Cualquiera podía verlo y escucharlo. Un agujero terriblemente ancho y palpitante yacía ahora en la frente de Sun. En respuesta, quejidos lastimeros entre mezclados con vulgaridades al azar. Intentaba cubrirse el rostro con ambas manos, buscando a su vez parar el sangrado y fingir que no estaba ahí, agonizante, dando pasos descuidados en el aire.
Era placentero para todos quienes tenían el honor de mirar. Incluyéndome.
- Maldito. Tu y esa mascota tuya son una verdadera molestia. - Sus palabras se escuchaban entrecortadas. En su afán de pretender estar bien, dejo que el sangrado fluyera libremente, manchando su rostro. - Te odio. Los odio a todos. Ustedes, malditos...- Justo antes de poder continuar, siluetas rosadas difusas salían de donde habíamos estado antes.
Las visiones y recuerdos de la brecha aun eran recientes para mi. Eso me ayudo a entenderlo.
Las siluetas tomaban la forma de quienes habia visto antes, cada uno en una formación similar a la de un domino, uno tras otro. Sun comenzó a lamentarse aun mas que antes, mientras cuestionaba al aire mismo por lo que sus cuencas sangrantes estaban viendo.
Cada uno de ellos le susurraba frases violentas, llenas de resentimiento y dolor, que aumentaban de intensidad conforme Sun perdía las pocas fuerzas que le quedaban. Aquellos seres parecían estar atados de alguna manera a la brecha, ya que se veían estirados, como si estuviesen esforzándose para salir.
No importa.
Algunos se presentaron formalmente. Frankie, Kane... no podría decirlo. Sun seguía quejándose, aunque, habia una diferencia.
Sus quejidos eran propios de alguien que temía por si mismo.
- Déjame. No. Tu no puedes hacer esto. - Algunas de las siluetas se deformaban en formas imposibles, tomando a Sun de cada una de sus extremidades. Ella seguía muy cansada para luchar. - No me regreses ahí. No, no, no... - Entonces, regresaron en si mismos hacia la brecha de donde provenían, con Sun gritando y derramando el liquido que se autoproclamaba como la sangre.
Solo dos de ellos se quedaron. Supuse que fueron quienes se hacían llamar Frankie y Kane.
Ambos nos miramos detenidamente. Barb se reincorporó después de unos segundos. Noah le ayudo a levantarse.
"Gracias." Dijeron ambos al unísono, mientras se tomaban sus manos suavemente. Hicieron una especie de despedida con las manos que poseían libres, imitando al resto después.
Antes de tener el tiempo suficiente para responder, la brecha se habia cerrado, para nunca volver a abrirse.
- Lo logramos. - Noah me extendió su mano. Me tomo unos cuantos minutos hacerlo.
Le sonreí. Él también lo hizo. Barbara tenia una expresión confusa en su rostro.
- Necesitamos un descanso. - Dije, al borde de un susurro. Estaba cansado. Noah asintió felizmente, mientras me envolvía en sus brazos.
Necesitamos un descanso. No me habia dado cuenta de lo bien que sonaba cuando nos involucraba a ambos.
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The Backrooms: Vol III
Ciencia Ficción- Si, eso creo. Estuve en lo mío, como todos. - No despegue mi mirada de la luna. Era la única fuente de luz ahora. Recostarse en las frías paredes de concreto, alguna vez habitadas por seres egoístas, era... nostálgico. La humanidad es una especie...