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Antes de que acabe el día, cruzamos la frontera y con las indicaciones de Luka, conseguimos llegar a Zakopane

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Antes de que acabe el día, cruzamos la frontera y con las indicaciones de Luka, conseguimos llegar a Zakopane. Ciudad en la que viven sus familiares, ciudad en la que obtendremos cobijo.

— Gira a la derecha— me indica Luka—. Es esa, la tercera— señala una casa unifamiliar con fachada de color azul y tejado de pizarra.

Aparco en frente. Apago el motor y echo el freno de mano.

Miro a Luka, él me mira a mí. Hace un gesto con la cabeza, señalando la vivienda. Se baja de la camioneta y Teo lo sigue. Yo también me bajo.

Subimos las escaleras que dan al porche. Luka llama a la puerta. Oímos cómo abren los cerrojos, luego, se abre una pequeña rendija por la que se asoma una niña de no más de ocho años. Al reparar en el chico que hay a mi lado, abre del todo la puerta y salta a sus brazos.

— ¡Has llegado! — exclama— ¡Vamos! — lo coge de la mano y lo arrastra al interior.

Luka nos hace un gesto con la mano para que lo sigamos.

Llegamos a lo que parece ser el salón.

— ¿Quiénes son, Luka? — pregunta una señora mayor.

— Son unos amigos que hice de camino. Sin ellos no podría haber llegado hasta aquí. Les he dicho que pueden quedarse con nosotros, no tienen a dónde ir. ¿Os parece bien?

— Claro que sí. Cualquier amigo tuyo es bienvenido en esta casa. ¿Nos los vas a presentar?

— Este— dice señalándome—, es Demyan. Y él es su hermano pequeño, Teo. Chicos estos son mis abuelos, Oleg y Lera, y esta pequeñaja de aquí es Iryna, mi prima.

— Id a instalaros, subiendo las escaleras, la habitación de la derecha. Yo me quedaré un poco más con ellos— nos dice Luka.

Me encuentro sentado en la cama, con la espalda apoyada en la pared y las rodillas dobladas contra mi pecho. Alguien le da unos golpecitos a la puerta para llamar mi atención. Levanto la mirada, se trata de Luka.

Se acerca a mí con una sonrisa en la cara y se sienta a mi lado, apoyándose también en la pared.

— Gracias— suelto.

— No me las des.

— Pero quiero hacerlo. Estoy en deuda contigo, por toda la ayuda que nos has proporcionado.

— No me debes nada— dice—. Idiota.

Luka me pasa el brazo sobre los hombros y yo me apoyo en él. Nos quedamos en silencio. Un silencio cómodo, reconfortante. Y pienso en mis padres. En qué les habrá pasado, en dónde estarán. También pienso en el futuro. En un futuro incierto, inescrutable.

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⏰ Última actualización: Aug 23, 2023 ⏰

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