Ala luz de la luna.

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De todos los lugares que he visitado en el mundo a través de mi vida, los bosques siempre han sido de mis paisajes favoritos, la naturaleza que los rodea por lo regular está viva, es hermosa y me parece en muchas maneras apacible, el aire suele ser fresco, con olores desde tierra húmeda, musgo o pino y en ocasiones especiales como la primavera, la brisa casi parece dulce por la fragancia de las flores que crecen alrededor, también están los animales quienes viven sus vidas con tranquilidad sin meterse en tus asuntos, claro mientras seas un invitado respetuoso de su hogar.

En este lugar todo simplemente sigue su propio curso y si pones la atención suficiente puedes notar los aspectos más curiosos e íntimos de la vida misma pasar frente a ti.

Puedes notar a los búhos ululando tranquilos desde el hueco de un tronco de árbol, percibir a ciertos roedores como conejos o ratoncillos atravesando a toda prisa por sus madrigueras aunque sigilosamente para alimentar sus crías y hasta con algo suerte en una buena noche oscura puedes ver a unos pequeños bichos luminosos llamados luciérnagas encargándose de mostrar un camino de aspecto encantado que seguir entre las sombras de los árboles, justo por donde la luz de la luna no alcanza a llegar, junto a esta delicada iluminación de apariencia mágica hay insectos que se encargan de producir sonidos tenues que amenizan tu camino al pasar entre ellos.

El recorrido que hago hoy se siente curiosamente familiar, casi es como si lo hubiera hecho durante años... Como si pasear a la luz de la luna sola en el bosque fuera algo normal y cotidiano, aunque ciertamente no lo es, pero a pesar de eso nada puede restarle la belleza a este momento.

Después de caminar unos minutos disfrutando de la vista prácticamente sacada de un cuento de hadas, llego a un curioso lago cuyas aguas están totalmente en calma, tanto es así que se refleja la forma de la luna llena sobre su superficie que parece de cristal, hasta da la impresión de que podría tocar la luna directamente por lo cerca y detallada que se ve, simplemente no puedo describir lo que veo más que como algo mágico. -Como desearía tener a mano mi cámara para poder plasmar esta hermosa esta imagen-

Me acerco al lago para poder observar más detenidamente el brillo de la luna, me encuentro absorta en los nítidos detalles, pero al mover la mirada por sus sombras noto en el mismo reflejo una figura algo distorsionada que sale sigilosamente de entre la oscuridad del bosque, lo primero que logro definir con claridad en la criatura al enfocar la vista son un par de ojos brillantes como faros que al moverse el animal dan la impresión de que tener color entre verde y azul que son sin duda preciosos y se mantienen fijos en los míos de manera curiosa.

Mi instinto dice que puede ser algo peligroso el encuentro pero no detecto energía hostil de su parte, por esto con toda tranquilidad en un acto de estúpida valentía, me siento sobre el pasto cubierto de hojas secas y agujas de pino procedentes de los arboles que rodean el lago con la mirada aun en dirección a la figura, esta al ver mis acciones se mueve lentamente fuera de las sombras revelando a su paso un animal hermoso, es un lobo con el pelaje tan blanco como la nieve y de aspecto sedoso, no parecía ser demasiado grande desde mi sitio o eso hasta que se irgue por completo alcanzando el 1.80 de altura aproximadamente, desde la punta de las patas delanteras a la cabeza, causa bastante impresión ver lo enorme que es, pero curiosamente no siento miedo solo fascinación.

Este sigue caminando y se detiene algo cerca de mi cara, por lo que ahora puedo ver sus facciones con más atención, me encanta saber que atine por completo al color de sus ojos, además tiene unas orejas grandes y felpudas que se mueven alerta en dirección de cualquier ruido del bosque, aunque mantiene una distancia prudente puedo sentir su cálida respiración con claridad, prácticamente me está olfateando pero sus ojos se mantienen firmes casi escudriñando mi rostro, sus patas son grandes por decir lo menos y cuentan cada una con un juego de garras negras de unos 10 centímetros de largo con aspecto mortífero, su cuerpo musculoso está rodeado por un pelaje espeso que logra ocultar casi por completo algunas cicatrices profundas esparcidas por el lomo y cuello, sus colmillos sobresalen a ratos del hocico con indecisión, solo un poco más cuando miro por mucho tiempo las cicatrices.

-No voy a hacerte daño, no tienes por qué ponerte nervioso- Le digo en un susurro apenas audible, para mi sorpresa el lobo parece entender y responde inclinando la cabeza ligeramente a un lado antes de sentarse sobre sus patas traseras como si se tratara de un perro entrenado esperando indicaciones.

