La luna

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Entonces, ya sabemos que esta jodido el mundo. No hacia falta mirar afuera o exponerte a esas cosas para saberlo.

Cualquiera podía escucharlo... y olerlo también.

Es repulsivo mencionarlo, pero, esas cosas tienen una especie de olor que considero, es similar al azufre. 

El mundo, o lo que quedaba de el, aun se alzaba entre las ruinas de la civilización que se habia coronado a si misma, llena de egoísmo y conceptos morales que ellos tampoco alcanzaron a entender, ahora se encontraba enteramente compuesta por cenizas. Las personas se organizaban en bases, aunque estas no tenían mas de 7 integrantes.

Era de conocimiento publico que, no era buena idea estar con personas de carácter impulsivo. Es mejor dejarlos a su suerte que arriesgar tu vida.

Eso me trae recuerdos. Solía vivir con mi madre en una de ellas. La base del sur.

Entonces, tomo una mala decisión que me llevo a tomar mi propio camino. Ahora soy una especie de viajero. 

Hacia un tiempo habia conseguido provisiones para una semana. El lugar donde me estaba quedando, un viejo edificio de apartamentos, era lo suficientemente cómodo aun si no tenia nada donde podría reposar adecuadamente. Abrí una lata de sopa con sumo cuidado y me deje llevar por la gravedad. Era genial disfrutar de algo bueno en mucho tiempo.

Mire hacia lo que habia sido una ventana, ahora desgastada por el paso del tiempo. La luna era hermosa, y desde entonces, las estrellas podían verse mucho mejor.

Volví a mirar mi lata de sopa. Suspire lentamente mientras me metía otro bocado a la boca.

- ¿Quién mierda eres y que quieres? - Resonó una voz familiar. Pude escuchar un crujido metálico en mi costado.

Mire detenidamente aquella figura con una escopeta en sus manos. Pude reconocer fácilmente quien era, incluso si no veía su rostro.

- ¿Noah? - La voz dijo palabras entrecortadas que se volvieron confusas. Pero al parecer, si era él.

Soltó el arma lentamente, asegurándose que los posibles ladrones de piel y seres sonrientes que aun sigan aquí permanezcan ignorantes de nuestra presencia. Cuando termino, le hice señales para que tomara asiento a mi lado.

- Me asustaste, Noah. - Suspire. - Que bueno volver a verte. -

Le extendí una de mis latas de sopa, la cual tomo sin pensarlo demasiado. Parece que no habia comido bien en semanas.

- La luna es particularmente hermosa hoy, ¿No crees? - Le mire de vuelta. 

Él tenia razón. Aun si el mundo estaba jodido, la luna seguía siendo hermosa.

The Backrooms: Vol IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora