Cuando el vacío domina las noches.
¿Alguna vez te has preguntado qué pasaría si pudieras vencer todos tus demonios?
Él se hacía esa pregunta todos los días, especialmente en las noches en las que el sueño se le escapaba. Siempre llegaba a la misma conclusión: sería feliz. Por fin podría dejar de fingir, de forzarse a reír, sonreír y seguir brillando como alguna vez lo hizo.
¿Sería posible recuperar esa luz interior algún día? Probablemente no, al menos eso creía
Esa noche, el insomnio lo consumió; su cuerpo se sentía agotado, pero, por alguna extraña razón, no podía dormir. Intentó dormir, tomó leche, escuchó música, leyó, miró TikToks por un rato, e incluso contó ovejas. Sin embargo, nada de eso funcionó.
Él no quería eso, no quería tener que enfrentarse a sus pensamientos otra vez. Se sentía frustrado; deseaba dormir, no pensar.
Se giró y miró su teléfono descansando en la mesita de noche. Notó que eran las 12:03 a. m. Le sorprendió que aún fuera temprano; el tiempo parecía ralentizarse cuando se sumergía en sus pensamientos.
Frustrado, siguió mirando el techo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Se rindió; sabía que esa noche no podría conciliar el sueño. Así que dejó que sus pensamientos tomaran el control.
Se preguntaba cada día: ¿En qué momento dejé de ser ese chico al cual muchos llamaban 'mágico'? ¿Por qué todo me sale mal? ¿Por qué no puedo volver a ser aquel chico?
Tantas preguntas y ninguna respuesta.
Pero la pregunta que resonaba con más fuerza en su cabeza era: ¿Cuándo cambió todo? Él no lo sabía. O tal vez sí, pero no se dio cuenta a tiempo.
Lágrimas resbalaban por su rostro como gotas de lluvia, mientras él luchaba por contener el remolino de emociones que amenazaba con desbordarse.
No tenía a nadie a quién acudir, o tal vez sí, pero a pesar de estar rodeado de personas que lo querían, no se sentía amado; se sentía solo.
Nadie percibió la tormenta que atemorizaba su interior. Nadie extendió una mano cuando cayó en el más profundo abismo de oscuridad. Fue allí donde comenzó su rutina.
Sí, rutina; la fachada de la felicidad se volvió su hábito. Fingir ser el chico que solía ser se convirtió en una repetitiva coreografía de sonrisas, risas forzadas y una aparente felicidad. Sin embargo, tras esa máscara, se escondía una lenta y dolorosa tortura, repleta de rabia, tristeza y un dolor insondable.
Las lágrimas cesaron, dejando tras de sí un eco de silencio. Abrazado a la almohada, Aiden se entregó a la paz que solo el sueño podía ofrecerle. En el rincón oscuro de la habitación, el reloj marcó la continuación del tiempo, un recordatorio constante de la incesante danza entre la vigilia y el descanso.
En ese sereno adiós a la vigilia, sus pensamientos se desvanecieron poco a poco como las estrellas al amanecer. La pregunta persistente sobre cuándo había cambiado flotaba en su mente, pero, por ahora, la noche le ofrecía la tregua que tanto anhelaba.
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La historia del chico fantasma
Novela JuvenilEsta es la historia de un chico mágico cuya luz, alguna vez tan vibrante, se desvaneció hasta convertirse en un fantasma viviente. Era como un sol ambulante, esparciendo su luz por donde iba, una esperanza en medio del dolor, una calma en la torment...