-Tienes mucho tiempo observándome?- El lobo asiente pero eso no me sorprende en mala forma, de hecho me alegra estar entablando una "conversación" con él.

Todo este momento extraño por decirlo menos, solo se interrumpe cuando una ráfaga de aire frio casi invernal pasa entre nosotros y me extrae el calor del cuerpo en un segundo, entonces el lobo al notar el temblor en mi cuerpo rápidamente se acomoda de manera protectora alrededor, de pronto está aislándome del viento con su cuerpo, su esponjosa cola ahora me cubre bien las piernas mientras coloca la punta del hocico en mi regazo de manera despreocupada y yo más que feliz con el gesto decido acariciarlo lentamente desde la punta de la nariz hasta el lomo, sin llegar a palpar las cicatrices, el lobo complacido con los cariños se acurruca más cerca de mi cuerpo con cada pase de manos, tras unos minutos de contacto entre nosotros el frio apenas se siente y con ello una sensación de bienestar termina por adormecerme.

Despierto no sé cuánto tiempo después en el mismo lugar junto al lago, pero ahora sin mi compañero peludo, afortunadamente no hace frio ya que el sol comienza a salir, pero a pesar de mi bienestar físico algo parecido a la tristeza combinado con dolorosa soledad se instala de manera rápida en mi cuerpo y mi pecho, no lo entiendo pero este sentimiento extrañamente profundo me deja con pesadez y sin energía para caminar o siquiera ponerme de pie.

Cuando por fin logro hacer un avance en mi postura rígida me sacan del trance algunos ruidos que vienen de los árboles, entonces el malestar rápidamente se convierte en pánico, más cuando un gruñido alto suena tras de mí.

Por un momento al girar a la derecha y reconocer al causante me alegro de ver a mi protector, pero da mucho miedo verlo con el pelaje encrespado enseñándole los enormes dientes al intruso del lado contrario que no había notado acercarse hasta que comenzó la batalla de gruñidos, el blanco camina un par de pasos al frente y el otro que tiene un color gris obscuro de inmediato retrocede asustado al verlo, tras unos segundos el intruso empieza a correr rumbo a la profundidad del bosque, pero mi amigo no conforme con eso sigue caminando en la misma dirección, furioso en posición de ataque mientras gruñe, el asunto es que lejos de sentirme aliviada por que se alejen ambos animales rabiosos, mi ansiedad se dispara al pensar en la idea de quedarme ahí sola, curiosamente como si me leyera el pensamiento en un segundo cambia los rasgos amenazantes a un semblante apacible al retroceder a mi lugar donde amistosamente recarga su frente acolchada en la mía, es increíble cómo y cuan rápido su calidez desvanece las sensaciones desagradables de mi cuerpo.

Es en ese momento de calma logro escuchar una voz femenina un poco ronca hablando en tono apaciguador –No temas, mientras viva no dejare que nadie te haga daño- por alguna razón me ruborizo violenta e incontrolablemente por el comentario y al separarme de golpe noto que ahora me encuentro ante la mirada divertida de una mujer aparentemente desnuda.

Es alta aunque solo un poco más que yo, su piel se asemeja al tono de la porcelana aunque cerca de los hombros están presentes un par de cicatrices de aspecto antiguo, su cabello es castaño claro y corto, es esbelta, pero su musculatura parece más que bien definida, sus pechos son pequeños pero firmes y como no me atrevo a mirar más abajo por la evidente desnudez, decido centrarme en sus ojos, son preciosos... De hecho me recuerdan bastante a los del lobo de antes, pero no le doy mucha importancia al parecido ya que sin poder evitarlo regreso a detallar sus músculos durante más tiempo del que me gustaría admitir, entonces cuando me doy cuenta de todas las vergonzosas acciones que he realizado solo con la mirada devuelvo la atención a su cara, ella lejos de parecer incomoda me sonríe complacida e intenta tocar mi rostro con los dedos, casi puedo sentir su calidez rosar mi piel, pero antes de lograrlo su imagen se desvanece ante mis ojos.

-No, no te vayas!!!- grito alto al despertar de golpe en mi cama, empapada en sudor y respirando agitadamente, rápido veo alrededor con angustia en busca de aquella mujer pero solo puedo reconocer las cosas de mi habitación aunque todo sigue oscuro, luego miro el reloj... -son las 4:15 am.-

Fue un sueño, otra vez un sueño.

Belyy i Krasnyy   (blanco y rojo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora