II. La Batalla (I)

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Segundo Relato.

"La Batalla"

Primera parte...

Todo lo que rodeaba a los habitantes era un día perfecto para jugar en el descampado, echarse unas partidas al póker, o incluso ir a la hamburguesería de la esquina para disfrutar de sus delicias

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Todo lo que rodeaba a los habitantes era un día perfecto para jugar en el descampado, echarse unas partidas al póker, o incluso ir a la hamburguesería de la esquina para disfrutar de sus delicias...

Hasta que llegó ese momento.

¡BAM!

Una casa explotó al lado de la hamburguesería donde los comensales comían sus hamburguesas y patatas fritas.

Hizo volar a las personas que estaban sentadas al lado del escaparate, seguido de lo que pareció un temblor parecido a un temblor a aproximadamente un terremoto de escala Richter nivel 3.

Un segundo más tarde, las personas que paseaban cerca de la hamburguesería o de la casa que explotó huyeron despavoridos gritando aterrorizados.

De la casa salía mucho humo mezclado con un fuego intenso.

—¿Qué está pasando? —dijo Daniel, un adolescente rubio con ojos azules, con gafas, y notable en los estudios, vestía una camiseta blanca de deporte y unos pantalones cortos (también de deporte).

—¡Tenemos que irnos, Dani! —dijo Andy, una chica adolescente de pelo largo de castaño oscuro, no llevaba gafas ni coleta y vestía unos tirantes y falda (de verano).

—Pero, esperadme —dijo Quiche, un muchacho con bastante grosor (no bastante sino mucho), pelo recién cortado de hace días, y por supuesto, odiaba correr frente a todo (excepto si hay arañas a la vista, él corre más que una moto).

—Y mira que eres lento, Quiche; tienes que reducir esa barrigota que me llevas —dijo Damián, un chico que no destaca ni por asomo en ninguno de los aspectos que presentaba en ese momento (de hecho, él no quería llamar la atención si pudiera, aunque no lleva nada destacado, llamaba la atención por su simpleza), lo que más le gusta es el arte, a veces puede ser un poco brusco.

» Aunque por supuesto, la amistad antes, según él...

—¿Qué barrigota ni que barriga? —preguntó Quiche extrañado—. Yo solo tengo los huesos grandes, qué coño estás diciendo sobre mi barriga monísima y esbelta...

En situaciones normales, el resto se habría reído, no obstante, no estaban para risas.

—¡AAAHHHHH!

El grito estremecedor de una señora surgió de entre los escombros de la casa incendiada.

Todo el mundo había escapado del lugar de los hechos sin dejar rastro, nadie parecía querer permanecer en un lugar tan ajeno a la sociedad (según en aquel panorama indescriptible).

Los miembros de la pandilla se miraron unos a otros.

—Creo que deberíamos de mirar lo que ha pasado —dijo Daniel.

—No me parece adecuado, pero no hay otra opción —dijo Damián.

Los cuatro adolescentes avanzaron con cautela hacia la casa en llamas, el humo espeso y el fuego crepitante envolviendo el ambiente a su alrededor. La escena era apocalíptica, pero la curiosidad y la valentía impulsaron a la pandilla a adentrarse en la tragedia.

Al acercarse, pudieron distinguir una figura en medio del caos. Era una criatura gigantesca, con garras afiladas y ojos llameantes. Emitía un aura maligna que envolvía la casa en llamas y creaba un escalofrío en el aire.

—¡Es un monstruo! —exclamó Andy, retrocediendo instintivamente.

—No podemos permitir que cause más daño, debemos derrotarlo —afirmó Daniel con determinación.

Quiche, aunque no era el más ágil, mostró una inusual destreza al lanzarse al ataque. Corrió hacia el monstruo y golpeó su pierna con todas sus fuerzas. A pesar de su aspecto robusto, su golpe apenas hizo mella en la criatura, pero logró llamar su atención.

—¡Eh, feo! ¿Por qué no vienes a por mí? —provocó Quiche, saltando ágilmente para evitar los ataques del monstruo.

Mientras tanto, Damián utilizó su ingenio artístico para crear un plan de ataque.

Observó detenidamente el entorno y notó que un montón de escombros se encontraba a pocos metros de distancia.

Tenía una idea en mente.

—Daniel, Andy, necesitamos distraer al monstruo y dirigirlo hacia los escombros. Tengo un plan para derribarlo —explicó Damián, compartiendo su estrategia con sus compañeros.

La pandilla se organizó rápidamente. Daniel y Andy tomaron posiciones a ambos lados del monstruo, atrayendo su atención con movimientos rápidos y evasivos.

Mientras tanto, Quiche continuaba lanzando golpes y burlas para mantenerlo ocupado.

Damián se adelantó sigilosamente hacia los escombros y comenzó a crear una obra maestra improvisada.

Utilizando los restos de una estructura derruida, construyó una especie de trampa improvisada.

El monstruo, enfurecido y sediento de sangre, siguió a Daniel y Andy hacia la trampa sin darse cuenta de la artimaña.

En un momento crucial, Damián dio la señal a sus amigos.

—¡Ahora!

Daniel y Andy se separaron rápidamente, dejando al monstruo en el medio del camino.

El enorme ser cayó en la trampa, los escombros cediendo bajo su peso y atrapándolo en un pozo improvisado.

La pandilla se miró entre sí, sonriendo por el éxito de su plan.

Sin embargo, el monstruo aún no había sido derrotado por completo.

Se liberó con un rugido ensordecedor y se levantó, listo para continuar su ataque.

—¡No podemos rendirnos ahora! ¡Tenemos que darlo todo! —gritó Daniel, lleno de determinación.

—¡No podemos rendirnos ahora! ¡Tenemos que darlo todo! —gritó Daniel, lleno de determinación

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La historia continúa en la segunda parte...

Bat_Luis (2023)

Antología del Primer Aniversario ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora