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Holi, después de tanto tiempo vuelvo a actualizar y les digo que volveré con las actualizaciones seguidas de este libro amigos así que, no se olviden de votar y comentar mucho además de dejar sus opiniones al final para poder actualizar más seguido y saber que hay interés en la historia e interacción, en fin solo eso, besos.

Disfruten la lectura!!!.

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Un estruendo rompió el silencio, haciendo que todos se sobresaltaran y se cubrieran instintivamente. Mikey, visiblemente alterado, arrojó con rabia el arma sobre la mesa.

— ¿Qué demonios dijiste, Kakucho? —rugió mientras avanzaba amenazadoramente hacia él, agarrándolo de la solapa— ¿Cómo te atreves a decir que has preñado a la maldita perra de Hajime?

Hajime lanzó una mirada llena de temor a Sanzu, pero este, absorto en la confrontación, apenas le prestó atención, su mano apretando instintivamente su pecho con fuerza.

— No estoy mintiendo, Mikey. Hajime está esperando un cachorro mío. Usted quería que no hubiera más secretos, y mi lealtad hacia usted me obliga a confesar sobre el hijo que Hajime espera, que es mío.

La incredulidad y el disgusto llenaron a Mikey mientras miraba furioso a Hajime, quien se sintió más diminuto que nunca. Takeomi los observaba confundido, pero antes de que pudiera decir algo, Mikey se llevó la mano a la cabeza, sintiendo una migraña abrumadora mientras se desplomaba en su silla.

— ¡Solo te pedí una maldita cosa, Hajime! ¿Cuánto tiempo planeabas ocultármelo? ¡Eres una maldita decepción! —gritó, exhausto— Salgan, discutiremos esto más tarde. Sanzu, quédate.

Sanzu sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras asentía y se acercaba a Mikey. Los demás se retiraron en un silencio tenso, y Hajime volteó hacia Sanzu mientras las puertas se cerraban, viendo solo la espalda del hombre inclinado sobre Mikey.

Una vez afuera, la tensión se hizo palpable. Rindou se apartó, desolado, apenas interesado en lo que ocurría a su alrededor desde lo sucedido con Ran. Takeomi, lleno de furia, se acercó a Hajime, quien intentó escapar pero fue detenido con brusquedad.

— ¡El padre no era Haruchiyo! Todos señalaban a Haruchiyo. ¿Estás mintiendo para protegerlo, verdad? —Hajime lo miró desconcertado, sintiendo nervios al no saber qué decir, pero de repente sintió el fuerte brazo de Kakucho rodeándolo y apretándolo contra él, su mirada fría y decidida dirigida hacia Takeomi. Hajime se sintió pequeño e insignificante ante el intenso intercambio de miradas.

— Si has terminado de hostigar a mi Omega, te pido que te vayas y nos dejes en paz —espetó Kakucho, mirando con desprecio a Takeomi antes de que esté  se marcharse furioso.

Hajime se sentía como si estuviera atrapado en un juego de ajedrez del que no entendía las reglas.

— ¿Cómo supiste sobre el embarazo? —preguntó, mirando con temor a Kakucho, quien lo soltó bruscamente y le indicó que lo siguiera.

— Este no es lugar para hablar, Hajime —comentó, señalando las cámaras en el techo. Hajime lo siguió, preguntándose por qué el tercer mando más alto había traicionado de alguna manera a Manjiro.

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Mikey, envuelto en una tormenta de ira y desilusión, contemplaba el horizonte urbano de Tokyo desde la ventana de su despacho. Tokyo, su imperio, una construcción pagada con sangre, ahora se le antojaba un reino de traiciones y secretos.

— Esto no es como Touman —murmuró, con voz cargada de desencanto, mientras Sanzu, encogido a su lado, se sentía personalmente aludido—. Mis amigos, mi familia... Aquí todo es traición y secretos. Aquí todos conspiran contra mí. Primero Ran, luego Hajime y Kakucho, Takeomi... no tengo a nadie.

— Mikey... —Sanzu intentó acercarse, pero se detuvo, sintiéndose indigno del afecto de Mikey. Desde aquella noche en la que tomó a Hajime como Omega, sabía que ya no era digno de él. Mikey tenía esa mirada perdida, la misma que había tenido cuando mataron a Emma. Era la mirada del vacío, de la desesperación.

— Quiero escapar de todo esto, Sanzu. Estoy cansado de esta pesadilla. Quiero ser un Omega protegido por su Alfa, con hijos... Dos hijos que llamaría Emma y Shinichiro...

Sanzu se acercó con sumisión y colocó su mano en el hombro de Mikey. Se miraron, compartiendo un silencio cargado de complicidad. Mikey suspiró y le pidió a Sanzu más información sobre la situación de Hajime y Kakucho, y que eliminara la amenaza.

— ¿Qué sugieres...?

— Hajime no me sirve en su estado actual. Cuando tenga a su cachorro, será aún menos útil para mí. No puedo permitirme tener gente mediocre aquí. Kakucho también seguirá el mismo camino. Perderé a dos miembros de un solo golpe. Prefiero deshacerme del más inútil y quedarme con quien me sirve: Kakucho.

Sanzu guardó silencio, apretando los puños con impotencia. No podía creer lo que estaba escuchando, lo que Mikey estaba pidiendo.

— Encárgate de que parezca una venganza de otra mafia. Algo tan cruel que haga a Kakucho tambalear y jurar venganza contra esa mafia enemiga. Así estará más sometido a Bonten.

El silencio de Sanzu irritó a Mikey, quien se volvió hacia él con molestia, tratando de contener su enfado aunque su mirada reflejaba conflicto.

— ¿No entendiste lo que dije? —Sanzu negó con la cabeza— Entonces vete y ocúpate de desaparecer a Hajime. No perderé a Kakucho por una simple tontería. Tienes dos meses.

— Sí, me encargaré de ello, Mikey. Te lo prometo...

Con paso firme, Sanzu se retiró, sintiendo la mirada penetrante de Mikey clavada en su nuca.

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⏰ Última actualización: Mar 04 ⏰

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No Deseado ; Sankoko/omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora