Tercera temporada de, Ellie Hargreeves: The Beginning of Destruction.
Historia basada en la serie original de Netflix "The Umbrella Academy". A excepción de Ellie Hargreeves, todos los demás personajes pertenecen a Steve Blackman quien es el...
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Narrador Omnisciente.
Número Uno caminaba por uno de los pasillos del hotel con una botella de licor en la mano. Sloane y él iniciarán su fiesta del fin del mundo a la brevedad y le había correspondido buscar el hielo y la bebida, aunque no había tenido éxito con lo primero.
Al pasar por la suite rosa, se detuvo en seco, y regresó unos cuantos pasos para ver desde la puerta entreabierta a su padre del otro lado, quien en realidad no lucía nada bien.
Luther lo pensó un segundo. Y aunque su cerebro le decía que era una mala idea, este solo soltó un suspiro resignado.
— Ah, carajo.
Corrió por completo la puerta, provocando que esta rechinara, llamando la atención de Reginald sentado en el sofá afelpado.
— Hola, papá.- lo saludo en cuanto se adentra un poco en la habitación.
— Krug del 68. - contestó viendo la botella en las manos de Luther. — Un excelente año.
— Sí, para un último brindis con Sloane, antes de...- Reginald asintió. — Y no había hielo en nuestro piso, así que...
— Mmm.- dejó de verlo.
— ¿Estás bien?
— Este es el fracaso de mi vida.- Luther bajo el rostro ligeramente apenado. — Estoy aquí sentado ante siglos desperdiciados porque una versión diferente de mí no fue amable con sus hijos.
Número Uno soltó un suspiro. Dejó el cubo con la botella en una de las mesitas del lugar antes de continuar; — Mira, papá. No es tan simple, ¿está bien? Es muy difícil decirte que no. ¿Lo sabías?
Reginald no le respondió.
— Pero tuve que hacerlo.
Su padre se puso de pie acercándose a él. — Luther, el universo se está desgarrando.
Número Uno no dejó que terminara de acercarse cuando el camino más dentro de la recámara. — Si, lo sé, lo sé, pero siempre hay algo, ¿sabes? - se detuvo para verlo. — Viví toda mi vida por ti.- y con reproche continuo; — Todo lo que querías que hiciera lo hice.- Después negó. — Pero ya no lo haré más.
— Ni deberías.- respondió para su sorpresa. — Eres un hombre excepcional, Luther. A pesar de lo que te he hecho, espero que puedas perdonarme.- pareció que se le quebró la voz al final.
Luther estaba muy confundido, sin saber qué decir.
— ¿Lo harás?- se acercó a él, hasta reducir el espacio entre ellos considerablemente. — ¿Podrías perdonarme, hijo?
