Le dió otra halada al cigarrillo que tenía en la boca mientras admiraba los pequeños pero bonitos pechos de la chica que tenía encima, moviéndose sensualmente sobre su miembro, gimiendo y respirando aceleradamente conforme el éxtasis consumía su cuerpo.
Le encantaba así. Que Solar tomara el control. Que la deseara tanto al punto de llegar a su taller sin avisar y le obligara a sacarse toda la ropa porque estaba caliente. Y por supuesto, le encantaba que solo fuera así con ella, una fidelidad sin relación.
Dejó salir el humo por sus labios y aún con el cigarrillo entre sus dedos colocó ambas manos en la cintura de Solar y empezó a sobarla con morbo. Le gustaba mucho. Sobó sus nalgas, las abrió con brusquedad buscando acercarla más a ella. Deleitó su vista una vez más en sus senos y ese rebote constante fue el que la hizo desistir de alargar más el orgasmo.
Escuchó un auto llegar a su taller y también el sonido de un radio de policía, lastimosamente tenía que terminar por el momento su mejor actividad recreativa.
Le dió la última halada a su cigarro y lo tiró al piso sin dejar de mirar esa cintura y como su miembro entraba y salía de su lugar favorito.
Se quedó embelesada con esa imagen unos segundos; es que no había cosa que le gustara más que el delicioso cuerpo femenino y en especial este, una adicción de las más difíciles de dejar porque siempre volvía al mismo sitio.
Y no la iba a dejar nunca.
Su acompañante llena de completo éxtasis pero notando que Moonbyul se había quedado iba, unió sus frentes para besar sus labios y ella no se lo negó. Luego se separaron lo suficiente para poder conectar sus ojos y mirarla con deseo.
Sin previo aviso la alzó tomándola de la cintura para cambiar de posición y ponerla en el sofá cama. Sus encuentros eran todo terreno así que ese sofá cama deteriorado que consiguió a un precio humilde era lo más decente en donde habían intimidado. No era lo más aseado, pero vivía en un taller y lo que puedes esperar es grasa, tornillos por todos lados, cerveza y cigarrillos.
Solar sonrió y se mordió el labio inferior empezando a masajear sus senos; tenía conocimiento de la reacción que causaba. Sin más preámbulo, Moonbyul separó bien las piernas y miraba lo que le pertenecía. Podía irse a la Patagonia, podía acabarse el mundo y el cuerpo de Solar mantendría el nombre de Moonbyul tallado en su piel y en otros lugares recónditos. Solar se empezó a mover inquieta por la tardanza y la otra no la hizo esperar más entrando de una fuerte estocada.
Le gustaba, le hacía sentir orgullosa tenerla bajo ella gimiendo dulcemente pero a la vez usando ese toque travieso que utilizaba la castaña en su trabajo.
Se movió rápido, llevando una mano al sofá y la otra la depósito en la cintura para apretarla contra ella conforme la velocidad aumentaba. Miró sus pechos moverse y luego subió a su rostro sonrojado y sudado, con sus labios medio abiertos tratando de respirar por ellos mientras se le escapaban sonidos de placer. Sintió como empezaba a apretarle el miembro avisando del orgasmo que estaba teniendo.
Salió de ella rápidamente estimulando su miembro para que su eyaculación cayera en el abdomen de Solar quien apartó las manos de Moonbyul para ella misma estimularla hasta que cayera la ultima gota. Siendo mas atrevida, recogió un poco del líquido con su dedo y se lo llevó a la boca para chuparlo ante la mirada de Moonbyul.
Moonbyul con una media sonrisa, se alejó sin dejar de ver todo el cuerpo de Solar y pensando en todas las cosas que iba a hacer esa noche.
Se colocó sus pantalones jeans, sus botas y una camiseta negra llena de aceite de motor que antes estaba usando. Cuando regresó su vista hacia Solar, esta se había colocado boca abajo sobre el sofá dejando ver su trasero, y miraba a Moonbyul con una sonrisa pícara mientras mordía la punta de su dedo.