No Deseado ; Sankoko/omegaverse

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Manjiro estaba en silencio, podía distinguir su enojo a kilómetros.

Era tan evidente y pesado que sentía poder cortarlo con un cuchillo. No dijo nada, solo se sentó frente a él, notando las velas de la mesa consumidas y como la luna iluminaba su mesa frente al mar.

—— ¡Mesero!, ¡Traiga la carta y nuevas velas! —grito intentando ignorar la penetrante mirada de Manjiro encima suyo al igual que el apestoso olor que desprendía del cual no era el único enterado pues mesas aledañas se habían retirado por el acido olor. Suspiro resignado al no recibir atención y miro al omega que parecía querer saltar y atacarlo en cualquier momento— Lamento llegar tarde el trafico...

—— ¿Quien es?

—— ¿Quien es? —repitió confundido— ¿Que?

—— ¿¡Quien es la otra persona!?, ¿¡Con quien me estas engañando!? —grito, tan alto que los comensales lejanos miraron a su mesa, Sanzu sonrió apenado— ¿¡Es la perra de Rindou o estas tras otra zorra!?

—— Manjiro...

—— ¡Dímelo ahora antes que lo descubra yo mismo!

—— ¡Te juro que no es nadie!, ¡Solo me aleje por que tu me lo pediste!, ¡En nuestra ultima discución!, ¿¡Lo recuerdas!?, ¡Me pediste espacio! —grito ahora enfadado, odiaba los escándalos.

—— ¡Y tu hiciste caso como siempre!, ¿¡verdad!?, ¡Si no fuiste a rogarme solo significa que hay otro o otra!, ¡Maldita sea!, ¡Dime!

El silencio de Sanzu solo hizo que el omega lo mirara con rencor y sin esperar mas se levanto de la mesa y se marcho.

—— ¡Manjiro escuchame! —grito yendo tras el, sin embargo este no se inmutó y siguió su camino hacia una limusina que lo esperaba afuera.

Antes de subir sintió el tirón de su brazo y se encontró con Sanzu que sin medir palabras lo beso. No reacciono de inmediato pero al hacerlo intento seguirle el ritmo.

Pero el pelirosa dominaba la situación. Empujando a dentro del coche y subiendo tras de él a seguir la sesión apasionada de besos.

Sus manos se tocaban y exploraban con anhelo. Habían pasado semanas desde que sentían el contacto del otro, casi un mes que Manjiro no sentía al alfa encima suyo dispuesto a devorarlo hasta convertirlo solo en un tumulto de gemidos y espasmos.

O eso pensó, hasta que deslizó sus manos hacia la cintura del alfa y sintió en los bolsillos de su chaqueta algo metálico y ruidoso. Se separo del beso y saco lo que parecían unas llaves dentro de la chaqueta.

— ¿De quién es esto? —pregunto separandose del alfa, Sanzu que aun no caía en cuenta de ello, siguió besando el cuello del omega hasta escuchar el tintineo de unas llaves.

Las llaves de Hajime.

Se reincorporo de forma veloz, asustado mirando el objeto entre las manos de Manjiro, jadeo.

— Son... Son mías —le contesto intentando sonar convincente pero lejos de eso hizo gruñir a Manjiro.

— ¡Mientes!, ¡Deja de mentirme, maldito perro! —grito enfadado alejandose del alfa, Sanzu se quiso acercar pero Manjiro mostro sus colmillos indicando que lo queria lejos.

— ¡Por favor deja explicarme! —le dijo intentando acercarse nuevamente al verlo bajar la guardia.

— Habla

Sanzu asintió, debia excusarse, decir algo, que no inculpara a Hajime, o a alguien que podria rectificar, cuando penso en la mejor opción, sintio su cuello arder.

E inevitablemente toco la zona, haciendo que Manjiro le mire de forma confundida.

— ¿Sanzu, que demonios te pa-?

— Me tengo que ir, lo siento Manjiro, pero no tengo tiempo, es urgente, ¡Chofer detengase! —grito, haciendo que el auto pare abruptamente, y este baje del auto serio, Manjiro salio del auto siguiendolo confundido pero lejos de seguirlo lo vio alejarse de forma rapida del lugar, en dirección contraria.

Manjiro temia lo peor. Si Sanzu ya no lo perseguía o necesitaba, el que huyera de esa forma sin humillarse o rogar, solo significaba una cosa; lo habia cambiado por otro omega.