Capítulo 5

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Valorando aquel día tan peculiar.

Descargó de responsabilidad, no soy dueño de Urusei Yatsura créditos a su respectiva autora Rumiko Takahashi.

Música, imágenes y personajes nada de eso es de mi propiedad, créditos a sus respectivos autores lo único que me pertenece es esta historia.

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La ciudad de tomobiki....... (Espera, eso sonó como el intro de la chicas super poderosas, cambiemos).

Toma dos.

Tomobiki aquella hermosa ciudad con enormes edificios, repleta de gente, llena de peces parlantes antropomorficos que son capaces de hablar fluidamente español, además de eso aquellas mismas tres ardillas de hace dos capítulos se encontraban tristes pues su árbol fue cortado para ser usado como adornó de navidad, una de ellas en especial se encontraba maldiciendo a diestra y siniestra su maldita suerte.

Si, prácticamente, era un día normal.

Bueno, casi y si se pregunta como que ¿casi?, pues emm mejor véanlo (léanlo) ustedes mismos.

Cambió de escena lugar: teatro de tomobiki.

El teatro de la ciudad, en aquel lugar se llevaron a cabo importantes acontecimientos, y hoy posiblemente sea uno de ellos, y es que en el podio podíamos observar una imágen que nadie en sus mas grandes sueños y/o pesadillas pudieron haber imaginado.

Arriba en el podio estaban dos cosas que nadie se espera ver en un mismo sitio un piano y el protagonista de esta historia Ataru Moroboshi, éste último para sorpresa e incredulidad de todos los presentes en el teatro (los cuáles, eran muchos), visualizaron que el castaño se encontraba vestido con el clásico traje de pianista, un chaleco negro con lo que parecía ser dos picos en la parte baja del traje, traje que estaba encima de una camisa blanca, dentro de el mismo saco y sobre aquella camisa blanca se posaba orgullosamente una corbata.

Traía puestos unos pantalones de color negro mismo color que poseían sus zapatos, finalmente sus manos vestían con orgullo unos guantes de color blanco a perlado.

Y ustedes se preguntaran ¿qué demonios pasa aquí? bueno, para responder a eso tenemos que retroceder en el tiempo una cuántas horas.

Flasback 6 horas antes.

Aquel día había comenzado de lo mas normal posible, lo cual significaba que nada normal estaría por pasar en aquel día (si lo se, contradictorio pero esto es Urusei Yatsura, ¿cuándo pasa algo normal en esa ciudad?) un castaño en especifico se encontraba descanzando en el sillón de su casa, encontrándose semi-dormido, habían pasado ya tres semanas desdé aquel beso que compartió con su amada, y debía decir que añoraba obtener otro beso como ese, lamentablemente eso no fue posible, pues posterior a ese día tuvo que vivir un montón de anormalidades, la menos molesta fue cuándo las amigas de Lum quisieron hacer una fiesta sorpresa, aparentemente se trataba de una reunión de antiguos alumnos, aún así le cabreó el echó de que su amada llorará amargamente por pensar que sus amigas la estaban evitando.

De más está decir que luego de que aquella fiesta terminara, este mismo se encargo de darles un brutal sermón a las tres féminas, aún recuerda con gracia el como Ram, Oyuki y Benten terminaron sentadas en las esquinas del salón durante dos horas seguidas, en sus cabezas traían puestos unos conos que decían, no are llorar a la waifu del prota otra vez.

Además de eso pasaron otras cosas de las cuáles se quería olvidar y otras las cuáles con solo recordarlas le hacían soltrar una carcajada, pues se le vino a la mente lo que paso sólo dos días después de la reunión, y es que los maestros querían evitar que sus alumnos dejarán de picar (no se muy bien que significa esto en españa, aunque no es tan difícil darse una idea), recuerda muy bien como ese día luego de fumarse una rama de perejil llego a la academia, vestido como sierto padre que obligó a su hijo a subirse a un meca gigante organico de color púrpura, ese día tenía los ojos rojos por tremenda calada, aunque sinceramente no recuerda mucho, lo máximo que recuerda era que unos tipos lo llamaron por teléfono gritando Wazzup como gilipollas y el como el maestro de las pendejadas que es les siguió el juego, perdió una hora de su vida haciendo eso, pero valió cada maldito segundo.

Urusei Yatsura, Valorándonte Más Donde viven las historias. Descúbrelo ahora