando me pidió que me vaya a Japón con ella. Jamás quise terminar nuestra relación. Sin embargo no puedo ignorar que al terminar su carrera continuó viviendo en ese país.

Si no fuera porque Marco insistió en tenerla, seguramente continuaría sin verla pero me alegra tanto saber que está tan cerca. Odio mi estúpido matrimonio, odio tener que mentir constantemente a las personas que quiero.

—¿Qué es lo que te agobia? — escucho decir a Lisa.

Ruedo los ojos al oírla. Siempre tan amable con sus amantes. Lo único que la distrae de Dahyun son sus padres o en su defecto, molestarme hasta caer rendida en la cama por el agotamiento.

—te estoy hablando Jennie — la miro sorprendida de que me haya preguntado a mí.

Lisa en cambio parece extrañada con mi reacción. Me estudia como si me conociera en profundidad pero estoy segura de que si le pregunto de qué color es mi pantalón, ella no sabrá la respuesta.

—problemas de amor— respondí y la frente se le arrugó — solo pienso en lo mucho que debo mentir para que veas a tu amante — corregí al ver que mi respuesta anterior no le gustó.

—es tu culpa que tenga que verla más seguido. No quiero mentirles a mis padres pero debo sacar esto por algún lado— se pone de pie un poco nerviosa.

Centro mi vista en la puerta de la habitación  Me distrae lo suficiente como para que Yeji regrese a mi mente ¿Estará molesta porque me casé? Pude notar decepción en sus ojos.

—¿Tienes a alguien en la habitación?— preguntó Lisa antes de acercarse y buscar en casa rincón.

Revisó todo el departamento como una loca hasta que se dio cuenta de que no había nadie. Sus mejillas rojas la delataban. Probablemente se sentía como una tonta y tenía razón.

—¿Crees que soy tan estúpida de meter alguien aquí?— le pregunto con diversión.

—hago todo lo posible por entenderte pero no me dejas…

La mire con diversión. Ella no podía estar usando un tono tan suave y fingir que no llevamos nueve meses casadas. Eso es mucho tiempo cuando ves todos los días a la persona y conoces bastante de su personalidad.

—mejor guarda tus mentiras para Dahyun— la detuve y me reí sin poder controlarlo.

Lisa entrecerró los ojos. Como si intentara ver más profundamente. Suspiró evidentemente frustrada y negó con la cabeza.

La vi acercarse a buscar su abrigo y ponérselo sin más.

—creí que querías quedarte— me burlé nuevamente de su poca paciencia.

—¿y perderme una noche con Dahyun por tí? — elevé los hombros pero ella no le importó — me iré a follar, espero que si planeas hacer lo mismo, no sea aquí donde lo hagas— le mostré la sonrisa más falsa que pude y ella respondió de igual forma.

Pelear de cierta forma me hacía sentir mejor. No es que me guste hacerlo pero al menos sé que no soy invisible.

—concéntrate en hacer bien tú trabajo porque no pienso perder la empresa — me dice con voz dura después de instante.

—esa era tu tarea, si no puedes cumplirla, lidia con las consecuencias— respondí sin tomar responsabilidad.

—si yo pierdo, tú también — advirtió antes de marcharse.

No era una amenaza. No podía hacer nada porque el contrato no tenía fallas. Más bien estaba diciendo que me jodería si pierde aquello por lo que ha luchado pero no parece importarle cuando se va del departamento para revolcarse con una idiota en lugar de hacerle frente a sus padres.

Una vez que estaba yo sola decidí levantar los pastelitos que le quedaron a Lisa. Para mi sorpresa, no le sobraron. Levanté el recipiente para lavarlo y posteriormente me acosté en la antigua cama que solía compartir con mi maravillosa esposa. Dormir juntas era un requisito presente en el contrato aunque jamás hemos tenido sexo ya que eso me convertiría en su burla.













Conozcan a Lisa.

Lazos irrompibles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora