Cientos de manos oscuras salían de aquella puerta. Sun estaba mirando, ansiosa.
Supongo que, esta esperando un verdadero reto que conquistar.
Noah estaba señalando con sus manos temblorosas a esa cosa. Estaba aterrado al ver la forma completa de ese ser.
Manos que salían de lugares imposibles, múltiples ojos moviéndose en todas direcciones y bocas con dientes similares a los de una piraña, abriéndose y cerrándose. La forma de esa cosa, era similar a un ladrón de piel, pero mas adaptado a una araña de algún cuento ficticio.
Aquella criatura, era sostenida por cadenas sumamente pesadas, las cuales eran supervisadas por los soldados que anteriormente se habían ido, por ordenes del capitán.
Si no estuviera sostenida por cadenas, podría jurar que no habría nada que lo detuviese de intentar lastimar a Sun.
- Esto es divertido. ¿Van a enviar a su mascota al matadero? - El capitán se mantenía expectante, mientras sacaba su arma de su bolsillo. Sun se rio cínicamente. - Bien, mas comida para mi. -
Me levante de donde estaba. Noah se escondió detrás mío, mientras Barb tomaba su bate y se preparaba para luchar.
Yo tome el arma que habíamos robado de la base. No iba a huir como un cobarde ahora.
- Oye, niño. - Por lo grave de su voz, supe inmediatamente a donde mirar. - No pensaras ir con esa arma, ¿O si? - Metió su mano en el bolsillo de nuevo, para sacar una especie de arma, similar a la que poseía en su otra mano, pero con un diseño diferente.
Extendí las manos, para indicarle que podía lanzarla, lo cual hizo sin pensarlo.
- Me debes una. - Grito, para luego mirar de nuevo a Sun. Hizo señales con la mano de nuevo, con lo cual, los soldados que sostenían a Lambda se preparaban para soltarlo.
Un disparo. Uno directo a su rostro deformado. Sun pudo bloquearlo fácilmente, pero fue sorprendida por los rugidos infernales de Lambda, quien le propino un golpe en la cara lo suficientemente fuerte para estamparla en contra de un edificio.
- AHORA. -

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The Backrooms: Vol III
Ciencia Ficción- Si, eso creo. Estuve en lo mío, como todos. - No despegue mi mirada de la luna. Era la única fuente de luz ahora. Recostarse en las frías paredes de concreto, alguna vez habitadas por seres egoístas, era... nostálgico. La humanidad es una especie...