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Un corto silencio se instaló en la habitación, pero pocos segundos después fue interrumpido por Gyuvin.

−¿Qué dices? No podemos dormir ahora, en poco tiempo nos llamarán para ir a comer. −Dijo intentando ocultar su nerviosismo.

Si, mentiría si dijera que esa propuesta no le alteró un poco todos sus sentidos, inclusive un leve tono rojizo se apoderó de sus mejillas y parte de su nariz, llevó su mano a su cuello y rascó levemente, Ricky pareció notarlo y rió al ver al menor de esa manera, se levantó nuevamente y está vez arregló las sábanas.

−Te lo pierdes. −Habló colocando las almohadas correctamente.

Gyuvin ya un poco más relajado volvió a tomar asiento en la cama, no tenía muchos temas de conversación pero no le preocupaba ya que sabía que pronto surgiría uno de la nada.

−Dijiste que tocabas el bajo, ¿cierto? −Preguntó Ricky rompiendo el silencio y tomando lugar al lado del menor.

−Oh si, lo hago, ¿por qué la pregunta? −Volteó su mirada al mayor.

−¿Puedes tocar? Quiero verte. −Pidió con tranquilidad.

Gyuvin internamente quiso llorar, le estaba pidiendo que toqué el bajo, pero oh no, él no lo haría, podría morir de pena si se equivoca frente a él, frente a Ricky.

Pensó en una excusa para evitar tener que hacerlo pero entre las miles de opciones escogió la más tonta.

−Ocurre que el bajo está en mi casa y no puedo ir hasta allá solo por eso. −Rió confiado de su respuesta pero pocos segundos después cayó a la razón luego de escuchar la escandalosa risa del contrario.

−Tu casa está al lado Gyuvin.

...

Ambos caminaban los pocos pasos que había de distancia hasta la casa del menor. Al llegar Gyuvin sacó sus llaves, abrió la puerta principal y dejo pasar al mayor antes de cerrar la puerta, la casa se encontraba sola ya que sus padres ya estaban en casa del otro.

Ricky nunca había estado en la casa del menor, al entrar dio una rápida mirada a todo su alrededor examinando y comprobando que no había tanta diferencia entre ambas casas más allá del orden de los espacios y la decoración, también notó que estaba algo vacía y era comprensible, no había pasado muchos desde la mudanza.

Gyuvin habló para decirle que lo acompañará a su habitacion por el instrumento. Los dos chicos entraron a la habitación y nuevamente Ricky examinó rápidamente, era bastante normal pero lo que le llamo la atención fue el bajo que estaba a un lado de la cama del menor, indicando que posiblemente lo usaba con frecuencia.

La habitación le resultaba algo conocida debido a las veces que observaba a Gyuvin desde su propia habitación, pero era diferente estar dentro y observar de cerca.

−Recuerdo cuando recién te mudaste, era sábado en la mañana, tantos ruidos me despertaron y yo solo quería dormir. −Contó fingiendo molestia al recordar cuándo su único deseó era tener silencio y dormir.

Gyuvin se acercó a tomar el instrumento y guardarlo en su estuche. Rió al escuchar la pequeña anécdota de su mayor y negó levemente con su cabeza.

−No es mi culpa que duermas tanto, ni siquiera era tan temprano ese día.

−Era temprano para ser sábado. −Se quejó haciendo un movimiento de desacuerdo con su mano.

Gyuvin rió de nuevo y salió de su habitacion con el bajo en mano dejando atrás al otro, esté último aceleró el paso y cerró la puerta de la habitación antes de bajar la escalera rápidamente para alcanzarlo.

Los dos chicos salieron de la casa y caminaron hasta la otra mientras jugaban o hablaban de cualquier tontería. Al entrar a la casa vieron a sus padres en la cocina ayudando en la preparación de la comida y riendo cada vez que alguno fallaba en algo.

Prefirieron no molestar y subieron nuevamente hasta donde se encontraban anteriormente. Gyuvin sacó el instrumento y noto en el rostro de Ricky la curiosidad de verlo tocar.

−Ya me haz visto tocando tu guitarra y ahora quieres verme tocar el bajo, no es justo, toca tu guitarra y tocaré yo. −Propuso con tono firmé.

Ricky se negó rotundamente moviendo en negación su cabeza y brazos.

−No lo haré, esto no se trata de mi, tienes que tocar tú.

Y así inicio una pequeña batalla entre ambos sobre quién debería mostrar sus habilidades con los instrumentos. Prontamente se olvidaron por lo que estaban peleando y simplemente se divirtieron sin razón específica.

Eran esos pequeños momentos a los cuales a ambos le gustaba atesorar en su mente y corazón, y sobretodo si esos momentos los estaban viviendo juntos, ahora eran parte de la historia de ambos chicos.












neighbour! (ryuvin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora