Escape de la Escuela + Conocida agradable
¿Te has preguntado alguna vez si podrías apagar tus propios pensamientos y emociones?
A menudo, Aiden se hacía esa pregunta. Todo sería más sencillo si pudiera encender y apagar sus emociones a voluntad. Sin embargo, lamentablemente, eso no era posible.
Desde las primeras horas del día, ya sabía que iba a ser una jornada nefasta. Su llegada a la escuela estuvo marcada por una serie de desgracias. Se quedó dormido en las clases de matemáticas, biología e informática, lo que le valió regaños y humillaciones de parte de sus profesores. Además, olvidó entregar un informe de historia que había dejado en casa. Durante la hora del almuerzo, sufrió una caída que resultó en la comida esparcida sobre su uniforme, manchándolo con limonada y salsa de espagueti.
Ansiaba escapar, el deseo de abandonar aquel lugar lo consumía. Por eso, a mitad de la clase de química, ideó una excusa para dirigirse a la enfermería, alegando sentirse mal. En realidad, su objetivo era evadir la escuela y dirigirse hacia un parque cercano a su casa.
Sentado en un banco del parque, permitió que sus pensamientos lo atormentaran, una vez más.
Desde aquel incidente, se percibía apagado, extraviado y vacío. En algunos momentos de profunda depresión, había experimentado el temor de sí mismo debido a los oscuros pensamientos que lo invadían. A pesar de haber considerado la idea de buscar ayuda profesional, incluso compartiéndolo con sus padres, la respuesta burlona de su padre lo desalentó. Desde entonces, evitó tocar el tema en su hogar.
Se sentía inútil. ¿Acaso estaba exagerando todo? Aunque él sentía que no, la voz de su padre resonaba en su mente, recordándole constantemente que solo exageraba las cosas.
Estaba tan absorto en sus pensamientos que no se dio cuenta de que una chica le estaba hablando.
- Hola, ¿te molesta si me siento aquí?
Aiden, absorto en sus pensamientos, no respondió y simplemente la miró de reojo sin prestarle atención.
La chica, al notar que no obtenía respuesta y pensando que quizás lo estaba incomodando, decidió retirarse:
- Disculpa, si prefieres estar solo, no hay problema. - se levantó de la banca y se alejó.
Aiden, al darse cuenta de su distracción, la miró y finalmente le habló:
- ¡Espera! No quería ignorarte, estaba en mi mundo. ¿Quieres quedarte?
- Si, claro! Lamento si te moleste, simplemente vi que estabas solo y pensé que querías algo de compañía - dijo la chica sentándose a su lado
- No te preocupes - dijo mirándola con detenimiento. Era muy linda. Su cabello castaño le caía por su rostro cual cascada, sus ojos color miel lo miraban con curiosidad, su piel era algo pálida por lo tanto las pecas alrededor de su nariz se notaban mas, sus labios eran rosados en forma de corazón. - ¿Como te llamas? - pregunto el desviando su mirada de ella.
- Alana Harper y tu?
- Tienes un lindo nombre - dijo el regresando su vista hacia ella - Me llamo Aiden Müller
Alana sonrió levemente.
- Me gusta tu nombre - le dijo con una sonrisa - ¿Estudias en la"Escuela de Bellas Artes de Toronto"?
El la miro algo sorprendido
- Si, como sabes?
- Traes el uniforme de la escuela, un poco manchado pero se logra reconocer - rio un poco al ver la cara de Aiden
Aiden bajo la mirada a su ropa y en efecto, su camisa blanca tiene una mancha roja muy visible, había olvidado que se había escapado de la escuela con su uniforme manchado por lo sucedido en la cafeteria.
- Si bueno, digamos que tuve un pequeño accidente en la cafeteria - dijo avergonzado de su aspecto
Alana rio al verlo sonrojado, se le hacia tierno.
Alana desvió su mirada de Aiden y miro un punto especifico. Aiden noto que Alana tenia un aspecto cansado, tenia ojeras marcadas bajo sus lindos ojos, su mirada mostraba lo perdida que estaba en sus pensamientos. El desvió su mirada hacia el atardecer, el cielo estaba en tonos anaranjados, rojos, y amarillos.
Luego de un rato de silencio ella le pregunto:
- ¿Que haces sentado en este parque? ¿No se supone que deberías de estar en clases?
- Si, pero tuve un inconveniente y me fui de la escuela - admitió con incomodidad
- ¿Te escapaste? - contesto sorprendida
- Podría decirse
- Vaya, no creí que fueras un chico que se escapaba de clases- dijo ella sonriendo
- Bueno, era necesario irme de ahí- dijo el forzando una sonrisa
Ambos se quedaron en silencio. Ambos miraban como los colores del cielo iban desapareciendo para ser remplazados por la oscuridad de la noche. El silencio reino entre ambos, pero sorprendentemente no era incomodo.
El cielo estaba infestado de estrellas que brillaban con intensidad. Por primera vez en mucho tiempo sintió un poco de paz. El sonrió ligeramente, el dolor de su pecho había disminuido un poco, no solo era el hecho de que se sentía acompañado sino que también le daba paz ver las estrellas.
El sonido de una llamada los sobresalto a ambos, Aiden sintió una vibración en su bolsillo así que saco su teléfono de su y supuso que era su madre, al ver su celular, efectivamente su madre lo estaba llamando repetidas veces, probablemente para saber en donde estaba, ya era tarde y aun no había llegado a su casa. Apago su teléfono y decidió que era hora de irse a su casa así que se levanto de la banca mientras se colocaba su mochila.
- Creo que ya es hora de que me vaya, fue un placer conocerte, Alana - le dijo el sonriendo levemente
Ella suspiro y también se levanto de la banca.
- Espero volver a verte, Aiden - le dijo ella sonriendo
- ¿Te acompaño a tu casa? - le pregunto el mirando alrededor del parque, estaba oscuro y no quería que ella fuera sola a su casa, era peligroso.
- Nah, yo vivo cerca, no te preocupes.
Aiden dudo pero al final accedió ya que ya era tarde y no quería preocupar de mas a su madre.
- Esta bien, buenas noches, Alana
- Buenas noches, Aiden - dijo ella con una sonrisa mientras daba la vuelta para empezar a caminar al otro lado del parque.
Aiden espero hasta que ella desapareciera por la calle y se fue caminando a su casa con una leve preocupación de lo que podría decirle su madre.
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La historia del chico fantasma
Fiksi RemajaEsta es la historia de un chico mágico cuya luz, alguna vez tan vibrante, se desvaneció hasta convertirse en un fantasma viviente. Era como un sol ambulante, esparciendo su luz por donde iba, una esperanza en medio del dolor, una calma en la torment...