Un golpe en la mesa de madera donde el resto se encontraba reposando fue audible, haciéndolos saltar de los cómodos asientos de cuero ligeramente.
Todos temían su respuesta.
A decir verdad, las cosas habían escalado rápidamente a causa del pentágono y lo fácil que era la tarea de manipularlos. Todos los miembros del gobierno autoproclamado de los cuartos amarillentos, estaban al tanto de ello, desde hace un tiempo.
Junto con ello, se juntaba la identificación e incidentes aislados relacionados a una entidad de nombre Sweetie Sunshine, quien prefería ser llamado vagamente como Sun.
Esa cosa era una mierda.
- Esta bien, tenemos que usar a Lambda. En realidad, usar todo lo que podamos. Lambda no hará nuestro trabajo del todo, solo será esa distracción al limite del sacrificio. No importa. Es lo que se tiene que hacer ahora. - Las miradas de aquellos individuos temerosos, ahora se fijaban en él.
Entonces, el plan seria usar una criatura nacida de una realidad corrupta y hostil. Era fácil. Habían adoptado a esa cosa como una mísera mascota.
Todos en la sala ardieron en pánico y furia, aquello en partes iguales. Se gritaban o susurraban entre ellos, intentando llegar un punto en el que todos estuviesen de acuerdo.
Otro golpe en la mesa de madera. Mas silencio como respuesta.
- Envíen a todos. Todos cuantos puedan luchar. - Dijo, para irse de la sala sin mas. Parece ser que no tenia nada mas que decir.
Al final, tenias que callar lo que tenias para decir si tu superior habia callado primero. Sin embargo, aquel hombre que habia salido hacia poco tiempo, para ver el estado del mundo real, tenia mucho que decir aun.
Sus pasos eran rápidos y certeros. Intentaba alcanzarlo cuanto antes.
- Señor, espere. Señor, por favor. SEÑO...- El contrario parecía estar cediendo ante sus suplicas, parando al momento de escuchar su nombre otra vez. Debía aceptarlo, esto le tomo por sorpresa. - Señor, con todo el respeto que usted merece, creo que no deberíamos enviar a Lambda. Usted conoce a Sun. Usted la ha visto. Es un ser repulsivo. - Un suspiro cansado fue audible de quien él llamaba 'señor'.
- ¿Te importa tanto la vida de esa cosa como para no querer enviarlo? - Le dedico una sonrisa cínica. - Es divertido ver esta situación, ¿Desobedecer a tu superior, por un monstruo? -
El frio metal que conformaba el lugar donde se encontraban ambos de pie, parecía reflejar sus emociones perfectamente, colocándole una expresión confusa.
- Ese monstruo es eficaz, mucho mas de lo que usted lo será. - Eso fue todo lo necesario para iniciar una pelea entre ambos.
- No pregunte tu opinión. -
- Pues tal vez debería. -
- TU NO SABES NADA. -
- ¿AH SI? ¿Y QUE SE SUPONE QUE NO SE? ¿QUE USTED ES UN EGOISTA DE MIERDA? -
Su superior levanto uno de sus puños, estampándolo en el rostro de aquel trabajador rebelde que le estaba causando un dolor de cabeza. Quejidos lastimeros salieron con dificultad de ese saco de carne viviente en el piso.
El golpe habia sido lo suficientemente fuerte como para cerrarle su sucia boca.
Mientras él se retiraba de la escena, no podía dejar de pensar en sus palabras. El no estaba siendo egoísta, estaba tratando de recuperar los pedazos aun intactos del mundo donde solía vivir.
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The Backrooms: Vol III
Science Fiction- Si, eso creo. Estuve en lo mío, como todos. - No despegue mi mirada de la luna. Era la única fuente de luz ahora. Recostarse en las frías paredes de concreto, alguna vez habitadas por seres egoístas, era... nostálgico. La humanidad es una especie...