La historia que soñé [One-shots Rubckity]

Te quiero.

Si pueden, escuchen la canción mientras leen el fic, se los recomiendo mucho <3 

— Te quiero —Es lo primero que le dijo hace bastantes años, cuando eran tan sólo un par de jóvenes enamorados, desde niños crecieron juntos y en la adolescencia sus sentimientos florecieron

El azabache fue el primero en declararse; recordaba aquella tarde con cariño. La brisa fresca de verano, el suave oleaje del mar y ellos tomados de la mano admirando el cielo teñido de naranja. Encontró la valentía para verlo directamente a sus hermosos ojos esmeralda y pronunciar su querer.

Sus palabras sinceras tocaron el corazón del castaño, no respondió a su declaración, al menos, no verbalmente, un beso tierno y casto fue el inicio de la unión entre ambos, esperando un futuro de alegría.

No pasó mucho tiempo para que finalmente formalizaran ante la mirada de los amigos y familia. Todo era felicidad en el pueblo en especial para ellos.

—Lo digo como un lamento—murmuró abatido en el sillón carmesí, observando el techo y un vaso de Whisky en su mano.

La radio cantaba para él su historia, cada fracción de las notas era un poema a su pobre alma desdichada. Una canción de su tierra natal con tanto sentimiento y dolor.

—Cómo un quejido qué el viento, se lleva por donde quiera— tomó un trago de la bebida sin despegar la vista

—Te quiero—cantó volviendo al tiempo de antaño. 

Su noviazgo duró varios años, con altas y bajas, superando todos los retos qué la vida joven les impuso. Y una noche bajo las estrellas, con la luna como testigo. Quackity le propuso matrimonio a su amado.

Rubius lloró emocionado en su dedo anular un hermoso anillo de plata resaltó en su piel. La sonrisa no desapareció en varios días y aunque en un pasado la opción de casarse le parecía absurda, no podía negar que amaba tanto a Quackity qué haría cualquier cosa por él.

—Qué pena haberte perdido—susurró en un débil llanto—Cómo quien pierde una estrella, qué se le va al infinito

Su voz resonó en la solitaria casa, acompañando la voz detrás de la radio, compartiendo el dolor crudo e inquebrantable.

Ambos acordaron un día soleado para encontrarse en el altar, a la mitad de la ceremonia, el padre pidió los votos de los amantes. Era de esperarse qué Quackity iniciara, prometiendo una vida a su lado, en la salud y enfermedad. En las buenas y malas, siempre juntos hasta el final.

El castaño vestido de blanco no se quedó atrás profesó vida a su lado—Prometo acompañarte hasta que la propia vida tenga celos de nuestro amor. Quiero estar junto a ti 

Perlas caían por sus mejillas, la sonrisa radiante enamoró al azabache, compartió el mismo gesto con dicha, él definitivamente era su destinado, la persona con la que permanecería el resto de su vida y de ser posible lo seguiría a la siguiente.