5 calientes

332 50 8
                                    

Jennie

Por fin había llegado la noche y con ella, un poco de libertad. Tenía dos días enteros soportado a mi esposa para disimular que todo está bien entre nosotras. Mis suegros habían subido a su habitación y podía hablar con Lisa sin tener que fingir. Ella sin embargo, se negaba a soltarme, sé que en estos días notó la tensión entre Yeji y yo.

—dame un beso — me dice Lisa y me toma por sorpresa.

No quiero hacerlo pero escucho unos pasos así que asumo que alguno de sus padres han regresado y acepto que me bese. Lo posesiva que se vuelve me confunde un poco pero aún así, mantengo mi papel de esposa enamorada.

—subamos a la habitación, tenemos cosas pendientes por hacer— su voz suena ronca y antes de que pueda responder me vuelve a besar con la misma intensidad de antes.

Su cuerpo está pegado al mío, sus manos se aferraron a mis caderas y su lengua comienza a invadir mí boca sin ningún tipo de problema. El ambiente se vuelve caliente en muy poco tiempo así que con algo de dificultad la separo.

Está demasiado entusiasmada como para continuar como si nada. Sus padres pensaran que vamos a follar sobre la alfombra. No podría verlos a la cara si no la detenía.

—será mejor continuar esto en la habitación — dije con una falsa sonrisa.

Lisa me toma de la mano para guiarme escaleras arriba, ninguno de sus padres está presente, quizás por haber presenciado semejante escena pero me alegro de no tener que verlos en un momento así.

Al llegar a habitación lo primero que hago es caminar en dirección de la mesita de luz pero Lisa me detiene, sus manos me toman con fuerza de las caderas antes de llevarme a la cama. Me empuja y sube arriba de mí cuerpo así que intento hacer que se aleje.

—¿Qué estás haciendo? — reclamo mientras golpeo su hombro con bastante fuerza.

—pasar un momento con mí esposa— responde para volver a besarme.

Una de sus manos comienza a subir mí vestido. Siento que está muy caliente, sin embargo eso no es suficiente para convencerme y sin ningún miramiento, la golpeo en el rostro.

Lleva dos días sin ver a Dahyun y piensa que puede acostarse conmigo. He sido bastante permisiva con ella pero esto es demasiado.

—te lo dije el día de nuestra boda, sí quieres estar conmigo tendrás que dejar a todas tus…

—no estaré con nadie, sí crees que lo hago recibirás la compensación que estipula el contrato — intenta besarme nuevamente y no puedo hacerlo.

Yeji se atraviesa en mis pensamientos así que no puedo hacer esto con Lisa. Muerdo mi labio y miro directamente a sus ojos.

—Quiero pruebas de que estás sana — asiente pero sujeta mis manos arriba de mí cabeza.

Solo es una escusa para distraerla. Es una razón válida para escapar está noche de sus garras.

—te daré lo que pidas y no llegaremos más lejos esta noche pero no te dejaré escapar tan fácilmente — vuelve a besarme.

Me calienta un poco sentir su cuerpo sobre el mío. La forma en que toca mis pechos con su mano libre hace que me agite más de lo que debería. La fricción me gusta, no soy de hielo y de repente me encuentro necesitando más de lo que quiero aceptar.

Lisa está igual, en este punto se puede optar por continuar o tomar una ducha de agua fría.

La miró a los ojos y sonríe con tanta satisfacción que los recuerdos llegan uno tras otro. Su padre quiere quitarle la empresa porque está perdiendo el tiempo con sus amantes. No tendría que pasar tiempo afuera si consigue follar conmigo en la mansión. Soy la solución que ha encontrado. Lamentablemente no me gusta tanto como para acostarme con ella cada vez que quiera.

—iré a bañarme —digo de repente y ella me suelta sin objetar nada.

Prácticamente corro hasta el baño y me quito la ropa para sentir el agua fría en mí cuerpo. Me concentro en eso hasta que la puerta de la ducha se abre y mí esposa entra con una gran erección. No era la primera vez que la veía desnuda pero en este momento he descubierto su plan.

—también necesito ayuda con esto— me después de moverme para sentir el agua.

Esa escena de Lisa desnuda, con agua cayendo sin parar sobre su cuerpo mientras que sus pupilas están dilatadas y me observa como si fuera un lobo feroz que está a punto de devorarme, hacen que pierda la razón.

Lazos irrompibles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora