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Llevaba una hora exacta estacionada frente al Maurice Kang. Dicen que la paciencia es una virtud pero para mi no entra ese pensamiento, eso es para las personas inútiles que esperan algo de alguien, un milagro o un golpe de suerte. Si quiero algo voy y lo consigo.

El idiota de Jan solo ha corrido con suerte esta semana. Cuando fui a buscarlo al día siguiente de que estuvo en el taller, su esposa salió y me dijo que no demoraba en llegar del trabajo pero yo no me quedaría a esperarlo como si fuera mi patrón o algo parecido.

¿Por qué se escondía si se supone que él empezó?

Las otras veces pregunté por él a Minhyuk cuando no se presentó a ninguna de las dos reuniones que tuvimos para el trabajo de Hwasa. Sin saber estaba cavando su propia tumba.

Si creía que no le haría nada porque éramos colegas estaba equivocado. En este mundo la apuñalada viene de quienes nunca esperamos, con quien nos criamos desde pequeños y tratamos como otro hermano.

Suena cruel pero hay algo que nunca paso por alto y es la falta de respeto. Entre él y yo hay constelaciones de distancias y yo precisamente no me dejaré tomar por pendeja.

Dos guardias estaban en la entrada del club y no tuve de otra que guardar la beretta en el cajón. No vi a Jan entrar ni salir por esa puerta pero la intuición me decía que algo pasaba adentro, así que me equipé las manoplas en ambas manos y me coloqué los guantes negro.

Eran las dos de la mañana y faltaban dos horas para que Solar saliera. Salí del Mustang de 1965, una herencia de mi abuelo que no me costó nada aceptar y modificarlo a mi gusto. Levanté el gorro de mi sudadera mientras me acercaba a la entrada para al menos pasar un poco desapercibida ante cualquier desconocido.

— A la pared — me dijo Jin, el guardia nocturno.

Obedecí colocando las manos en la pared, así como otros dos chicos que iban acompañados de una chica. Cuando terminó el chequeo me indicó que podía entrar con un movimiento de cabeza.

No era frecuente en este sitio, podía decir que entraba a ese lugar dos a tres veces por semana y solo cuando llevaba muchos días sin ver a Solar. Ella y su maldita forma de ser: rebelde, exquisita, peligrosa, de barrio y era todo lo que podía pedir en una mujer. Tal vez por eso me tenía cegada, porque no he estado con otra mujer en dos años que llevo con ella a pesar de que no tenemos una relación.

Al entrar al club eché un vistazo rápido a las plataformas de baile y no la vi. No estaba lleno pero sí había mucho movimiento. Caminé a la barra por algo de beber ya que un trago siempre me venía bien cuando necesitaba idear algún plan o para aclararme las ideas porque tenía la leve sospecha de que ese imbécil estaba aquí.

Jessi una amiga de Solar estaba atendiendo la barra así que me dirigí hacia ella.

— Whisky — le pedí tomando asiento en el banquillo. Ella asintió y me sirvió rápidamente. Por el volumen de la música era difícil entablar conversación, así que no me quedó de otra que pedirle que se acercara con un movimiento de cabeza — ¿Solar tiene clientes hoy?

Me miró a los ojos y sonrió.

— Sabes que no te puedo revelar ningún tipo de información.

Entre todas las del club era la más seria y veterana del lugar, no podía decirme nada pero yo necesitaba una coartada.

— Últimamente un tipo la anda molestando, quería cerciorarme de que estuviera bien cuando saliera.

— Algo me había comentado. Pero eso es algo que es parte del trabajo, le recomendé que tuviera un guardaespaldas para cuando saliera en las madrugadas luego de lo que pasó con ese tipo — me dijo mientras servía otros tragos y limpiaba el mesón.

NOCIVO [Moonsun G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora